«Debes aprender a fingir tranquilidad
mientras sangras con el pecho en alto
Debes aprender a volar
mientras sangras con el pecho en alto«
Eduardo Pávez
I
Hablo de mí cuando hablo del alba
esperanza, luz solar en mi cuerpo
limpiando toda herida del tiempo
pisando otra vez, con mis pies, la hierba
Probar, al compás de la amarga yerba,
dulce tabaco que yo luego culpo
Y en esos juegos también versos palpo
para así escaparle a la tumba
La noche, a paso lento, ya se acerca
y las perras negras me comen los pies
Solo me nace a vos recordarte
para así volver a leerme en tu arte
¡Ay, bella flor! espero tu no cambies
y sigas, con tu verdor, de mi cerca
II
Bello dibujo de lágrimas que hace
el grafito en las amarillas hojas
Poesía, catarsis para mi sangre floja
Resplandor de mi alma que hoy renace
Palabras para que la tormenta pase
algebra de labios que el aire moja
para poder limpiar mi luna roja
y que la muerte ya no me alcance
Despertar mañana, difícil tarea
No debo dejarme llevar por la marea
así que fumo escuchando prosas
Y tu cariño de símbolos, cosa
que no deja esperanza de cantarme
Ya no puedo en la tumba decantarme
III
La espera interminable de este viernes
primavera sonriente vistiéndola
Aquella calidez de mar –como ola-
viendo colectivos indiferentes
Me pregunto ¿En mí qué es lo que ves?
y me ruborizo al verte tan sola
¡Qué alegría escucharte decirme “hola”!
Al vestirme ahora con tu blanca tez
El aire Piazzolla abraza con notas
para verte alegre ahora donde éstas
El invierno muere de tanta poesía
Recuerdo como con versos te hice mía
y yo fui tuyo al ver tus esmeraldas
Me basta ver todo el esmero que das
IV
Desprende infinito todo lo que tocas
y quizá, la extensión de tu silencio
también. Para volver a mi corazón recio
y duro como maltratadas rocas
No, su porfía de amarte lo hace gotas
porque de tu amor es su artificio
Pensarte y escribirte son su vicio
Compleja y bella, del jazz sos sus notas
Sin tu perfume igual respiro tu voz
¡Que la distancia muera! Y volver a vos
Brotan prímulas sin tu aroma
“Nosotros” sin punto, sino una coma
Con estos ojos que me diste entro
en casa de la espera de tu encuentro
V
Rejunte, en el insomnio, de sílabas
mi forma de embarcarme en el sueño
Mil horas madrugales que desdeño
Reluce la melodía que silbas
Repuse mi navegar en las sillas
Mirlo negro, esta noche sé mi dueño
miro a tus eternas alas con empeño
recurse así al descanso de miradas
Minos -tú- de mi cretense mente que
repunte -quizá- a mi encuentro con Godot
Mito teatral, crecientemente por Beckett
Reduce, oh pájaro, el mundo y todo
microcosmos frenético y me ubique,
rehúse y abandone esta vigilia
VI
El milenio nocturno se nos cuela
resiste amado en anclada ausente
reviste a la noche cansada aún ente
Té, silencio concluso, beso, vuela
Ten mi reino, sol mudo, llegó tu vela
bebiste hasta volver sana a la muerte
Persiste al gran llover, camarada fuerte
Desfile mío -oscuro- temo duela
Ve, mire lindo con humos que no vuelvan
Temible hada ¡Oh espada! nada tu temes
esgrime fino ¡Con furor! que no llueva
Decir «nevada con escarcha, cada luz quemen»
Surrealismo de madrugada interno
fonéticos juegos a ver si duermo
VII
Sin armaduras para la vida cruda
Vestido diáfano-alba sobre el cuerpo
Vestigios de mi alma sobre el no-tiempo
Cine interno acromático en duda
Sintaxis desordenada que suda
Ves timones trémulos, yo discrepo
Vestiglos a enfrentar, mi pasatiempo
Sin voz la luna, pero nunca muda
Sol saliendo, mis ojos van ardiendo
Tanta negrura en el cuerpo es pirexia
Zorzal ¡Calla! a tu infierno voy yendo
Tan tambaleante está el aire fucsia
Sobras salobres de estos ojos riendo
Tanto tantear el pecho me asfixia
VIII
ya solo fumo y me cubro en niebla.
con este humo me disparo cual arma,
así consumo lo que queda de mi alma.
número nulo que esta noche me habla.
paracaídas que mi cielo nubla,
caída en la parca, tal vez es mi karma.
soy esa barca perdida en buscar calma,
silencio que abarca el dolor y lo dobla
mi sangre que el lápiz ahora narra,
color ocre de este corazón torpe,
mediocre herrumbre que no se borra.
mariposas no llegan, siempre sierpes
y serpientes que mi cuerpo hieran.
si me vieran escaparía de la muerte
IX
Decenas de sucesos: excesos,
decesos, descensos a mi locura
Irreparable e irremediable cura
¿Ser docente decente? No hay huesos
Tan densos los celos, quizá pluviosos
empapado en par ordenado, dura
vida de imaginaria estructura
¡Ruinas! un extenso nervio tan tenso
Onomatopeyas de huellas ausentes
Aún te espero, pero sé que no hay roce
de mí por tu mente ¡Oh, perdido ente!
Tan inerte por la muerte espero
Espero el espeso llegar del goce
de tu amor a mordidas primero
X
El vacío cenicero ansío llenes
Tanto hastío tan sincero me incinera
encerrado encima de tu espera
Danza de la esperanza ¿Por qué no vienes?
Viernes moribundo de mi mundo eres
en contraste encontraste la manera
de verter mi quimera y ver la cólera
¡Que no beba la morena pesares!
Pesadez pegada a la nevada
En el desierto, siento congelarme
Con hambre miento a las queridas hadas
Azada de la parca va a matarme
y sembrar hebras blancas en el cielo
-Algo anda volando hacia el frío hielo-
XI
ratas por esas flautas encantadas
la murga de la mugre que ellas bailan
lágrimas tan violentas que nos salan
reyes de agrias vidas inventadas
pocos laberintos donde esconderse
troncos laten y nosotros: silencio
sumisión y servidumbre: su vicio
sin munición, imposible ya verse
solo caen en la existencia nula
todo ascensor del pensar inaccesible
visible nada queda, sin la duda
asesinan a los hombres sensibles
y son cómplices los que ya no luchan
Hoy en día la desesperanza es mucha
XII
Futuro vestido de tus ojos café
despertando mis sueños de distracción
Dadora de vida que borra mi adicción
Ilustradora de mi obra, mi epígrafe
Ya no existe ninguna catástrofe
desde que existo gracias a tu observación
Raro, de existencia única, quizá función
siguiendo tu paso constante de profe
En tu suavidad concluye mi caída
para descansar y admirar eterna
tu sonrisa de flores sin medida
Con tu amalgama de adrenalina
y felicidad pintando mi mundo
Con tu nombre y el alba me fundo
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