El cielo esta oscuro. Ni una sola estrella ilumina la noche. Las lucecitas de las casas, tan juntas, opacan toda estrella que podría iluminar el cielo. El bullicio de la gente se escucha a lo lejos, indistinguible. Respiro. Me duele cada parte de mi ser, de mi alma. Gritos desgarradores vienen de mi interior, pero se quedan en mi garganta, sin emitir sonido alguno. Mis ojos lloran, pero no sale ni una lágrima, mi corazón se rompe… Pero no caen sus pedazos. Sigo andando sin rumbo, pero al lugar de siempre. No hay escapatoria. Aunque pase por el cielo, siempre debo volver al infierno…
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Johana.
Octubre, 2019.
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