Perfil público

Desde pequeño me encontraba extraño en las pandillas. Entonces, naturalmente, no sabía ponerle nombre a esa sensación de no pertenecer. Estuve en el colegio, fui un buen alumno, pero no formaba parte de ningún grupo. Incomodidad de no ser de ellos. No estoy hablando de sufrimiento, de acoso; nada de eso. Incluso me apreciaban, pero yo no me integraba entre ellos como ellos lo hacían. Empecé a destacar jugando al fútbol, esa dedicación que contribuye tanto a socializar a los solitarios. Pero mi aventura en los partidos también era solitaria, y esto me es difícil explicarlo. Yo entendía el juego de equipo, centraba al mejor situado. Disfrutaba con mis goles y asistiendo para que los marcasen otros. Pero después del partido, celebraciones o cabreos y gritos, mientras yo, en un rincón, escuchaba y observaba.
Hice medicina, y nunca tuve un grupo de médicos con los que tuviera sensación de sentirme incluido. Sí he tenido amigos, pero no conectaba con los de mi profesión.
Realmente a gusto, casi solo estaba cuando me sentaba ante un cuaderno de páginas blancas y escribía mis cosas, mi extrañeza ante la realidad. No, no os debéis preocupar: tuve novias, me casé y la quería, tengo dos hijos, los quiero, me divorcié, ya no la quiero, me volví a casar con otra, y la quiero. O sea, lo normal. Pero siempre un poco esquinado.
Mi vida ha cambiado cuando he sido capaz de salir de un armario especial, por llamarle con terminología al uso. Me refiero a cuando fui capaz de decir: yo soy escritor aun cuando no escribo; yo soy un lector, siempre. Y esto es lo que escribo, y esto es lo que leo. No son aficiones, soy yo. Solo entonces sentí que reconocieron el Yo con el que me identificaba. No hablaré de felicidad, eso es una exageración, una mentira. Solo afirmo que, ahora, pasados muchos años, he logrado desprenderme de muchas máscaras. Ahora me entiendo mejor con la gente, porque no me escondo como un raro, y creo que me ven ya más como soy y lo que hago. Es un alivio rondar por ese mundo donde escarbar bajo la realidad es la principal actividad, y buscar y aprender a darle forma por escrito a esa búsqueda, da sentido a la mayor parte de mis horas.