El Canino Rabioso

El Canino Rabioso

John Lautaro

22/08/2023

                                                            Capítulo 1

Un lugar en lo desconocido

Todo comenzó desde esa terrible nevisca que cayó sobre las montañas Humboldt, nunca olvidare esa tragedia, miles de personas fallecieron tras ese incidente, y pocas lograron vivir para contarlo; la policía llego a la escena para socorrer a las víctimas, por mientras yo y mi compañero Santiago íbamos camino a la jefatura para resolver un caso bastante extraño.

Sucede que alrededor de las montañas se habían reportado explosiones masivas la noche del incidente, lo más probable es que esto haya sido el artífice de la gran avalancha que acabó con la vida de toda esa gente, decidimos comentarle el caso al jefe; al entrar notamos algo extraño en la sala, las paredes estaban rojizas y las cortinas cerradas, los muebles estaban destrozados, todos rasguñados y con el relleno por fuera, similar a una batalla entre dos felinos. Al mirar detrás del escritorio lo encontramos sin vida, con la sangre brotando de su garganta y con su último aliento, nos dijo:

– ¡El dios de la muerte viene por nosotros! – exclamó, mientras cerraba lentamente sus ojos, ante una muerte inevitable.

Los días pasaron y los oficiales quedaron heridos por los hechos recientes, pasamos de tener un caso que resolver, a simplemente sentirnos indefensos dentro de nuestra propia comisaria, a simple vista todos parecían sospechosos, pero eran solo ideas vagas que salían de mi mente.

Durante el almuerzo, Santiago y yo intercambiamos palabras sobre lo sucedido:

– ¿Qué sucede te ha comido la lengua el ratón? – insinuaba Santiago

– Es bastante raro, porque razón nadie estaba resguardando al jefe dentro de la comisaria-

– ¿Qué pretendes hacer? Todos los que han abordado el caso han sido silenciados, y no parece obra de una sola persona, esto se ha vuelto una organización – comentaba molesto Santiago.

Al terminar, nos mandaron a nuestros puestos habituales, otro dirigente ocupo el cargo que dejó vacante la muerte del jefe, pero por más difícil que fuera aceptarlo, había que seguir adelante.

Llegué a casa acabado, nos confiaron realizar guardias nocturnas pasada la media noche, esto nunca había sucedido antes ¿por qué de repente todos empezaron resguardar la jefatura? Como si hubiesen ocultado algún secreto, meditaba esa pregunta mientras me levantaba a desayunar temprano.

Agarre el bus de las 6:30 y mientras recorría las calles de la ciudad, una extraña sensación de nostalgia invadió mi cuerpo, tenía la leve sensación de estar repitiendo este día otra vez, aunque no le tome mucha importancia, y seguí como de costumbre a la comisaria. Al ingresar, note un aroma intenso a pólvora y plástico quemado, enseguida saqué mi arma y procedí a registrar el lugar, siguiendo el rastro de sangre en el suelo, comencé adentrarme más en el lugar, cuando abordé por la puerta principal, mis ojos no podían creer lo que estaba visualizando, todos mis compañeros de equipo, eran cuerpos sin vida en el salón principal, estaban acomodados de tal manera que formaban una gran pila de cadáveres; aborrecido por lo sucedido, me di la vuelta dispuesto a regresar a mi casa y mientras corría desesperado por salir, una voz me dejó atónito:

Te tengo oficial– fueron las últimas palabras que escuche antes de desvanecerme

                                                                Capítulo 2

El Opaco Resplandor

Mi cuerpo se sentía pesado y débil, por poco y no logro levantarme de mi letargo, y descubrí inmediatamente algo impensable, estaba dentro de una gran habitación, las puertas y ventanas estaban cerradas, y dentro de esta un largo camino a oscuras, el cual estaba pensando si adentrarme más a fondo o esperar por ayuda; y de pronto se hizo la luz.

Un estruendo se escuchó y antes de si quiera pestañar, una voz se escuchó por todo el lugar:

Miren a quien tenemos, al poli bueno, el que busca la justifica y la paz en la ciudad, claro sin antes haber, aunque sea salvado la vida de alguien ¿verdad? – exclamaba aquella voz con cierto sarcasmo en sus palabras.

Luego de esto, empecé a recorrer todo el lugar, estaba todo bastante tapado, era como si hubieran preparado todo esto con antelación, confiado en mi manera de razonar las diversas situaciones, seguía sin comprender quien había tramado este circo; parece bastante surrealista que alguien hiciera todo esto para hacerme pasar un mal momento, tiene que haber otra explicación detrás de todo este tema.

Mientras seguía pensando en tantos caminos para llegar a una respuesta, me topé con una gran habitación, en ella había dos puertas, la primera tenía un garabato en la madera, del cual podía distinguir a un león enjaulado, y en la segunda había una especie de garabatos, pero estos eran bastante diferentes al primero, solo eran simples trazos de línea y círculos por toda la puerta, al instante me percate que el lugar parecía que se iba a caer a pedazos tan pronto como amaneciera, así que elegí la puerta número dos sin dar rodeos.

Al ingresar, una brisa fría inundo toda la sala, estaba bastante oscuro y el piso totalmente empapado, las paredes estaban a medio hacer, y todo el lugar tenía el aspecto de una construcción abandonada, escuché unos llantos provenientes de una pared no muy lejana, pero se me dificultaba ver en la oscuridad, cuando de pronto, la voz volvió a dar su presencia en este lugar:

¡Pero si es mi buen amigo el poli! ¿Cómo la haz pasado colega? Sabes que no responder es de muy mala educación

– ¿Qué es lo que quieres de mí? – Respondí fríamente

Pues, solo quiero divertirme un rato con mi sujeto de pruebas, ¿acaso hay algún delito en esto?

-Puede que varios si te los pones a contar, pero te los perdonare si admites que todo esto es una broma muy pesada, quien quiera que sea, por favor, mañana yo invito el almuerzo colegas ya salgan de donde estén escondidos-

No creas que te dejare ir tan fácil poli, si tan solo con decir ¡LO SIENTO! O ¡DISCULPARTE! Sirvieran de algo, entonces todos estaríamos felices y contentos con nuestras penosas vidas -la voz cambio drásticamente, ahora se notaba más serio y centrado.

-Para terminar de explicarte lo que te vas a encontrar más adelante he decidido planear un acertijo, ¡solo especialmente para ti! ¿Qué te parece poli?
– y la voz volvió a cambiar su tono, ahora parecía divertirse y de manera irónica mencionar las cosas.

-El acertijo es: ¡El lugar lleno de minas esta, y mientras más grites más locas se pondrán! Es de lo mejor que se me pudo ocurrir, es ¡HORA DE LA DIVERSIÓN! – Y mencionando esto último, la voz se desvaneció, dejándome la mayor parte de las respuestas en ese acertijo.

Ahora es cuando me planteo lo siguiente, si el lugar está completamente lleno de minas, ¿cómo voy a saber dónde pisar? Sé que mencionó muchas veces el no dejarme escapar fácilmente, pero tampoco creo que me quiera muerto muy pronto. Para asegurar mi teoría agarre una piedra del suelo, y la lance en diferentes direcciones, no ocurría nada extraño, así que el acertijo era totalmente falso…

¡AAAAARGG DUELE! ¡DUELE!

Se escuchó una risa enfermiza, proveniente del interior de aquel lugar, mi cuerpo se paralizó y decidí quedarme en silencio, me resguardé detrás de una viga oxidada; si la primera parte del acertijo era falsa, tal vez la segunda parte sea verdadera, alguien o algo dentro de este lugar, está acechándome.

                                                               Capítulo 3

Vals de Pesadilla

Desde mi escondite traté de visualizar tras la densa y pesada oscuridad, mis ojos demoraban en adaptarse al entorno, y me vi obligado a esperar unos minutos. Demoré bastante en darme cuenta que el cuarto estaba repleto de sonidos muy agudos, como si se trataran de pequeños insectos, al voltear la mirada, pude sentir como una pequeña cucaracha subía sobre mis brazos; traté de quitármela, y en ese instante, sentí una respiración cerca de mis oídos, no puede ser cierto_ decía tratando de asimilar la situación mientras la adrenalina inundaba todo mi cuerpo_; me quedé inmóvil unos segundos, mientras el maldito insecto seguía recorriendo cada recóndito lugar de mi cuerpo.

La respiración se tornaba cada vez más intensa, eran dos respiraciones largas y una corta, parecía estar olfateándome, ofuscado me resignaba a girar la cabeza, ya que sería un final asegurado. Luego de un tiempo, el maldito insecto no paraba de fastidiarme, empezó a recorrer lentamente mi cuello, hasta llegar a mis orejas, sentía una sensación de angustia como nunca en la vida; aquel se adentró en mi canal auditivo, no podía gritar ni reaccionar, si no ella me iba a matar. Mientras más se adentraba en mi oreja, las respiraciones se elevaban, desesperado traté de mover la cara, ya nada tenía sentido con este sufrimiento; pero aquel ente me tomo por los hombros, y empezó a susurrarme lentamente oraciones incomprensibles, mis ojos estaban saltando y mi cuerpo rígido, mientras más trataba de liberarme, este ente se encargaba de encoger de manera inmediata mis hombros, con mucha más fuerza.

Finalmente, esta tortura terminó, cuando la voz volvió a dar acto de presencia:

¡TANTO DESEAS PISOTEAR A LA GENTE NO POLI! Esto es solo un pequeño obsequio de mi parte, te daré una oportunidad, si adivinas quien está detrás de ti, lo mataré, ¡PERO SI FALLAS! Me encargare personalmente de ir a por ti, elige bien, nos vemos… _ terminó diciendo esto último soltando una carcajada delante del micrófono_

Devastado por todo lo que me estaba sucediendo, pensé ¿A quién le hice tanto daño para merecer esto? yo mismo traté de ocultar todos esos malos recuerdos en un baúl, pero siento haber actuado tan mal, en verdad no sé siquiera si merezca seguir viviendo después de esto.

-Así que eres tú- susurré, mientras mis lágrimas brotaban como agua de un manantial sobre mis mejillas-

Al regresar la mirada no había nadie, solo estábamos la oscuridad y yo, inserté mi dedo en el oído y tampoco encontré rastro de ningún animal; firme me levanté y avancé a la siguiente habitación, al ingresar, me encontré delante de una extensa mesa de madera.

Y la voz empezó a decir:

Hombre, poli, entre nosotros nos guardamos bien el secreto, pero debes saber que, para conseguir la salida, tendrás que pasar por ¡La Prueba de las Tres Verdades! – enfatizando este último punto, con un tono algo burlesco.

La prueba de las tres verdades – esto resonaba más y más en mi cabeza, convirtiéndolo en una sensación abrumadora-, mientras tanto en el cuarto se encendieron los candelabros, y frente a mí, se encontraba un ataúd, con un nombre particularmente escalofriante, en él estaba escrito Santiago, y recordé de inmediato, a mi compañero y mediador dentro de la policía.

Una sensación de rabia inundo mi interior, estaba tan ofuscado por toda la situación, que me volví impotente y grité:

_ ¡DIME QUE CARAJOS QUIERES DE MI MALDITO! _

¿Acaso no te lo he respondido antes? ¡SOLO QUIERO DIVERTIRME CON TU SUFRIMIENTO FALSO POLI! – exclamaba él, tras una lluvia de carcajadas que retumbo por todo el perímetro

En fin, te concederé el honor de destapar la tapa del ataúd, si es que puedes claro – la voz, cada vez me quería poner a prueba, y esta era una manera de hacerme caer en su juego.

Sin pensarlo, abrí la maldita caja, para mi sorpresa, una bolsa se encontraba en su interior, y estupefacto, encontré los huesos calcinados, en lo que, para mí, era mi hermano, mi compañero, mi guía, mi padre dentro de la policía.

¡JAJAJAJAAJA! DENTRO DE TODO PENSABAS QUE SEGUÍA VIVO, ¡VAYA IMBÉCIL!

Mi cuerpo cayó de rodillas, y la bolsa de huesos se esparció sobre el suelo, mis ojos seguían perdidos al horizonte, cada vez con más desolación, y de mi boca no podía salir ni una palabra, era como si estuviera muerto en vida.

-Ahora que no has superado ninguna de las tres pruebas que te he dado, no podrá salir nunca más- exclamó la voz, con un poco de distorsión en su tono.

– ¿Qué prueba? ¿Cuándo ha empezado todo esto? – preguntaba tan inocente, mientras la culpa que sentía carcomía cada parte de mis órganos.

Un resplandor asomó al fondo de la sala, era una persona encapuchada, con una máscara de cuero que le cubría la cara, a su lado, un perro, bastante hambriento, con una lengua descansando sobre el suelo, y unos colmillos que relucían a la única luz dentro de la sala, su pelaje y aspecto parecían sacados del mismo infierno, por último, escuche a la voz decir:

Acaso no dije que solo quería divertirme, Santiago – la voz inmediatamente soltó la correa de su “cerbero”

El cielo se caía a pedazos, las gotas de agua inundaban toda la ciudad, mientras más pasaba el tiempo, mi vida se iba desvaneciendo, ¿tuve una buena vida? Nunca tendré una respuesta clara, y al horizonte, la única luz que vi en días desapareció.

                                                              Capítulo 4

Habitación del Ángel

-Agente Maslow ¿Me copia? Soy el oficial Martin del turno de noche

-Dígame, aquí el Oficial Maslow, recibido

-Maslow, te he estado buscando, hemos encontrado otro cuerpo de uno de los oficiales de la sede.

– ¿Cómo dices?

-Dentro de su maletín no hay nada relevante, lo encontramos tirado al lado de una alcantarilla, pero tiene algo escrito en todo el pecho, es horrible…

-Martin, reporta el informe completo ¿Quién ha muerto?

– Hemos encontrado el cuerpo de Santiago Palermo, sufre laceraciones por todo el cuerpo, como si hubiese recibido mordidas de un tigre, tiene el cráneo aplastado y se encuentra completamente desnudo.

– ¿Santiago Palermo? – medité durante poco tiempo tratando de recordar ese nombre.

– ¿Acaso Santiago Palermo no era aquel agente que almorzaba solo en el comedor todos los días? – insinué dudoso por la radio.

-Si Señor ese mismo, él se encontraba en guardia de noche conmigo, y extrañamente no pude encontrar por ningún lado mientras se realizaba el cambio de guardia.

– Y referente a lo que tenía escrito en el pecho, ¡Dime que enuncia Martin!

(Se escuchaba bastante distorsión en la radio)

– ¡Martin! ¡Martin responde, que tenía escrito en el pecho Santiago!

En medio de la torrencial lluvia, salí un momento a coger señal, y de pronto sentí una respiración cerca en mi cuello.

-Te tengo Maslow- desvaneciendo mis esperanzas de vida con esta última frase.

Desperté en un denso lugar, lleno de escombros y un sinnúmero de cuerpos tirados por el sitio. El olor era tan desagradable como estar dentro de una morgue. Revisé mis bolsillos donde todavía seguía mi radio, sentí un alivio instantáneo como haber descubierto agua en el desierto.

-! Martin me copias repito cambio y fuera!

Detrás de la transmisión se escuchó una especie de gemidos y susurros propios de algún animal. Traté de mantener comunicación con varias líneas, pero en ninguna tuve suerte.

– ¿Qué carajos es esto? – razoné visiblemente confundido por toda esta avalancha de problemas.

– Bienvenido agente, copiado cambio y fuera- replicó una distorsionada voz por el radio.

– Gracias a Dios Martín, necesito refuerzos me encuentro en una especie de almacén donde hubo un atentado, hay miles de cuerpos tirados por el lugar y solamente…

Antes de si quiera terminar mi frase, la radio volvió a emitir una nueva señal.

– ¿Ni siquiera puedes recordar la voz de tu jefe? Que decepción agente Maslow- insistió la condenada voz.

– Claro, como no recordar la voz de un muerto. Demuéstrame quien eres realmente- reproché con valentía, aunque dentro de mi ser, estaba completamente inundado por el miedo.

– Eres tan interesante, tal vez puede que sea tu día de suerte- confesó melancólicamente la voz.

Sobre mi hombro sentí una gran presión, tanta que parecía haberme dislocado la articulación en cuestión de segundos. Observé de reojo como aquel tipo posaba sus enormes garras sobre mi indefenso ser.

– No te voltees agente, esto puede ser bastante doloroso para usted- impuso aquella voz. Coméntame ¿lograste presenciar la magnífica escena policial que compuse al pie de tu jefatura? – insistió pretenciosamente.

– No he visto nada, me la he pasado todo el día patrullando la zona imbécil- repuse con mayor enfado.

-! ¡Vamos no seas tan aguafiestas! ¡Sonríe y saluda a tu esposa que te está observando por esa cámara- indicó el engendro-! Sabes, ¡muy pronto ella se reunirá contigo te lo aseguro!

Desesperado Maslow trató de negociar con el engendro, dejando entrever el pánico que lo invadía con el pasar del tiempo.

-Haré lo que sea, puedes darme de comer a los perros si quieres, pero dame una maldita oportunidad para poder vivir.

Legión visiblemente atraída por la oferta se rio a carcajadas delante de Maslow, quien había lanzado por la borda su máscara de un hombre paciente e inquebrantable.

– ¡Esta demente! Pero solo por eso te daré una sola oportunidad para salvar tu patética existencia.

– ¡Espera! Si recuerdo tu nombre ¿Eres Santiago verdad?, déjame libre ahora mismo agente- contesté abruptamente.

– ¡Error! El cuerpo de tu compañero ya se encuentra cremado en la jefatura agente Maslow. En lo que a mí respecta tú puedes llamarme «Legión».

Legión se quitó la túnica que cubría todo su cuerpo, la cual dejo entrever unas enormes alas roñosas y un extenso tatuaje de una cruz sobre su espalda. Maslow se quedó atónito ante este hecho, dejándolo a su vez en un estado de pavor indescriptible.

– ¿Qué opinas ahora justiciero?, el verdadero ángel se encuentra en esta habitación

-Eres un maldito, déjame ir- contestó el agente Maslow al borde de su cordura.

-Bueno lamento informarte que conmigo la charla se acabó, ahora diviértete con mis canes, te servirá correr para sobrevivir, hasta pronto agente tenga un buen viaje hacia el averno.

En el ambiente se podía percibir todo tipo de sensaciones, la angustia, el placer y sed de sangre. Maslow trató de levantarse, aun estando herido y con un charco de sangre bajo sus pies. Por su parte «Legión» salió de la habitación dejando entrar a sus canes más hambrientos, Maslow al observar esto aceleró el paso, pero lamentablemente sus esfuerzos fueron en vano. Los canes se abalanzaron sobre él, arrancando grandes pedazos de su rostro, dejándolo irreconocible para cualquier familiar a simple vista, de fondo unos desgarradores gritos fusionándose con la carne despellejada salpicando en las paredes del almacén tiñéndolo de un color rojo opaco.

Tiempo después allanaron la zona donde se encontraron lo poco y nada de quien en vida fue el agente Maslow.

                                                                        ***

Informe datado de los laboratorios Humboldt

Se procedió a registrar el perímetro del almacén, donde hallaron a dos canes de raza desconocida, en el informe se hace alusión a que estas bestias contaban con dientes afilados y una piel áspera como la roca. Estos fueron llevados a la perrera donde por orden inmediata fueron sacrificados. Nunca se realizó un informe conciso del caso, agendándolo como un caso sin resolver. En cuanto a los oficiales el agente Martin se halla desaparecido sin dejar rastro o algún indicio de haber abandonado el país. La jefatura de policía generó un informe ordenando a los altos mandos cambiar de sede para salvaguardar la integridad de todos los oficiales, hecho que fue notificado y rechazado por la junta directiva.

Con el pasar de los días, los casos de índole dominados «paranormales» seguían transcurriendo con frecuencia, en el informe extraoficial data que los agentes desaparecidos no dejan ningún rastro consigo, y mucho menos alguna señal de vida dentro de las primeras veinticuatro horas. En el caso de los cuerpos sin vida solo pocos eran encontrados en un buen estado, ya que la mayoría de los asesinatos eran por un desmembramiento previo antes de ser cremados.

Nadie de la jefatura sabe con exactitud que o quien provoca estos hechos, he de decir que le escribo esta carta a usted General Sato para que me preste su ayuda y seguridad para investigar el caso mencionado, de antemano agradezco que pueda responder esta carta lo más pronto posible antes de que otro agente desaparezca. Espero contar con su ayuda cuanto antes.

Referente al aspecto de la criatura, se rumorea acerca de un espécimen humano de casi tres metros de alto, con los brazos largos y huesudos al igual que sus piernas. Cuenta con las costillas expuestas y a su vez con unas enormes alas.

El mensaje en el cuerpo cercenado de Santiago Palermo decía lo siguiente: «El Dios de la muerte viene por nosotros, no hay escapatoria»

Sin más que decir, le saluda Aaron Kosminski de los laboratorios Humboldt.

                                                                            ***

«Siempre está al acecho, no lo olvides. Cuando logres escuchar esa atemorizante voz, escapa»

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