En el año 2379 de nuestra era terrana o d.c. la humanidad llegó y colonizó por primera vez un planeta extrasolar llamado Ran-4, cuya distancia con La Tierra es de 10 años luz aproximadamente. Ran-4 era un planeta oceánico y los primeros colonos tuvieron problemas, incluyendo ahogados por el océano del planeta. Por suerte, la nave espacial Mamacocha de la empresa Ōgenós-Gaia rescató a los ahogadas gracias a su sofisticada inteligencia artificial y los androides de la nave. Así se colonizó el primer planeta habitable y crearon los Astrocontroles orbitales para colonizar el próximo planeta habitable: el planeta Ross.
El planeta Ross estaba a 14 años luz de la Tierra y a 4 años luz de Ran-4, por ésta razón los colonos nacidos en Ran-4 partieron al planeta Ross en el año 2465 de nuestra era terrana. Se había establecido hace ya tiempo qué había fechas locales de planetas y una fecha universal de la humanidad basada en el propio año que transcurre en la Tierra llamado ‘nuestra era terrana’.
Años antes de partir, la población heredera de la tripulación Mamacocha había creado una sociedad del arte y la grandilocuencia académica en general. Los Rancuatros se alejaron del océano creando una isla con la idea de crear una Atlantida extrasolar, un lugar alejado de las impurezas de los terrícolas que dejaron atrás. Las expresiones sobre las sensaciones y la filosofía afloraban. Destruyeron la nave Mamacocha para evitar los controles de la inteligencia artificial de la empresa y la reajustaron para su propio uso con la idea de llevar su propia cultura pacífica y académica. Hacían poesía mientras tenían intimidad, pintaban mientras trabajaban los androides, cantaban mientras cultivaban, enfocaban toda actividad humana al alma donde lo que importaba era lo de adentro y no lo estético superficial o mundano, las expresiones del alma por sobre lo material. La estética y belleza filosófica estaba en lo espiritual. Por éste motivo se cambiaron el nombre de Rencuatros y se llamaron Filios. Los Filios llamaron a la nueva nave espacial como Espuma I. Por supuesto, los Filios tripulantes que se dirigían con la Espuma I al planeta Ross eran personas que se amaban unas a otras afectiva e intimamente para procrear y llevar su forma de ser al planeta.
En el año 2469 de nuestra era terrana los Filios de la Espuma I llegaron a Ross y vieron que el planeta era habitable con vida propia, pero sin especies civilizatorias. Sin seguir ningún protocolo ni llevar arma alguna más que sus palabras académicas, empezaron a dibujar y hacer poesía del planeta y sus seres vivos, veían belleza en cada cosa o ser vivo ya que para ellos la belleza estaba en las maravillas del existir. Declaraban amor al planeta y se repetían a sí mismos que se amaban como amaban la vida en el planeta.
Una especie de araña los recibió con un desencuentro y picó a uno de ellos en el cuello, que era pintor. El pintor se acurrucó y declaró la maravilla de ser bendecido por aquél delicioso ser, mientras fingía el dolor. No querían matar ninguna criatura ni hacer daño y creían que había que enseñar con amor, una de ellas era poeta y puso la araña en una hoja, declarando que le deseaba larga vida. La araña se quedó mirándola unos segundos para procesar el contacto y se fue con absoluta indiferencia. Así pasearon por el planeta declarando a la vida del planeta sus intenciones pacíficas, mientras el planeta seguía su ritmo ecológico de comerse unos a otros con absoluta indiferencia a los visitantes. La poeta, cuya belleza física era deslumbrante como su pelo rubio, moría de ternura por cada criatura del planeta mientras una serpiente se comía a un pequeño roedor por detrás de ella. En el atardecer, el paisaje del cielo era rosa como la simbologia cromática del amor mismo y todos amaron el cielo. Llamaron al planeta Ross por el atardecer de manera temporal, ya que no querían imponer si quiera un nombre al planeta para no intervenirlo espiritualmente de ninguna manera. Se metieron a una cueva al anochecer para hacer un fuego y dormir luego, donde se frotaban las manos en la cara y se expresaban amor mutuo y propio. No querían tener intimidad para no intervenir el planeta de alguna forma mundana.
Cuándo dormían, una sustancia química rosa impregnó la cueva que despertó a los Filios exploradores. El científico del grupo utilizó un aparato para analizar la sustancia rosa, mientras le declaraban amor a esa sustancia, y el científico declaró que era una especie de feromona. Era parecido al enlace químico de una feromona, pero cuyos electrones y enlaces estaban invertidos, unas antiferomonas. Aparentemente, tomaban prestados electrones y formaban enlaces nuevos, pero no eran resultados concluyentes. Lo cierto es que la sustancia tenía un olor a perfume agradable para el olfato humano y lo denominaron el perfume de Ross.
A uno de ellos, el escultor, se le hinchó un poco las venas de los brazos y le salió manchas negras. El tipo se asustó y el científico dijo que, tal vez, era una reacción alérgica. La poetisa y la cantante se le acercaron al escultor, que tenía rostro de modelo, para tocarle el brazo y calmar el susto del escultor. La poetisa le dijo que la estética superficial no importaba, solo importa la belleza de sus expresiones y escultoras, afirmando que ella lo iba a amar igual y cuidaría de su salud como también así amaba su propia salud y su cuerpo. El escultor declaró que iba a hacer una escultura de si mismo para inmortalizar esta alergia y engrandecer el amor por sí mismo y su cuerpo.
El perfume se esfumó poco a poco y declararon que debían dormir para descansar sus maravillosos cuerpos. Al siguiente día la cantante se despertó primero y dió un grito que despertó al resto, que vieron el horror que estaba ante ellos. El escultor se había hinchado como un gran gusano de tamaño humano, era él con su rostro y extremidades pequeñas, pero con un cuerpo de chorizo arrugado o gran gusano. El escultor estaba chupando los dedos de la cantante con una baba rosa y blanca. Todos se hicieron para atrás y el escultor hablaba, pero con dificultad por el ahogo constante con la saliva o baba. El escultor le repetía que la amaba tanto que le chupaba los germenes que la cantante tenía en la mano para limpiarselos y comer esos germenes. Le repetía que la amaba y la cantante se alejaba gritando. El escultor se le acercaba, arrastrando su cuerpo con sus manos y la cantante agarró un palo cercano. El escultor le dijo a la poetisa que la amaba y se quiso acercar a ella, la poetisa se alejó mientras gritaba y lloraba. El científico volvió a intentar dar una explicación con respecto a la antiferomonas. La filósofa del grupo se puso encima del escultor y empezó a besar la espalda redonda e hinchada del escultor y le dijo que era hermoso, saliendo baba de la espalda pegada con la cara de la filósofa, filósofa que se le notaba las venas hinchadas. La filósofa se bajó del escultor y, con la cara llena de baba rosa, se acercó al pintor preguntándole se la amaba. El pintor se alejó y la filósofa intentó agarrar del brazo al pintor diciéndole que lo amaba. La filósofa arañaba al pintor y le vomitó baba rosa en la cara. El escultor se había acercado al pie de la cantante e intentó agarrarle el tobillo diciéndole que la amaba y la cantante, del susto, le dió un golpe con el palo al escultor. La cantante le pedía disculpas llorando y el escultor empezó a largar un chorro de sangre rosa en la zona golpeada. El escultor miró a la cantante y sonrió diciéndole que la amaba sin importar el daño, queriéndose acercar otra vez para chuparle los dedos del pie. La cantante salió corriendo y le siguieron el paso el científico, la poetisa y el pintor. La filósofa los persiguió corriendo y gritando que los amaba, que no quería hacerles daño y solo quería besar sus hermosos cuerpos. El científico se tropezó con una raíz grande de un árbol y su cara hasta el pecho cayó en un charco de ácido rosa que no dejaba dolor en la corrosión. El resto miró la caída mirando para atrás y el científico pidió ayuda mientras se le derretía la piel de la cara. De lejos, vieron que la filósofa se acercaba a ellos corriendo. El pintor se quedó petrificado mirándolo y la cantante junto a la poetisa corrieron, abandonando al científico. El pintor le pidió disculpas al científico y también se fue. Se preguntaban que pasaba con ése planeta y corrían para volver a la nave, mientras la poetisa decía que era un asqueroso lugar. La cantante empezó a toser y se pararon un segundo para asistirla. El pintor apoyó la mano en el cuello de la cantante para ayudarla y se lo apretó un poco más. El pintor le preguntó si estaba bien para procrear, con un tono libidinoso, y cuando la cantante lo miró vió que el pintor tenía dientes color rosa verticales en el trígono retromolar de la boca, expulsando baba blanca pegada a los dientes. La cantante se alejó del pintor y se acercó a la poetisa, amenazandolo con pegarle con el palo. El pintor se pasó las manos por la lengua para llenarselas de baba blanca pegajosa que desprendía hilos con los colores del arcoiris y le respondió a la cantante diciéndole que se deje pintar. El pintor declaraba que quería ver a sus amadas obras vivas y que siempre pintó por amor a ellas. La cantante le arrojó el palo al pintor con la intención de golpearlo y las chicas corrieron. El pintor se quedó parado mientras se relamia los labios con su lengua babosa. En la persecución, la filósofa apareció por delante con su cabello transformado en tentáculos y atrapó a la poetisa. La filósofa le dijo qué siempre envidio la belleza de la habladora poetisa y la empezó a ahorcar con los tentáculos. La poetisa intentó golpear a la filósofa y le pidió ayuda a la cantante. La cantante aprovechó que la poetisa era la presa y escapó del lugar para llegar a la nave. El científico con la piel derretida y el pintor se acercaron a la poetisa, que estaba siendo ahorcada por la filósofa, y el pintor le pasó las manos en la cara a la poetisa. La poetisa gritó y lloró insultandolos antes de que las manos llenas de baba blanca con hilos coloridos derrita su cara poco a poco. La cantante llegó a la nave y, por los nervios, sacó un papel que se le cayó al suelo junto a otras cosas hasta que encontró su tarjeta para abrir la puerta de la nave. La cantante entró a la nave y cerró la puerta de la nave justo cuando llegaban sus ex compañeros para atacarla. La cantante empezó a toser dentro de la nave y se arrodillo arrastrandose con sus manos y piernas camino al comando de la nave que funcionaba tanto manualmente como por voz, hablándole a la inteligencia artificial.
La cantante no podía hablar y empezó a eructar fuertemente, varias veces eructo con un sonido muy grave. La cabeza de la cantante se hinchó y no pudo soltar palabra alguna ni llegar al comando manual por la hinchazón en la garganta que no la dejaba respirar.
Una araña gigante rosada salió de la cueva y empezó a comer el jugo de sangre rosado del escultor hinchado como un gran gusano. La cantante se desmayaba poco a poco, mientras la araña empezó a envolver al escultor con una telaraña rosada. La cantante escupía rabia rosada, muriendo poco a poco, y desde su boca empezó a exhalar ése perfume rosado por toda la nave. Salvo por la canante que murió dentro de la nave, el resto de los exploradores transformados por el perfume fueron envolvidos por la telaraña de la araña gigante y arrastraba los cuerpos como si fueran momias, con hilos de telaraña pegados a su abdomen.
El papel que dejó caer la cantante se dió vuelta por el viento y se vió la estrofa de la canción que estaba creando: «Te amo más allá de lo superficial».
Mientras se veía el papel, la araña gigante absorbía el jugo que se formó dentro de sus cuerpos, sin comerles sus superficiales pieles. Pieles que eran incomestibles para la araña.
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