El reloj del Horror «Huygens» | Milagros Gomez

El reloj del Horror «Huygens» | Milagros Gomez

Milagros Gomez

14/07/2023

El gran reloj del mundo «Huygens» está a minutos de emitir su icónico sonido. Permanece en mantenimiento de corrido, por los obreros de la localidad «Murray», sitio histórico en el cual todo hogar es manejado mediante mecanismos que hacen alusión a el engranaje de un reloj. Hogar también, de apostadores, y aficionados del ajedrez. Bien dicho está, que la localidad es conocida, con el nombre del mayor ajedrecista en los tiempos que corren en Huygens, más en especifico «Jonathan S, Murray».

Los obreros comienzan a trabajar en las vísperas de la noche, y continúan esperando al tren de las 3:00 A.M, quien es el encargado de traer un aceite imprescindible para la lubricación del mecanismo, de tal manera que en el amanecer, la ciudad pueda oír al gran reloj.

A punto de ser las 5:40 A.M, aún no hay certeza de la llegada del tren, puesto que éste iba en retraso. La desesperación comienza a infiltrarse en las alturas del edificio, pues a falta de 20 minutos para el espectáculo, el mecanismo comenzaba a atascarse cada vez más.

Con la frustración al cuello, el obrero encargado de la segunda rueda del engranaje, intenta trabajar con una de sus herramientas en el piñón que impulsa a la tercera rueda, asimismo; otro obrero metros más abajo, llevaba a cabo el mismo trabajo, con el fin de reavivar el movimiento con los restos escasos de aceites ya utilizados con anterioridad. Por desgracia; una de las herramientas tiende por saturar partes del mecanismo, ocasionando que se desplace una de las ruedas. Esta cae a una velocidad tal, que rápidamente impacta en el cuerpo de uno de los obreros.

El impacto es tan feroz, que termina por reventar la cabeza de uno de ellos, expulsando la sangre, hacia varios puntos del engranaje.

Para la sorpresa de todos los presentes, la sangre había funcionado. Puesto que las ruedas comenzaron a movilizarse con mucha más destreza. Finalmente; el gran reloj de «Huygens» emite su sonido para dar comienzo a la jornada laborar en todos los hogares. No obstante; el silencio abrumador inunda al edificio en donde se emplean todos los mecanismos. A consecuencia de esto, los que trabajaban allí se sentían en la cúspide del horror. Sabiendo que en realidad el sonido logrado jamás fue producto del aceite de importación, sino más bien; de los restos de sangre, de su ahora fallecido compañero.

El reloj de «Huygens», no solo dictó la llegada de un nuevo día, sino también, de una temprana muerte.

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