Desvanézcame usted

en briznas

que lleve raudo el viento,

y contaré yo al mar

cuánto le anhelaste,

pues si me devuelve una ola

a tu playa,

sabrá el sol antes de morir

que el cielo carmesí,

aún ensangrentado,

no ha dolido más

que perderme

tus ocasos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS