Para los valientes viajeros

Música para escuchar mientras lees:

Por los senderos que llevan a oscuros bosques frondosos en invierno pasa el viajero, con una mochila colmada, una mirada fija, un paso seguro y recto… con un mundo interior lejano e incomprensible. Su punto de partida fue su hogar hace años atrás y ahora sus memorias ya no pueden recordar dónde este siquiera queda… abandonó a la familia. Se fue para viajar. Porque su corazón se lo decía, sus pies lo llevaron… lo llevaron… a viajar.

A él o tal vez a ella, el viajero puede ser cualquiera… la cosa es que, a este viajero, no le cuentan historias de la vida y menos del mundo… conoce de variados paisajes, conoce de callos dolorosos en los pies, de incontables caminatas largas y sin descansar…de amor al arte… y, sobre todo, de su don tan especial.

¿Don?

Este don tan curioso y único, trata de que en su preciosa mente es capaz de guardar paisajes con total detalle, y los guarda de una manera magnífica, dejándolos cargados de emociones en su memoria, así entonces; los asocia a su infancia, a una persona que alguna vez conoció y que ya no recuerda, a otros paisajes… a canciones que durante su marcha alguna vez escuchó, a la vida o a sí mismo… y así pasa, recordando y asociando, analizando, descubriendo… en su don lo que menos olvida son los detalles y lo que más recuerda son las emociones, las emociones tristes o felices que los paisajes diversos en su camino le van provocando. Sin fin…

Viaja por esas obras de arte creadas por la sabia naturaleza… por esos pastos ubicados perfectamente sobre aquellas musgosas rocas… por esas largas lagunas pacíficas y llenas de vida… pasa por esos rayos de sol que atraviesan los troncos de los árboles, por la humedad de las plantas por la mañana… por el olor a tierra, por el olor a naturaleza… a vida… a libertad y a soledad… una soledad exquisita que jamás le podrá enloquecer. Sólo engrandecer.

Admiro a esos viajeros aventureros y cuánto quisiera tener el valor y la valentía para viajar tan lejos como ellos…