El relámpago que daño el destino (運命を傷つけた稲妻)

El relámpago que daño el destino (運命を傷つけた稲妻)

Oscar Sanchez

05/07/2023

Capítulo 1: El encuentro destinado
Es irónico, vivimos muchas cosas en periodos relativamente cortos, estas vivencias para nosotros son todo lo que somos, pero para el tiempo, solo es un grano en este mismo. Eso fue lo que reflexione de toda mi vida como un ser temporal, que cambio cuando un suceso extraordinario se hizo presente y fui condenado a vagar en el extenso planeta como un ser negado de la muerte. Aún recuerdo ese día, ese día en que supe que lo que se cuenta como leyendas o fabulas eran ciertas y que los todopoderosos tenían planes para mí. Desgraciadamente, un partido político había tomado mucho poder a través de los años, apuntaba muy fuerte a lo que sería dirigir Alemania, sin embargo, ese hombre el 30 de enero de 1933 salió a dar su discurso de victoria frente al pueblo, pero, fue asesinado, una lanza atravesó su pecho, levanto el cuerpo y lo lanzo como si de basura se tratase, se paró frente a las masas y dio sus palabras <> El público no lo alabo, quedo en silencio, ese hombre solo sonrió y se dio la vuelta frente a miles de personas atónitas. Parecería una broma, pero las cosas se empezaron a hacer como él dijo, lo que hizo no fue provocar una segunda guerra mundial, si no una hecatombe, el controlaba los elementos como si de un mago se tratase; fuego, agua, tierra, viento, electricidad, hielo, oscuridad y luz. Lo único para lo que nos uso fue para limpiar sus desastres, movió a todos los hombres a limpiar campos enteros de muertos, rematar sobrevivientes y saquear lo que quedaba de sus ciudades. Antes de los ataques, se presentaba en el sitio donde vivía el dirigente del país y ofrecía unirse a su imperio sin pelear, pero si se oponían (lo que hicieron todos los dirigentes europeos y el gobernador de la unión Soviética) los masacraba sin piedad en un lapso de 3 días.

Tuve que unirme por fuerza al ejército o como nos llamaban “los barrenderos”, todo hombre alemán debía enlistarse si no quería un destino igual al de nuestros “enemigos”.

Al pasar del tiempo, Europa cayo y la unión Soviética solo le quedaba su capital, pero de un momento a otro empezó a recobrar territorio, parecía que de la misma manera en la que ese ser desconocido conquistaba lugares, otro ser con el mismo poder había entrado al juego y estaba listo para responder.

Varios escuadrones de limpieza habían desaparecido de un momento a otro y el turno de ser privados de la vida le correspondía a mi pelotón. Llegamos al campo que teníamos que “barrer” un 22 de junio de 1935 cerca de Stalingrado, no sabía a quién recogería esta vez a enemigos o aliados, ciertamente, poco me importaba ya. Ese día, tomábamos un pequeño descanso, mis compañeros se burlaban de la poderosa URSS, bromas asquerosas y egocéntricas, planes tan viles y vomitivos que no desearía que nadie escuchase, un circo del horror, pero eso era esta situación, una obra trágica que solo acabaría cuando el telón bajara. En un instante vi lo que tantos supervivientes habían descrito, lo que deliraban, describían grandes olas de fuego, como si un volcán estallase, tormentas que azotaban y estremecían la tierra, como se separaba el suelo de un momento a otro, vientos que atravesaban corazones; pero lo que nunca había oído eran llamas negras y espadas gigantes cayendo del cielo. Al verlo, tiré lo que llevaba conmigo y corrí. Mi aliento me faltaba con cada paso, sentía que no había nada que hacer, que no volvería ver a mi querida Arisbeth y mi pequeña Samara, mi razón por la que estaba en esta basura de conquista egoísta. No, todavía no estaba acabado, las volvería a ver, voltee a ver el campo de batalla y de no ser por eso, mi muerte hubiese llegado. Una energía oscura se dirigía hacia mí, me lance a un lado para evitarla, pero esa cosa me había dado en mi pierna derecha. Un dolor indescriptible me aquejaba, las mismas llamas negras que habían caído y, supongo, acabado con la vida de cientos de compañeros, ahora, se alimentaban con mi pierna. En un segundo un hombre con una espada dorada envuelta en estas llamas negras estaba frente a mí. El hombre con vestimenta que no era de la URSS, estadounidense o británica, era más un atuendo de Japón de hace siglos. El hombre envaino su arma y las llamas se apagaron, saco de sus holgadas ropas un ungüento y me lo aplicó en la pierna con la quemadura, al instante sentí que me podía mover de nuevo, pero todavía sentía el peligro inminente, ver a ese hombre era imponente y su sola presencia hacía que todos mis sentidos se activarán. Él se levantó y en un parpadeo ya no estaba ahí, si no que estaba a mi lado con una fogata recién encendida y una tetera encima del fuego.

— Conversemos. — Dijo el hombre

Me senté en frente de la fogata obedeciendo aquel hombre, observé su mirada, denotaba cansancio, tristeza e inclusive hartazgo.

— ¿Cuál es tu nombre? — Pregunto

— Brandt, Helmut Brandt. — Respondí

— Helmut, curioso nombre, el mío es Sasaki Kojiro.

— Disculpe señor Kojiro, ¿Qué es lo que es usted? — Pregunté.

Kojiro movió con un palo el interior de la tetera y se quedó viendo al fuego por un segundo ante de responder.

— Soy un humano, pero mi tiempo fue hace algunos cientos de ayeres, ahora solo soy una leyenda entre mi gente. Siendo sincero, quiero que permanezca así, mientras menos gente sepa de que sigo con vida, será mejor para todos. — Kojiro me volteo a ver. — el equilibrio se ha roto y aquel que origino el pecado es el culpable de todo, ahora se debe recobrar el equilibrio, los dioses han dicho su voluntad y ese maldito pecador ha de ser exterminado.

Kojiro saco dos hojas de árbol de su atuendo y con una habilidad increíble formo dos tazas, una para él y la otra para mí.

— Helmut, lamento decirte lo siguiente, pero peleas sin una razón existente ya, tú has limpiado su desastre con los ojos vendados, ciertamente, lo que él busca, es romperte.

Me dio la taza de té.

— ¿A qué te refieres? — Pregunté

— Todo lo que has vivido en este periodo de tiempo, limpiar masacres, enterrar niños, quemar cuerpos porque no hay zanja suficiente donde enterrarlos y lo más importante para ti, aquellas por las que peleas ya han partido de este mundo.

Al oír las palabras de Kojiro deje caer la taza de té, pero este con su espada impidió que cayera.

— Imposible. — Dije en voz alta.

Kojiro tenía una mirada sería y fría, no había rastro de que mintiera.

— Lo siento, lo único que puedo decir es que tu familia está ligada a tu alma y viceversa, en tu plano espiritual lo único que queda es un alma solitaria y perdida, con residuos de esas dos almas, una pequeña y otra de una mujer que paso una buena parte de su vida amandote.

Kojiro me tomo del hombro y yo cerré mis ojos. Cuando los volví a abrir ya no estábamos frente a la fogata, estábamos afuera de mi casa.

Todo el vecindario estaba en llamas y mi hogar era el único que no, como si todo estuviese calculado.

— ¿Qué es esto Kojiro? — Pregunté exaltado

— Está técnica se llama, recuerdos del alma, solo los poseedores del Ragnarok podemos ver los recuerdos de las almas de las personas, es bastante util.

— ¿Qué quieres decir con demás portadores? ¿Dónde me trajiste? — Pregunté desesperado.

— Al lugar de la muerte de tu familia.

Al oírle me exalté, sentí como si un gran balde de agua fría cayese sobre mí, sentía tanta desesperación y angustia que no sabía que hacer, empecé a ver por todos lados, la gente que salía de sus hogares corriendo en llamas, los gritos de desesperación y como la vegetación se hacía ceniza como la vida de ese lugar que llamaba hogar, corrí y entre a mi hogar, mi hija y esposa corrían de un lado a otro buscando el refugio.

— ¡Arisbeth, Samara! — Grite sin respuesta.

— No te responderán — Dijo Kojiro — Solo es un recuerdo de las dos almas enlazadas a la tuya, no puedes interferir ni cambiar nada, esto es la verdad, su triste realidad y el trágico pasado de lo que les sucedió.

Observé con impotencia como mi familia estaba desesperada por que algo o alguien no las encontrara. Mi esposa bajo con mi hija abrazada al refugio, mi niña abrazaba con todas sus fuerzas al oso que le había regalado antes de ir al ejército, solo salían sus lágrimas y la cara de desesperación de mi esposa era horrorosa, era la primera vez que la veía tan asustada.

Fue entonces cuando la desgracia llego, aquel que dirigía esta desgracia aterrizo en mi barrio.

— Lamento lo que sucederá después, si tan solo hubiese actuado antes, tal vez hubiese impedido está mal obra, de verdad lo siento Helmut— Dijo Kojiro

— ¿Por qué te disculpas?

El hombre voló toda la casa en un instante, el maldito parecia disfrutar cada momento, vio hacia donde estábamos y con una sonrisa macabra hablo.

— No sé si veras esto, pero solo hare un espectáculo, nuestro enfrentamiento sucederá, no importa lo que pase o cuantas veces cambie el destino, tú y yo, nos batiremos a muerte, será mejor que no llegues con ganas a esa cita, aplastare todo lo que te importa.

Con la lanza golpeo el piso, como si la tierra se moviera, saco el refugio del subsuelo, clavo la lanza en una pared y la lanzo dejando ver el interior. Arisbeth disparo por reflejo, aunque le dio, no causo ningún daño en él, solo rio.

— Fracasaste — Tomo a mi mujer del cabello — ¿Quién era tu guía? — Pregunto con una sonrisa — Ya lo recordé — Clavo su lanza en el estómago de mi mujer

— ¡NOOOOO! — grite cono todas mis fuerzas

— Habilidad de aire, Tormenta Reina.

Un torbellino se creó desintegrando a mi esposa en segundos, el nunca dejo de sonreír, bañado en sangre volteo a ver a mi hija, quien no respondía, la escena había sido tan irreal que ni siquiera sabía cómo reaccionar.

— ¡Corre Samara, corre! — Volví a gritar intentando acercarme a mi niña

Kojiro me tomo del abdomen e impidió que llegara a ella

—¿Qué haces? déjame ir — Decía desesperado

Voltee a ver a Kojiro, su mirada no había cambiado, una mirada que solo reflejaba el dolor.

— Como te dije, no hay nada que podamos hacer, esto ya paso, solo es un recuerdo.

El hombre con la lanza tomo la cabeza de mi niña y la sacudió.

— No soy tan cruel con los niños. — Afirmo

Solamente vi como él dejaba a mi niña, tomaba su lanza con fuerza, brincaba y con múltiples estocadas acababa con su vida.

El sujeto cayó al suelo, tomo el oso que estaba lleno de sangre y menciono sus últimas palabras antes de marcharse

— Te encontrare antes que él.

Fue ahí cuando regresamos a nuestro lugar de encuentro, seguía sentado, yo ya no sentía deseos de vivir, tome del té que Kojiro había preparado.

— Mátame. — Dije después del sorbo al té.

Kojiro suspiro y se levantó.

— Helmut Brandt has estado involucrado en una masacre sin precedentes por el bien de dos mujeres que habían dejado este mundo, ahora en nombre de los dioses que me otorgaron este poder, te condenó a vivir y a honrar todas esas almas que se han ido, vive y sirve a los dioses como está escrito en su manto.

En ese momento era un títere, mi cuerpo se movió solo, mis manos tomaron el mango de la espada del hombre y la desenfundaron, Kojiro, con sus palmas sostuvo la hoja y la clavo directamente en su corazón, soltó la hoja y se fue clavando la espada con cada paso que daba, el llego a mí oído y me dio sus últimas palabras.

— Este momento debió haber llegado mucho después, pero situaciones drásticas requieren soluciones rápidas, Helmut Brandt ahora serás conocido como el maestro de los 8 núcleos elementales — él sonrió — Que la voluntad de los dioses se haga realidad y tu castigo te guíen a mejor puerto.

Kojiro murió unos momentos después.

Sentía mis párpados pesados y como mi cuerpo se adormilaba poco a poco, solté el mango de la espada, el cuerpo de Kojiro cayo y la espada desapareció, yo también caí, sentía un sueño terrible, solo me deje llevar, cerré los ojos pensando que no volvería despertar.

Capítulo 2: El elegido vs El pecador original

Estaba en un lugar en el que no podía ver nada, solo eran mis pensamientos y yo. Lo último que recordaba era a Kojiro diciéndome que mi castigo era vivir. Los recuerdos me empezaron a torturar, en la oscuridad veía los últimos momentos de mi familia mientras ese maldito acababa con todo lo que conocía. La oscuridad y mi dolor se mezclaron haciendo que ese cuarto me volviese loco. Me puse en posición fetal mientras lloraba, me sentía desgarrado y que mi cabeza me explotaba, fue ahí cuando una luz blanca apunto hacia mi desde arriba, era como si yo fuese el protagonista de una obra de teatro, al fin podía ver, pero no había nada más que yo en ese lugar.

De la nada una especie de serpiente empezó a bajar rodeando la luz en una especie de danza, está serpiente era de vivos colores y en vez de escamas parecía que llevaba plumas que solo hacía que su danza fuese más hermosa. Al verla, me levanté, quedé atónito y mis problemas desaparecieron por un momento.

— Helmut Brandt. — Oí una voz fuerte que me llamaba.

Me quedé paralizado, según lo que había experimentado, solo estaba yo y la serpiente que acababa de entrar a esta especie de encierro.

— Por motivos extraordinarios, se tuvo que adelantar tu ascensión, aun así, seguirás según el destino predicho, el tiempo de Sasaki ha terminado y empieza el tuyo. — La misma voz hablo de nuevo mientras la danza de la serpiente seguía.

— Es hora, mensajero de los dioses y maestro de los 8 núcleos elementales, tu primera misión es recuperar los núcleos del primer pecador y restablecer el sagrado equilibrio, Caín inició una guerra en la que no tenía que ver, no solo eso, sino que también ha alterado el orden del sagrado lienzo de los dioses, esto debe ser castigado acabando con su existencia— La cabeza de la serpiente se detuvo frente a mí. Pude observar que no se trataba de una serpiente sino que era un dragon.

— Solo soy un humano que está podrido por dentro, yo no merezco nada, solo soy un peón más de esta guerra y ya no quiero serlo.

Me arrodillé y cerré los ojos, los recuerdos de la guerra me empezaban a gritar y la muerte de mi familia se repetía como un caset interminable frente a mí, sentía un montón de personas alrededor mío, todos con sentimientos de odio, enojo y tristeza, pero al mismo tiempo, habían miradas de melancolía y felicidad, les daba gusto verme, pero había algo que les impedía sonreír.

— Has perdido mucho y también has arrebatado la misma cantidad, Helmut, pero es tiempo de que te levantes, la humanidad te necesita, eres el único que puede llevar la espada del Ragnarok y derrotar a Caín.

— ¡No puedo hacerlo!¡Así como él, yo solo soy un pecador! — Grite con desesperación

Sentía las lágrimas caer de mi mejilla, abrí mis ojos y frente a mí ya no estaba la criatura, si no un hombre blanco, fornido con vestimenta muy llamativa y con piedra preciosas, estaba pintado de la cara y en su cabeza llevaba una especie de corona con plumas de diversos colores.

— Se cómo te sientes Helmut, yo cometí un error que me hizo abandonar a mi pueblo y es por eso, que ahora busco la redención, me equivoqué y le falle a mi pueblo, pero, no puedo dejar que eso me impida dejar mis tareas como un dios. Ellos cayeron hace mucho a manos de la gente del otro lado del mar, Helmut, está es tu oportunidad, el destino te eligió a ti para llevar está espada, yo te guiaré junto con mis demás compañeros. — Puso su mano en mi hombro.

— ¿Hay redención para mí? — Pregunté acabado

— La hay, pero debes de hacer eficaz nuestra palabra, reivindícate, has que las vidas que tomaste y que manchan tus manos no sean en vano, no dejes que el sacrificio de tu familia y de miles de personas sean olvidados como polvo, no dejes que sean un capítulo perdido en esta historia, dales un sentido, demuestra que eres capaz de poder retomar el camino.

Me levanté, con más dudas que nada, no me sentía capaz ni digno de que acabar con esta guerra, pero tenía que buscar la redención de las almas que me veían con furia, debía darles un descanso verdadero, sentía que era lo mínimo que podía hacer.

Vi al sujeto a los ojos, este me veía con mirada melancólica, la sentía cargada de tristeza y culpa.— Helmut Brandt, en nombre de los dioses, yo Quetzalcóatl, te proclamó aquí el maestro de los 8 núcleos elementales, yo te guiaré en tu camino hasta el final de tus días, te guiare hasta que el castigo de Kojiro Sasaki el primer portador de Ragnarok sea cumplido, Helmut prepárate para la batalla y gánate la entrada al Mictlán.

Quetzalcóatl me extendió su mano, sin pensarlo, le correspondí el apretón.

— De ahora en adelante serás conocido como Boro, para ocultar tu identidad y tú conexión con Kojiro, buena suerte, compañero. — Dijo Quetzalcóatl con una sonrisa.

Después de eso, Quetzalcóatl me soltó y caí. Ante mí, toda la historia de la humanidad se hizo presente y como si fuese un tobogán fui recorriendo cada parte de esta. Como si fuese una herencia esperando por mí, aprendí el arte de la espada por los mejores espadachines, quienes a su vez habían portado un núcleo elemental. Vi cada momento de la historia de la humanidad, guerras sin sentido, belleza, ilustración, opresión, liberación, miles de sentimientos y sucesos y ahora yo conocía todos ellos. Había 4 personas, además de mí, que sabían todos los secretos de la humanidad; ellos eran Adán, el primer hombre, Eva la primera madre de la humanidad, quién estaba desaparecida desde hace ya varios milenios, Lilith la primera traidora a los dioses y madre de los núcleos elementales, y Caín el primer pecador quien era el causante de este dolor tan insano.

De golpe, desperté, estaba en el campo donde había conocido a Kojiro, el núcleo de la espada levitaba esperando a que lo tomara. El núcleo de las armas elementales es una esfera y al hacer contacto con la persona elegida toma la forma de un arma predestinada. Tome el núcleo y está se convirtió en una espada de colores dorados y negros, a diferencia de la de Kojiro, está era más pequeña. Al tocarla mis sentidos se agudizaron y sentía todo alrededor. Estos sentidos me ayudaron para evitar el golpe que se aproximaba, tomé el cuerpo de Kojiro y corrí con él para evitar el golpe. Una explosión de tierra se hizo presente, muchos cuerpos sin vida volaron, fue horrible. Con un movimiento de la espada disipe la nube de polvo que se hizo, en medio de un gran cráter había una persona con el uniforme más alto del ejército, llevaba con él la lanza que había atravesado al recién electo canciller hace 2 años

— Tsk, pensé que llegaría antes de que pasará la antorcha, maldito Kojiro te me adelantaste. — Apunto la lanza hacia mí.

— Helmut Brandt, al fin te conozco, si mueres por mi lanza, al fin estás malditas piedra me obedecerán al 100 % y este mundo creado por los autodenominados dioses, será mío y lo podré hacer a mi gusto.

Veía a mi primer objetivo como portador del Ragnarok, sentía muchas emociones en mi pecho, pero intentaba no denotarlas en frente de ese maldito, entendía algo, si hacia un paso en falso, se acabaría para mí, acaba de tomar el manto, él tenía experiencia, pero algo me decía que podría ganarle y era que quería romper su maldita sonrisa.

— Caín, hijo de Adán y Eva, el primer pecador, los dioses te dieron como castigo la inmortalidad por matar a tu hermano Abel, sin embargo, parece más una recompensa, regresa los núcleos de las armas y te prometo una muerte piadosa. — Dije dejando el cuerpo de Kojiro en el suelo.

Caín salió del cráter, se limpió el polvo y me vio.

— Nuestro encuentro ya estaba predicho por mí, Helmut Brandt, o mejor conocido como Boro ahora, ¿no es así? Fue el nombre que te dieron ellos para librarte de tu humanidad y hacerte su mensajero, sabes, creí que podría impedir tu ascensión, pero no lo logre, ahora solo será un poco más difícil.

Caín hizo aparecer el peluche ensangrentado de Samara.

— Sabes, fue difícil hacer que me dieran su ubicación, decían que eran parte de nuestro imperio que las dejara en paz, pero esas eran puras tonterías, mi objetivo sobre pasa a una pobre niñita y a una mujer, solo son sacrificios para mi causa, sabes quería quebrarte mentalmente al encontrarte, pero por lo que veo, ya te habían preparado para mi llegada, Boro, me encargare de llevarte con ellas con la misma sonrisa con la que las mate. — Lanzo el peluche a mis pies.

Caín se puso en guardia con la punta de la lanza en frente de él.

— Hoy cumpliré mi destino y le demostrare a mi padre, que siempre tuve la razón — Declaro Caín

Cerré los ojos y puse ambas manos en la espada y también puse mi guardia.

— No, hoy es el día que marcará la guerra por qué su maldito titiritero morirá, Caín el primer pecador eres sentenciado a morir por mi espada y arder en la irá de los dioses por la eternidad.

Caín se lanzó contra mí y yo contra él. La lanza y mi espada chocaron el impacto causo que rayos cayeran al suelo y el viento empezará a correr con mucha velocidad.

— ¿Te gusta? — Pregunto Caín al encontrarnos cara a cara en el choque. — es la lanza del destino, un arma digna de mí, con ella verificaron que el hijo de dios estuviese muerto y su sangre la hizo un catalizador perfecto para los núcleos, está arma lleva la sangre de un dios y eso hace que los núcleos la acepten el problema es el quien la empuña, así que, si te mato, ellas me considerarán digno y no habrá poder en la tierra que me detenga, ni siquiera esos falsos dioses.

El me empujo y lanzo una estocada directa a la boca de mi estómago, pero la logré bloquear, la punta de la lanza quedó en suelo y mi espada arriba de ella.

— Habilidad de aire, corte de golondrina. — Di vuelta a mi espada rápidamente, y el filo corto de abajo hacia arriba, acertando un golpe directo a ese hombre.

Corte parte del pecho y abdomen, pero Caín alcanzo a reducir el daño a solo heridas superficiales.

— Una de las habilidades de Kojiro, hijo de perra, parece que el maldito no murió del todo. — Dijo Caín tomando sangre de la herida.

— Haber sí esto es de tu talla, habilidad de fuego, aliento de dragón. — la lanza se convirtió en una cabeza de dragón, abrió la boca y de está salió un fuego abrazador

— Habilidad de agua, Rugido del Leviatán.

De la punta de la espada un gran chorro de agua salió e impacto con el aliento del dragón. El impacto ocasiono que el lugar se llenará de vapor, este se sentía caliente y dificultaba la respiración.

— Habilidad nata, gran estocada de Adán— Anuncio mi adversario.

Una lluvia de estocadas cayó desde el cielo a una velocidad que me costaba seguir. Logre bloquear gran parte de este ataque, pero aun así me había dañado, el primer pecador volvió a poner los pies en el piso

— ¿Sorprendido? Deberías, está habilidad me la enseño mi padre, claro que la de él era más poderosa, con ella asesine a Abel y me gane está marca. — Caín se quitó la parte superior del uniforme dejando todo su torso al descubierto, la marca estaba en el abdomen del costado izquierdo, era una figura amorfa que semejanza un círculo con distintos picos saliendo de este. — Ahora, la segunda ronda — Cómo lo advirtió, Caín lanzo una segunda tanda de estocadas a una velocidad mayor que la anterior.

— Habilidad de Viento, danza de Quetzalcóatl.

Un gran dragón hecho de viento me cubrió de todos los ataques.

— ¡¿Por qué no usaste esa habilidad antes Helmut? — Grito Caín con risas. — Tan poca cosa considerabas mi ataque.

Aparecí detrás suyo con la ayuda del viento.

— Habilidad del rayo, estruendo. — Un golpe impacto el costado de Caín lanzándolo lejos. — Habilidad de rayo, gran descarga — Enseguida me moví antes de que Caín pudiera reaccionar y volví a impactar.

— Habilidad de tierra, Esfera terrestre.

Una esfera de tierra cubrió a Caín impidiendo que lo mandase a la otra vida, me hice para atrás y esta se deshizo, Caín estaba de pie con su típica sonrisa.

— Si. — Dijo con felicidad. — Esto lo hace más divertido, hubiera querido impedir tu ascenso, pero ¿Que tiene eso de divertido? Esto es sentirse vivo, esto es por lo que más disfruto mis victorias, seré quien se alce y tú perecerás.

— Estás enfermo. — Dije volviendo a poner mi guardia

Caín se levantó y con una sonrisa extendió sus brazos.

— Habilidad del primer pecador, aumento de habilidades. — Enseguida Caín se volvió más músculo y más grande. — Voy a destruirte con mis propias habilidades y con tus núcleos, perro de los dioses.

Caín se elevó y volvió a arremeter con estocadas aún más veloces. Volví a usar la danza de Quetzalcóatl, pero era en vano, la habilidad me cubría en una especie de danza circular, pero el ataque de Caín lograba destruir partes del dragón y antes de que se reconstruyera más estocadas lograban entrar, solo podía bloquear o intentar esquivar, pero eran muy rápidas, algunas estocadas lograban hacerme más heridas y otras, volver a impactar las que ya tenía, haciendo que perdiera fuerza.

— ¿Aún estás vivo Brandt? ¿Te reencontraras con tu familia? ¿Podrás morir tranquilo sabiendo que no pudiste reivindicarte? — El tono sarcástico se oía en cada pregunta.

La danza se estaba destruyendo, los ataques de Caín hacían que la habilidad se desgastase a una velocidad cada vez mayor.

— Tienes esas habilidades querido, úsalas. — Oí una voz que no logré reconocer, era la voz de una mujer, era dulce y al mismo tiempo tranquilizante.

— Habilidad especial del Ragnarok, habilidad demoníaca, Pereza de Belfegor. — una gran muralla de levanto rompiendo mi primera habilidad, está creo una media esfera y me dejo descansar de la gran ofensiva de Caín. — Habilidad celestial, cura de Rafael. — Mis heridas sanaron instantáneamente.

El escudo empezó a reaccionar y este se vino abajo.

— Boro, no puedes hacer eso. — Oí a Quetzalcóatl. — Las habilidades celestiales rechazan a las demoníacas, si las usas mientras esté una habilidad activa de cualquiera de las dos se repelerán y no podrás usarlas por un tiempo como castigo, ahora el escudo irrompible de Belfegor y la cura de Rafael no podrán ser usadas en un tiempo.

— Mierda, es simple lógica. — Me dije a mi mismo.

Los ataques de Caín habían parado, él estaba delante de mí bufando como una bestia.

— Maldito, así que decidiste usar esas técnicas malditas y, ¿Tú eres el mensajero de los dioses? ¡Sin vergüenza! — Caín estaba preparado para lanzar su lanza. — Te mataré y llevaré tu cadáver corrupto a esos dioses.

No veía ira en Caín, si no que veía una retorcida excitación.

— Tu falsa moral está tan retorcida como tú, te alegras de verlas, pero te molesta que sea yo quien las use, ahora que recuerdo, fue Abel el primer usuario de una espada elemental.

— Cállate. — Dijo Caín

— Según vi, Shiva fue el primer dios que imbuyó su poder en un núcleo, era una de la más poderosa por poder usar el poder especial que se le había dado, así como las habilidades demoniacas, tu hermano fue reconocido por el dios para tal responsabilidad, pero tú envidia lo mato y Shiva no te reconoció como merecedor de su poder.

Caín se lanzó hacia mí con ira.

— ¡Los dioses no saben nada!¡ Yo era más hábil que Abel, yo merecía un arma, yo merecía ser quién llevará el manto de ser su líder, pero los malditos decidieron que solo era un pecador, me castigaron con vida eterna para poder ver a todos esos malditos portadores! — Caín volvió a lanzar las estocadas de Adán. — ¡Una vez que te mate iré por los dioses y mataré a Shiva antes que a nadie quien me negó mi destino!

— Habilidad de la oscuridad, mundo sombrío.

Una gran sombra atrapó a Caín y lo sumió en las sombras, al igual que él entre ahí. Este era el mundo donde me había encontrado con Quetzalcóatl, no había nada ni nadie para salvar a quien cayera por los dioses o la espada del Ragnarok, a no ser que ellos mismos así lo quieran

— Bienvenido al mundo sombrío. — Dije con un poco de ironía.

— ¿Te crees muy divertido? Acabare con la oscuridad y te encontrare, esto no es nada.

Caín se lanzó hacia mí, pero las sombras me absorbieron y sacaron a su espalda.

— No huyas, te acabare, habilidad de luz, deslumbre.

La lanza empezó a brillar y sacar rayos de luz como loca. Las sombras hicieron su trabajo y me volvieron a absorber haciendo que el fallara todos sus disparos.

— Este mundo es tuyo. — Menciono Quetzalcóatl. — En él, las sombras no te dejarán morir, es un lugar donde nada crece o se desarrolla, es una habilidad poderosa, pero tiene un límite de tiempo de 3 minutos, acabalo ahora que no puede tocarte.

Me senté un momento a cargar la energía en la espada, debía darle el golpe final ahí, pero el tiempo ya estaba en contra, gasté 2 minutos en esquivar ataques y ser absorbido por las sombras. El aire empezó a correr por toda la espada, este se empezó a concentrar en la punta. De la nada salí, con un ataque logré romper la defensa de mi oponente con un solo golpe y colocar la espada al nivel de su pecho, el me vio con furia.

— Habilidad definitiva de aire, Rugido de Quetzalcóatl.

El aire tomo la bella forma de Quetzalcóatl y saco a Caín del mundo de las sombras.

Ambos salimos de ese sitio sombrío cuando mi habilidad impacto, Caín fue a parar de nuevo al cráter que había hecho a su llegada recibiendo todo el poder acumulado del aire, dando el golpe final o al menos eso creía.

Capítulo 3: Consecuencias de la batalla

Salimos del mundo de las sombras, estaba agotado, las lágrimas empezaron a caer de mi mejilla, había acabado con Caín, pero esa creencia no duro mucho, el maldito se volvió a levantar. Tenía heridas en todo el cuerpo, de su labio inferior salía sangre al igual que de su ojo derecho, ya no contaba con el brazo izquierdo y sostenía la lanza con el derecho, su pierna derecha estaba rota y la marca había desaparecido.

— Maldito. — Dijo mientras intentaba mantenerse de pie. — Lograste quitar la maldición de los dioses, ahora moriré.

Me levanté apoyándome con la espada.

— Tu eres el culpable de la muerte de millones de personas, ahora, recibirás la irá de los dioses por la eternidad sin haber sido digno de un arma elemental, me das pena.

— jajaja. — Caín empezó a reír como loco.

— ¿Qué diablos te pasa? ¿Perdiste la cabeza?

— Lo lograste Brandt, perdón, Boro, pero no me iré sin hacerle un favor a todo el mundo, a estos simples mortales. — Caín extendió su brazo con la lanza.

— No te dejare. — Reuní fuerzas y me lancé con intención de matarlo, pero al estar cerca de él, una pared invisible hizo que mi ataque rebotara.

Caín empezó a brillar, intentaba hacer ataques a distancia y de cerca, pero la barrera de esa cosa los rechazaba o más bien, se los comía. Caín levanto la lanza y empezó a recitar.

— Así como en el inicio de un mundo eramoss uno, así como llevamos el mundo a la desgracia, lo regresaremos a su antigua gloria, muchos morirán y otros vivirán, ellos guiarán a la humanidad a un nuevo comienzo, sin dioses, sin fronteras, sin separaciones, solo uno y los que sobrevivan, tendrán poderes que solo se habían imaginado, yo Caín primogénito de Adán y Eva, el primer pecador doy lo que queda de mi vida para poder hacerlo realidad, mi alma vivirá en cada uno de los humanos que sobrevivan y está les dará el poder elemental que les sea asignado, habilidad del hijo primogénito, Regresión primigenia.

Recordé la voz que me había hablado, así que decidí usar todo mi poder para impedir lo que fuera que estuviese tramando.

— Habilidad Celestial, espada del arcángel Gabriel.

Una gran espada dorada cayó del cielo en dirección a Caín, la barrera absorbió el impacto, pero parecía que estuviese a punto de ceder.

— No permitiré que te salgas con la tuya, si me castigan que así sea, habilidad demoníaca, Orgullo del Rey lucifer.

Mi espada se prendió en llamas negras y fui directo a la barrera, ataque y un mar de llamas cayó sobre la barrera de Caín, está se rompió y el mar gigante de llamas negras aplastaron a mi objetivo. El primer pecador explotó haciendo que la onda de choque me apartara de este. Clave mi espada en el suelo para evitar alejarme de ahí. Una vez la energía fue liberada, me dirigí al gigantesco cráter que había dejado la explosión, en el suelo solo quedaban los 8 núcleos en el suelo y sangre por todos lados, al parecer la lanza también se había desintegrado.

Tome los núcleos de ella, aparecieron 9 fundas ante mí, enfunde el Ragnarok en medio de estas y coloque los 8 núcleos en cada una de estas. Creí haber ganado, pero, un terremoto azotó la tierra, el movimiento fue tan brusco que me hizo caer. Me intentaba levantar, pero era imposible, de la nada me pesaba todo el cuerpo, sentía un agotamiento terrible, el cansancio de la batalla y el intento de detener a Caín me pasaron factura, me desplome aún consiente.

Mi cuerpo se movía con el movimiento de las placas, no paso mucho antes de que me desmayara y ya no supiese que había pasado.

Desperté sentado en un sillón, vi a mi alrededor y reconocí el lugar, era mi hogar, frente a mí, mi pequeña Samara jugaba con su peluche y Arisbeth estaba dormida en el sillón de enfrente, tan tranquila y sin preocupaciones, solo descansando. Me levanté de mi asiento y con lágrimas en los ojos abracé a mi hija.

— Los siento, lo siento tanto mi niña. — Dije mientras abrazaba con fuerza a Samara.

La niña me abrazo, también con lágrimas en los ojos.

— Papá. — Fue lo único que dijo y me destrozó.

— Si tan solo hubiese tenido este poder antes, hubiese podido salvarlas.

Arisbeth se levantó de su sueño, me vio con sorpresa y se unió al abrazo.

— Helmut, ya no importa, ya no sufrimos, solo nos haces falta tú.

— Solo quiero estar con ustedes, pero ahora tengo una misión y tardare un poco, lo siento.

Mis lagrimas no dejaban de salir, esto era lo que yo había aceptado, no podría estar con ellas en un buen rato.

— Mi amor. — Dijo Arisbeth también con lágrimas en los ojos.

Los tres nos fundimos en el abrazo sin decir nada, cerré los ojos un momento y cuando volví a abrir mis ojos, una mujer con cuernos en la habitación se encontraba viéndonos. Me levanté y puse a mi familia atrás mío, la mujer solo sonrió y chasqueo los dedos.

Desperté, estaba en el mismo lugar donde mi batalla con Caín había culminado, me arrodillé, me sentía todo débil y triste, vi las fundas flotando enfrente mío y grité.

— ¡No, devuélveme esa vida!¡Devuélvemelas!

Las lágrimas cayeron de mis ojos y me sentía acabado, ignoraba todo a mi alrededor, ese sueño se había sentido tan real.

Como un truco de magia, Quetzalcóatl apareció delante mío.

— Habilidad celestial, vista universal.

Quetzalcóatl y yo nos movimos, ahora estábamos en una especie de plataforma desde el espacio viendo la tierra desde esa altura.

— Los resultados no fueron los esperados Boro, pero fueron satisfactorios, estamos orgullosos del trabajo que hiciste, no solo acabaste con el primer pecador y recuperaste los núcleos, le disté un nuevo inicio a la humanidad.

Vi para abajo, la tierra ya no estaba dividida en continentes, ahora volvía a hacer una Pangea, solo 1 pedazo de tierra.

— ¿Que paso? — Pregunté con miedo y asombro.

—Caín logro activar su técnica, parece que al decir el discurso que dio, necesitaba una fuente de poder tan grande que completara la cantidad de energía para llevarla a cabo, la barrera fue más un catalizador, uso tu poder y el suyo, usaste dos de tus más poderosas habilidades intentando detenerlo, tu poder fue usado para esto y para darle poder a los sobrevivientes.

Me arrodille, lo había matado pero una parte de mi me gritaba que había fallado.

— Soy un fracaso, me encomendaron salvarlos y solo los lleve a la muerte — Las lágrimas volvieron a caer, sentía que le había fallado a mi familia y a esas almas que no merecían morir.

— Helmut, lo siento, pero ahora debes seguir adelante, eres el que debe llevar el equilibrio al mundo, ya terminó la amenaza de Caín y ahora el mundo vuelve a estar en paz, es un nuevo comienzo, obsérvalos, ahora que eres inmortal, ve el mundo, por qué este es el mundo que tú creaste.

— Quiero morirme. — Dije desconsolado

— Desgraciadamente, no será posible, ahora eres el conservador del equilibrio y solo se acabará cuando el lienzo de los dioses lo decida. — Oí tristeza en las palabras de Quetzalcóatl. — Nos vemos Boro, espera tu próxima misión.

Regresé al sitio donde había terminado la batalla, vi el cuerpo de Kojiro cerca, así que lo recogí y me heche a caminar rumbo al Norte. En el camino, corte un árbol y lo convertí en una barca, donde deposite el cuerpo de mi predecesor. Arrastre la barca por varios días y a mi paso, ciudades que estaban destruidas se levantaron frente a mí, la pestilencia era horrible, al pasar por ellas solo agachaba la cabeza mientras que mis lagrimas caían sin parar, en una de estas, logre encontrar una cobija blanca con la que tape lo que transportaba en la barca, había pocos supervivientes que se reunían alrededor de fogatas y a llorar las perdidas, cada lugar que pasaba era el mismo escenario, niños sin familia, padres sin hijos, gente que había perdido de la misma manera que yo a sus seres queridos.

Una vez en la orilla del mundo, el mar, destape la barca donde estaba el cuerpo de Kojiro y coloque las fotos de mi familia que llevaba conmigo y todo lo que quedaba de mi vida en esa barca, también metí el peluche de mi hija que Caín me había lanzado en nuestra pelea, lo llene de leña, y lo volví a cubrí con la sábana blanca, empuje la barca, entonces, la marea se la empezó a llevar. Cuando ya estaba a buena distancia, el Ragnarok tomo la forma de un arco, tome un pedazo de madera en forma de flecha, prendí fuego a la punta de esta, puse el proyectil en la cuerda del arco, tense la cuerda, apunte y dispare, hice lo mismo con otras cinco flechas hasta que la barca se prendió completamente.

Solo me senté a ver el fuego que ardía sobre el agua y yo me heche a llorar desconsoladamente en la arena. En esa barca iba lo último que quedaba de mí y mi pasado, desde ahora, solo era el mensajero de los dioses, Helmut Brandt había muerto junto con Caín, ahora solo quedaba Boro, el líder de los 8 núcleos elementales.

El mundo sufrió bajas incalculables, si pudiera dar una cifra, solo el 10% de la humanidad sobrevivió a la catástrofe, pero aun así los humanos restantes lograron salir adelante y después de 50 años la humanidad volvió a ser la que era.

Los primeros 5 años los humanos se juntaron como en la prehistoria, una sola comunidad, sus nuevos poderes y los conocimientos de toda su historia dieron sus frutos, una pequeña civilización se alzó, en todo esto, había algo raro, una pequeña iglesia que había sobrevivido empezó a ayudar a reconstruir y llevar a esta pequeña civilización los sobrevivientes que encontraban. Esos 5 años fueron caóticos, pero al mismo tiempo pacíficos.

Los años pasaron y a los 15 años después de la catástrofe, volvimos a ser la especie dominante, los poderes ya no eran novedad y cada vez había más fracturas entre los mismos humanos, la historia se repetía, era cuestión de tiempo para que estallase una guerra.

Pasaron otros 5 años y la guerra estallo, el territorio nunca se había dividido, fue por eso que al estallar la guerra se peleaba por cualquier pedazo de tierra, hasta que intervino la iglesia, la cual había vuelto a tomar mucho poder entre todos los humanos, como método de solución, propusieron la separación que culmino la guerra, la extensión de tierra quedo dividida en 5 territorios; El bloque soviético, El imperio asiático, La unión americana, la unión europea y el territorio de los olvidados.

Pasaron otros 20 años, los gobiernos de esos territorios acataron cierta paz, internamente, ellos se organizaron de modo que quedara un representante y las clases sociales, empezaron a hacer comercio entre ellos y permitir moverse de una nación a otra, sin embargo, el territorio de los olvidados decidió alejarse de los otros 4 y de la iglesia, bloqueando cualquier índice de relación. Pasaron otros 10 años, las cosas regresaron a las viejas tensiones y una paz disfrazada.

En estos 50 años me he dedicado a cumplir las misiones de los dioses y esperar a que los núcleos de las armas me indiquen que han elegido a alguien, solo un nucleo había hecho eso y era el núcleo de Excalibur, el arma de fuego, esta arma tenía una peculiaridad, aunque los dioses le imbuyeran su poder, ella elegia a como quería, su portador, graciosamente era la única que me daba indicios de que había seleccionado a alguien.

Cuando llegaba al lugar donde según habitaba el elegido este moría antes de mi arribo, siempre paso y nunca pude entregar el núcleo a alguno, lo peor, es que nunca les pude dar un entierro digno, ya que siempre su cuerpo desaparecía. Ha habido pocos elegidos, siendo sincero, ninguno, empecé a creer que no valía la pena ya esperar a encontrar alguno, pero fue el núcleo de Excalibur que me llevo a mi primera aprendiz, Alice Pendragon, pero al mismo tiempo me llevo al lugar de mi muerte a manos del segundo error de los dioses.

Capítulo 4: El encuentro que nunca debió haber ocurrido

Caminaba por las calles del territorio asiático, era un 22 de junio del año 50, ahora los años se separaban en tres épocas, Antes de cristo, Después de Cristo y Posterior a la catástrofe. Las personas preparaban festivales para celebrar este día, se celebraba a los humanos que estaban ahí y se hacían grandes festivales en 4 de las 5 naciones, haciéndolo el evento más grande del mundo.

El núcleo de Excalibur se había activado, buscaba a una joven, los detalles me los dio Hefesto el dios griego de la forja. Hefesto construyó estos núcleos con ayuda de Lilith, algunos estaban recios a que Lilith ayudara ya que la consideraban una traidora al parlamento de los todopoderosos y la otra mitad le daba igual mientras que las construyese.

Con Lilith nunca había tenido contacto, al parecer ella no se metía con ninguno de los portadores, más que nada por considerarlos borregos de los dioses, a diferencia de Caín, a ella no le interesaba, por lo poco que me dijeron de ella, vagaba por el mundo buscando nuevos métodos de aumentar su poder, ella daba enseñanzas de magia a diferentes personas, si necesitabas ayuda porque los dioses te habían abandonado ella estaría ahí, cuidando de los humanos.

— Boro — Oí lo voz de Hefesto — La chica está cerca, la piedra lo siente.

— Esta bien, espero esta vez llegar a tiempo — Aun me sentía mal conmigo mismo de no haber podido llegar a tiempo antes de que los poseedores murieran, rogaba que esta vez pudiera llegar.

Camine por las calles buscando una florería, según la información dado por Hermes y Heimdall, la chica que buscaba tenía como nombre Alice Pendragon, de cabellos naranjas y una marca en la cabeza en forma de diamante. La chica trabajaba junto con su madre en una florería que les pertenecía, ellas se distinguían por sus flores hermosas y de gran calidad, se rumoreaba que ambas tenían el poder de la naturaleza por tal calidad de las flores.

Observé un templo estilo japones que había sobrevivido a la catástrofe, en su placa se leía que era el templo To-ji anteriormente en Kioto, era sorprendente que este lugar siguiera de pie, ver su gran altura y su belleza era increíble, sonreí, el templo me lleno de energía, así que decidí quedarme a admirarlo.

Después de un rato, volví a ponerme en marcha, ya no estaba lejos la florería, caminaba por la acera de las calles, los niños jugaban y entrenaban, muchos solo sacaban pequeños poderes como chorros de agua sin presión, una pequeña flama que no quemaría a nadie, una roca que se elevaba o una pequeña tormenta de aire, era adorable, pero el verlo me hacía sentir mal, no había logrado detener el poder de Caín y mucha gente murió por esos poderes, aun a pesar del tiempo, mi consciencia me atormentaba con eso.

Llegue al lugar indicado, pero, había una multitud gigante afuera, la florería estaba hecha un desastre, parecía haber sido arrasada por un incendio, donde había habido vida, ahora solo quedaban cenizas, estaba todo acordonado y no había rastro de que alguien estuviese escondido ahí. Suspiré, había un hueco en mi panza, pero decidí seguir, sentía tristeza, otra vez no había llegado a tiempo o al menos eso pensaba.

Me acerque al puesto, en una de las ventanas que seguían de pie había un afiche de búsqueda, era por una chica, tenía el pelo de dos tipos de naranja y largo, sus ojos azul claro y de tez blanca, se distinguía por llevar una marca en la cabeza como un rubí de color rojo.

Sentí alivio al ver el afiche, si esa cosa seguía ahí, quería decir que todavía no la encontraban.

— Hay que darnos prisa — Dijo Hefesto— La piedra te guiará, estamos más cerca que nunca, Boro, está es tu oportunidad, encuéntrala.

— Haré mi mejor esfuerzo, Hefesto.

Seguí un rastro elemental, las personas que son portadores o son próximos a ser usuarios de un núcleo elemental tienen algo que se diferencia en su energía elemental y es que está deja un rastro dorado. Cada persona desprende un rastro, pero era de diferentes colores según el elemento que controlasen, este rastro solo se presentaba si eras el portador del Ragnarok. Llegué a un callejón sin salida, en el oí un grito de una chica, corrí dentro de este y ahí estaba la persona que buscaba. Alice se jaloneaba de unas personas de dudosa procedencia.

— ¡Suéltenme, yo no hice nada malo! — Gritaba mientras intentaba zafarse de sus captores.

—Al fin te encontramos, nos causaste muchos conflictos y muertes innecesarias como la del padre. — Decía con una voz amarga el que quería llevársela

— Evítanos más molestias niña— Pidió su compañero

Alice dejo de pelear un momento y la temperatura empezó a subir en ese callejón.

— Entonces que así sea — La marca de Alice se encendió y su cabello empezo a revolotear— Habilidad de Fuego, Gran rugido del león de Nemea.

Una gran cabeza de un león salió de su espalda y rugió con fuerza, de este rugido salieron ondas de calor haciendo que sus captores la soltaran y se alejaran.

— Habilidad de agua, Protección de Atlantis. Un gran domo cubrió a las dos detestables

Las habilidades chocaron y una gran pantalla de humo se hizo presente.

— Habilidad de viento, Batir de águila. — Se oyó que el otro había activado su habilidad.

El humo se disipó y Alice estaba estampada en la pared por el ataque anterior.

— ¿Arruine tus planes de escapar? — Preguntó el atacante orgulloso

— Maldita inmundicia, has sido una niña muy molesta — Afirmo el de la voz amarga

— Cálmate — Dijo el otro — Acabemos con el trabajo, ya quiero esa recompensa por esta niña.

— El comunicado decía viva o muerta, entre más rápido acabemos con el peligro, más será nuestra recompensa.

El de habilidad de viento levantó su lucero del alba y se acercó a Alice dispuesto a matarla.

— Habilidad de viento, Corte vacío.

Una ráfaga de viento impactó a las dos personas partiéndolas a la mitad.

Caminé hacia Alice, vi un momento a las dos personas que acaba de privar de su vida, eran cazarrecompensas, desgraciadamente o afortunadamente, estos tipos cazaban a todo aquel que su cabeza tuviese un precio, fuese buena o mala.

El impacto del batir de águila había dejado inconsciente a la que sería mi aprendiz, la cargué, no tardarían mucho en darse cuenta, estos cabrones son monitoreados por sus jefes, así que me moví. Tome impulso y salí del callejón, en el aire empecé revisar a Alice, ella estaba al borde de la muerte, había estado escapando de los guardias y cazarrecompensas por mucho tiempo, pero eso no justificaba el deterioro de su energía elemental, es como si hubiese usado una habilidad tan poderosa que no aguantaba su poder actual y hubiese seguido peleando sin parar desde hace una semana, aparte de ello, no había descansado correctamente en ese tiempo, solo había dos alternativas, usar la habilidad celestial, cura de Rafael o dejarla morir, el problema era que la cura de Rafael podía llegar a ser muy llamativa, al usarla en mi persona, solo saldría un brillo dorado, pero, al usar en otras personas o ciudades, la voluntad del arcángel se haría presente y por lo tanto buscaría curar a las más personas posibles, la habilidad detectaba heridos a una gran distancia y si esto pasaba un gran Rafael dorado aparecería y soltaria las esporas para curar a todos en ese rango. Si no la usaba en ese momento Alice moriría, no podía perder más tiempo, pero dada las circunstancias, la habilidad se convertiría en su forma más benevolente y curaría a miles de personas, tal vez buenas o malas, pero rompería el equilibrio.

— Chico, usa la cura — Oí decir a Zeus— El lienzo de los dioses profetizó que lo usarás y salvarás a la chica, así que tus acciones no verán consecuencias en este mundo.

— Como diga, gran Zeus.

Aterricé en lo que quedaba de la florería. Entre en los escombros con la chica en brazos, solo quedaba la parte baja de la estructura, deje su cuerpo en el suelo e invoque mi habilidad.

— Habilidad Celestial, Cura del arcángel Rafael. — El arcángel gigante se hizo presente y empezó a soltar las esporas curativas.

Alice empezó a recuperarse, su energía elemental también empezaba a estabilizarse.

— Veamos qué es lo que te acompleja niña, habilidad del Ragnarok, Recuerdos del alma.

La florería volvía a tener color, era muy hermosa, las flores que tenían ahí eran tratadas con la mayor delicadeza, su calidad era excepcional. En el recuerdo, Alice movía las flores como una señora rubia le iba diciendo, era su madre, en eso una chica con ropas andrajosas entró a la tienda, buscaba algo, pero no sabía expresarlo, las dos mujeres intentaban ayudarle, pero la chica de ropa andrajosa se molestó al no poder encontrar lo que buscaba y dejo salir una gran onda de fuego negro, haciendo que gran parte de la florería se quemara. La joven empezó a quemar todo a su paso y nadie la detenía y los guardias que entraban a ayudar eran calcinados. Ella, no pararía hasta lograr su búsqueda, fue ahí cuando la señora le dijo algo a Alice y está se levantó, se quitó algo que llevaba en la cabeza y dejo salir todo el poder elemental que podía, eso explicaba por qué estaba tan desgastada. Alice empezó a combatir contra la otra joven, una pelea en el que el fuego más potente ganaría. La chica destinada a Excalibur logro alzarse con la victoria, Alice apenas podía estar de pie, pero, todos los presentes ahí en vez de agradecerle empezaron a señalarla y atacarla, la madre de Alice la protegió como pudo. La marca en su cabeza la condenaba. En todas las naciones había una ley extraña, que los que tuviesen una marca en la cabeza en forma de diamante debían ser entregados a las autoridades correspondientes, dado que ellos eran descendientes del mal, los Pendragon, los causantes de la catástrofe y las dolencias de la humanidad, cosa que no solo promulgaba el gobierno, la iglesia, también contribuía a esa bajeza. La gente en su ignorancia y temor, acataba estas órdenes y a pesar de que la gente fuese querida, si tenían esa marca, pasarían a ser la persona más odiada y a ser cazada por las personas que antes decían quererlos. Alice corrió por su vida, pero una guardia de pelo blanco la intercepto y antes de que pudiese matarla un padre intervino, la mantuvo con el dos días, antes de su muerte a manos de los cazarrecompensas, los que yo había asesinado, después de ello vago por cinco días por las calles, escondiéndose como podía y peleando para sobrevivir, pero sorprendentemente lo logro por pura voluntad.

Regresé a mi presente, Alice despertó de la nada, asustada y temblando se levantó.

— Cálmate Alice, no pretendo hacerte nada — Dije poniendo mi mano al frente.

Alice observaba a su alrededor, estaba muy agitada, ella empezó a respirar y poco a poco se fue calmando.

— Alice, fue una pena lo que le ocurrió a tu hogar y lo que te paso a ti fue más atroz, no debes sentirte mal, hiciste lo correcto al defender a esas personas.

— ¿Quién eres tú? — Se limitó a preguntar

— Me hago llamar Boro, un espadachín errante, he estado en todos los lugares y a la vez en ninguno.

— ¿Por qué me rescataste? Lo último que recuerdo es que estabas detrás de esas personas que me pretendían matar, ¿Que les pasó a ellos?

— Ellos ya están en un lugar mejor, recibieron el castigo que debían, Alice, te rescate por un propósito noble, tu poder está destinado a ser el fuego más noble que haya existido, el fuego que extinga la maldad, el deseo que llevas de cambiar este mundo.

Alice oía con atención lo que le decía, pero algo en su mirada me incomodaba, sentía irá, mucha tristeza y desesperación.

— Señor, ¿Sabe lo que ocurrió aquí? — Preguntó — Intente salvar a este lugar y a sus ciudadanos, deje salir todo lo que podía y a pesar de salvarlos, ellos me señalaron por mi marca, me llamaron demonio, asesina, traidora de la humanidad, me atacaron con diferentes habilidades y con todo lo que tenían a la mano, me rechazaron, solo por una marca de nacimiento, de verdad, ¿Puedo hacer un cambio?

— El mundo teme a lo desconocido, desgraciadamente, por comodidad o no lo sé, decidieron hacer caso a una estúpida norma, Alice, estás destinada a algo más grande que la ignorancia de esas personas.

— Este mundo no es justo, mi madre y yo solo somos, éramos— Sus ojos se llenaron de lágrimas— Floristas, no hacíamos ningún mal a nadie, si hubiera sido una persona sin marca le hubiesen festejado y alabado, pero en cambio, sólo se recibió rechazo, hipócritas que dijeron que nos ayudarían en cualquier situación atacando con todo su poder, ¿Eso es correcto? — Sentía el dolor que soltaban sus palabras.

— No lo es, por eso lo debemos corregir, tenemos el poder para hacerlo o por lo menos tú lo tendrás, yo no puedo interferir al menos que se rompa el equilibrio, yo te otorgare el poder para cambiar este mundo, tú decidirás si caminas por el bien o si le das la espalda al mundo y caminas por la oscuridad, tú serás tu propio verdugo, pero si se rompe el equilibrio me veré en la obligación de interferir — Era la primera vez que mencionaba estás palabras, me sentía incómodo, en verdad, ¿Solo puedo interferir si se rompe el equilibrio? Ese fue uno de los arrepentimientos de mi antecesor.

— ¿Por qué no cambias el mundo tu? Si tienes tanto poder, las cosas deberían ser más fáciles para personas como tú. — Dijo Alice

— Hay una serie de normas que debemos acatar, cuando te entregué lo que es tuyo lo entenderás.

— ¿Normas? ¡Es la misma razón por la que estoy en la situación en la que estoy, ¿Eres una persona que sigue órdenes como un soldado? ¿Sólo eres un títere que se mueve a placer de lo que su titiritero decide?! — Alice se rompió, mientras gritaba las lágrimas caían de sus mejillas— No me malentiendas, agradezco que me salves y estoy en deuda contigo, pero es frustrante que alguien tan poderoso no intervenga por simples normas, no entiendo como alguien que tiene el poder para salvar a la gente que sufre en las distintas naciones que existen no hace nada, ¿Que hacías tu mientras esa tipa apareció aquí? O ¿Dónde estabas cuando las personas como yo, fueron cazadas por sus vecinos, amigos y conocidos?

Me quede callado y observe a la chica, ella, sentía mucho dolor, estaba confusa y con una tristeza inmensa, sus palabras me golpeaban como puños, Alice tenía razón, la última decisión que había tomado como Helmut Brandt había sido la de quemar el cuerpo de Sasaki junto con mis recuerdos, ya tenía mucho tiempo que Boro se movía como los dioses le indicaban, ¿Acaso Sasaki había tenido las mismas dudas que ella sobre su sagrada tarea?

— Solo cuido el equilibrio, no busco que lo entiendas, solo soy un guía para ustedes, que si se pasan de la raya debe dar llamadas de atención hasta que las sobrepasen, si es así debo eliminarlos.

Alice me observó firmemente.

— Boro, te repito, te agradezco que me salves, pero no quiero vivir en un mundo, donde deba seguir las ordenes de alguien o que no pueda salvar a las personas solo porque no puedo interferir, yo no sé qué es lo que hare ahora y no quiero que alguien me empiece a mover como quiera para cumplir su meta.

Alice estaba dispuesta a irse, saqué de nuevo mi espada y la puse al nivel de su abdomen.

— No era pregunta, es tu destino y así será — Las palabras que decía mi cuerpo no eran las que quería al igual que mis acciones.

— Lo siento muchacho, hay que hacer esto con mano dura — Habló Zeus — Es tiempo de que ella acepte eso, cambio de planes, la que la guiará será nada menos que nuestra belleza entre bellezas, Afrodita

— ¡Eso no es lo que se había acordado, Hefesto sería quien la guiará! — Grite

— Cállate mensajero, es mi momento de decidir quiénes serán los maestros de los núcleos elementales, la mayoría, está a cargo de mi persona — Zeus dijo orgulloso esas palabras.

Me sentía frustrado, ese maldito anciano tenía poder sobre mi cuerpo, me había entregado a ellos en bandeja de plata y ellos hacían lo que querían.

— Quetzalcóatl — Hablé intentando contactar con mi guía— ¿Puedes hacer algo?

— ¿Qué ocurre viejo amigo? ¿Qué es esta anomalía que siento?

— Zeus se apoderó de mi cuerpo y quiere darle el núcleo a la chica por la fuerza.

— Siempre pasa esto con los griegos, desgraciadamente no podemos hacer nada, es Zeus quien lo ordena y debemos respetar el acuerdo, cada generación que le toca a cada panteón se hará como su dios representativo decida, no actuaremos hasta después de que el último de esa generación muera, lo siento Boro, no puedo actuar por el momento.

Observaba lo que pasaba fuera, Zeus tenía del cuello a Alice, y de su mano salía el núcleo elemental de fuego, este estaba imbuido con el poder de Afrodita.

— Como dicen los ancestros de miles de años, te concedo el poder del núcleo de fuego, Excalibur, Alice Pendragon, tu guía será la musa entre musas, la diosa más hermosa que se pudo engendrar, tu guía será Afrodita. — Decía Zeus a través de mi cuerpo.

— Suéltame — decía Alice mientras golpeaba mi brazo para que la soltara.

Zeus lanzó a Alice a una pared y el núcleo fue hacia ella, Alice intentó detener el núcleo antes de que chocará con su cara, pero este se detuvo antes. Del suelo salió una espada hermosa, está relucía y era tan brillante que te cegaba, el núcleo entró entre el mango y la hoja.

— Te hemos aceptado, ahora cumple con tu misión niña, como tus ancestros, enorgullécenos con el poder que te damos — Sentencio el dios del relámpago griego.

La peli naranja tomó la espada, pero algo se sentía mal, muy raro, fue ahí cuando la mirada de Alice se posó en mi cuerpo.

— Tú no eres la persona que me salvó, él, a pesar de que le cuestionaba nunca intentó atacarme, tú debes ser uno de sus titiriteros, rechazó la idea de ser una de tus malditas sombras.

Alice lanzó la espada a mi cabeza, la cual, Zeus esquivo, Zeus ardía en rabia y estaba dispuesto a atacar a Alice.

— Tu basura humana, como te atreves a hacer eso, te atreves a rechazar un honor tan grande como que te guiemos, te enseñare a faltarle el respeto a un dios.

«Di esto, Que de los ojos sean los testigos, que de mi boca sea la verdad y que de mis acciones me haga cargo, que los dioses se queden en sus sillas, mientras yo hagosu trabajo» La voz de la mujer que me había ayudado en mi primer conflicto se oyó en mis pensamientos más profundos.

— Que de los ojos sean los testigos, que de mi boca sea la verdad y que de mis acciones me haga cargo, que los dioses se queden en sus sillas, mientras yo hago su trabajo — En un parpadeo, regrese a mi cuerpo, tenía la espada en mi mano derecha y estaba a unos centímetros del cuello de la chica.

— Maldito seas, chico, esto te costara muy caro — Oí a Zeus

Me tranquilice, guarde mi espada, el arma se había clavado en una pared, camine hacía esta, la tomé, le quite el núcleo y suspiré.

— Lo siento — Me acerqué a Alice — Es la primera vez que pasa.

— Era tu maldito jefe, ¿No es así?, se refirió a él como Zeus y esa cosa que tienes en la mano como el poder de Afrodita, ¿Para quién trabajas? — Cuestiono con miedo

— Alice, solo hazme un favor, corre, llévate esto contigo — Le di el núcleo — Se que es mucho pedir después de lo que viste, siendo sincero en mi tiempo con la espada nunca había pasado que ellos controlarán mi cuerpo, lo siento de verdad.

— Si lo tomo, ¿no pasará nada? — Pregunto

— No, el poder de Afrodita se fue, hasta que yo lo imbuya de nuevo con el poder que corresponde, regresara, sé que tienes muchas preguntas, pero necesito que empecemos a correr, ¡YA!

— ¿Por qué? — Cuestionaba una Alice asustada.

— ¡Empieza a correr Alice! — Volví a elevar mi voz

Los dos corrimos lo más rápido que pudimos, una gran energía cayó sobre lo que quedaba de casa haciéndola explotar, logramos salir a tiempo y fue ahí donde el asedio comenzó, muchos guardias del emperador llegaron, ellos tenían intenciones asesinas, Alice corría aferrándose al núcleo con todas sus fuerzas para no soltarlo, de defenderla me encargaba yo, no tenia de otra, y la espada de acero se convirtió en un rojo escarlata de tanto líquido vital que cayó en ella, muchas personas murieron en segundos, ese día, el río de sangre que provoque había sido indescriptible. Entre más avanzábamos, más guardias llegaban y por lo tanto más muertes innecesarias, las calles eran una locura, habilidades elementales salían de aquí y de haya, tanto mías como de los guardias en una persecución sin precedentes, creía que lo lograríamos, pero fue ahí cuando un chico de cabello largo me impacto de la nada, usaba el elemento de electricidad, no lo había visto venir al igual que no lo había sentido. Vi a Alice quien solo volteo, cerró sus ojos y solo siguió corriendo, alcance a colocar un velo de invisibilidad sobre ella para que no la encontraran. Impacte contra un almacén, no había nada ahí, más que otras dos personas, me levante y empecé a observarlas. Una de ellas era una chica que ya había conocido en los recuerdos de Alice, llevaba una hoz, su cabello blanco y sus ojos azules que reflejaban frialdad, y claro su tez blanca como la nieve. Él segundo llevaba un martillo de batalla, tenía el pelo corto, una pequeña barba en el mentón, era de piel morena y ojos cafés. Él que me había acertado el golpe había tomado una posición de forma que quedaba en un triángulo entre los tres, había algo en el que hizo que sufriera un escalofrío, al verlo a los ojos, me recordó la primera vez que había encontrado a Kojiro Sasaki, la misma mirada cansada y con señales de hartazgo, esa mirada que me aterró ver la primera vez y que me provocaba la misma sensación de aquel hombre.

—Esto es innecesario, ahora déjenme ir y nadie saldrá herido.

— ¿Quieres que abandonemos nuestro puesto? Esa intransigencia no es posible— Dijo la chica

— Acabaste con la vida de varios colegas y piensas que te dejaremos ir como así, forastero, tú responderás ante el emperador — Apuntó su hoz contra mí.

— Que divertido, nunca había visto un hombre con tal poder— Mencionó el otro chico con el martillo — Acabaremos contigo, en nombre del emperador y del general Satō, no es así, ¿Nishimura?

El chico de cabello largo solo me observaba, su mirada estaba clavada en mi persona e ignoraba a sus compañeros, parecía que analizaba la situación.

— Toshio, Tobirama, como lo hemos practicado. — Dijo la chica de pelo blanco.

— No — Hablo por fin Toshio — Váyanse de aquí, esto es más grande de lo que pensamos, vayan por más refuerzos.

Al que llamaron Tobirama se veía confundido.

— Así que el gran Toshio Nishimura de nuevo quiere hacerse el héroe, no permitiré que te lleves la gloria de nuevo — Presionó su martillo y se lanzó contra mí.

— ¡Tobirama, no! — Grito la de pelo blanco.

Utilicé mi visión elemental, Tobirama quien se lanzó contra mi controlaba el elemento tierra, la chica controlaba el mismo elemento que Toshio, pero su energía era inestable, como si la naturaleza del relámpago la rechásace, cuando volteé a ver a Toshio su aura era de un color negro que jamás había visto, me quedé paralizado y recibí el golpe de Tobirama.

— Habilidad de tierra, Golpe de Gilgamesh.

Un gran puño me impacto, Tobirama puso sus manos en el suelo y enseguida estaba encerrado en una prisión de tierra. — Segunda ronda.

De nuevo, el gran puño se dirigía hacia mí.

— Habilidad de aire, Soplido del dragón — Dispare una gran corriente de aire que partió el puño.— ¡Eso es, saca todo lo que tienes! — Grito Tobirama — Habilidad de tierra, resentimiento de la madre.

Mi prisión se convirtió por dentro en filosas púas que se encajaron en mis extremidades.

— Habilidad de tierra, explosión terrestre.

La prisión explotó y los pedazos salieron por dónde quiera.

— ¿Eso es todo? Esto no sirve ni de calentamiento— Me mofe, mientras me sacudía el polvo.

— Habilidad de tierra, armadura de la diosa.

Su cuerpo se cubrió de una poderosa armadura de tierra y esta hizo que su martillo se volviese más grande y atacó directamente.

— Patético — Dije para mí mismo— Habilidad de aire, soplido de Kukulcán.

De mi espada una poderosa corriente de aire salió, destruyendo la armadura y el chico inconsciente cayó ante mí.

— Nunca tuviste oportunidad, es mejor acabar con esta penosa vida — Imbuí mi espada con energía elemental — Habilidad de agua, estocada de Atlantis, este juego se acabó — Sentencie

lanzando mi ataque directo al cuello del chico, una gran cortina de humo se levantó.

Cuando se disipó aquel que habían llamado Toshio estaba deteniendo mi ataque con su espada.— Por eso les dije que se largaran — Toshio rechazo mi ataque y me empujo.

El chico cargo a Tobirama inconsciente y se lo lanzó a su compañera.

— Ve por más refuerzos, Annie y un doctor para el idiota, yo haré el mayor tiempo posible — Dijo Toshio poniendo su guardia.

La chica atrapó a Tobirama inconsciente y se dispuso a escapar.

— No mueras, Toshio, regresaré con refuerzos.

La chica se largó en segundos.

— O confías mucho o en ti o sencillamente eres un necio cegado por las alabanzas de los demás — Dije al ver que los compañeros de Toshio se alejaban — Ni siquiera los tres juntos tuvieron oportunidad, ¿Que te hace pensar que tú sí?

El muchacho me veía con dudas, pero agarraba su arma con firmeza.— No es que me cegue o algo parecido, sencillamente debo ganar tiempo, aunque cueste mi vida, te tengo que retener aquí, un ser con tal poder necesita medidas drasticas.

— Se puede saber, ¿Cuál es mi crimen para que se movilicen tantas tropas?— Cuestione

— Ayudar a un enemigo de la humanidad, alterar el orden público y por supuesto, eres culpable de perdidas humanas incalculables.

— No pretendo que lo entiendan, pero no dejare que…

— Huye de ahí chico— Volví a oír la voz de Quetzalcóatl.

— ¿Qué ocurre? —pregunte

— Ese chico de ahí no es normal, él no debió haber existido, Boro, en pocas palabras, él no está siguiendo el destino que le trazamos, es como Caín.

Mis manos comenzaron a temblar por algún motivo, era la primera vez que dudaba desde que Kojiro me había dejado la espada, era raro, no sabía qué hacer, si me iba dejaría un error de los dioses, el cual era mi trabajo encargarme, aparte ¿qué era lo peor que podría pasar? Ningún arma normal podría dañarme. Las palabras de que era una falla seguían retumbando en mi cabeza, use la visión elemental para ver al chico de nuevo, aunque su aura era negra, está era tan grande como la de Alice, sin duda, su destino estaba ligado a los núcleos.

— ¿Quién es este chico? — Pregunté a Quetzalcóatl mentalmente.

— No hay registro de un Toshio al que te tuvieras que enfrentar, existe uno ligado a Ken Kingston, sería como un padre adoptivo para él, pero no es él, ese chico se parece mas al asesino del hombre llamado Toshio — Hubo una pausa — el sujeto que se atrevió a romper el lienzo es Ben Kingston, un usuario a futuro, lograría matar a su hermano en algún punto quien era el portador del núcleo eléctrico, según las sagradas escrituras, él te traicionaría y provocaría una guerra anhelando el poder del Ragnarok, pero sería detenido por Alice quien acabaría con sus fechorías.

— Al final del camino me encontraría con él — Deje salir.

— Pero hay algo diferente, según recuerdo, debía tener esa mirada de asesino, una sed de sangre y poder, también debería estar vestido con uniformes de gala con el símbolo de los Kingston al lado derecho, es un sujeto completamente contrario a lo que está escrito.

El chico tomaba aire y lo sacaba en un intento por calmar su espíritu, clavo su mirada en mí y puso su guardia, firme sin miedo y con convicción.

— En nombre del emperador Takeda, mi trabajo es retenerte y asi lo hare.

— Veo que no daras un paso atras, re

Coloqué mi espada al frente apuntando al chico y en un segundo, los aceros ya estaban chocando. El choque de aceros desprendía chispas, con un poco más de fuerza logré enviar el choque debajo de nosotros.

— Habilidad de aire, Golpe Golondrina. Mi espada se dio la vuelta directo a su mentón, Toshio detuvo el impacto con su palma haciendo a un lado mi ataque y contrarrestando con una tajada de abajo hacia arriba, para mí sorpresa, vi como mi pecho sangraba, toque la herida, no era tan profunda.

— ¡Sal de ahí! — Grito Quetzalcóatl — Esto no debe estar pasado, Boro, esto está mal, no sabemos que es lo que pueda pasar, date vuelta y no pelees.

— Pero es mi deber — Respondí — Soy el que debe solucionar los errores o las peticiones de los dioses.

— Hay algo que no nos gusta de este muchacho, su destino fue cambiado tan drásticamente, logro contrarrestar una habilidad tuya, no sabemos qué tan capaz es, no creo que este a tu nivel, pero sin duda es hábil— Quetzalcóatl se oía preocupado.

— Durante 50 años he seguido sus órdenes y completado sus misiones al pie de la letra, por favor, Quetzalcóatl, no, viejo amigo, puedo acabar con él, confía en mí — Dije con seguridad hacia el dios.

— Vaya, es la primera vez que te rehúsas a seguir una orden directa, está bien, usa todo lo que tengas y no te expongas demasiado, yo Quetzalcóatl guía del segundo portador del Ragnarok, te concedo la misión de acabar con la segunda falla de los dioses.

Regreso mi conciencia a mi enfrentamiento contra el joven.

— Ese fue un buen golpe — Deje salir toda la energía elemental que podía — Pero aún te falta para poder derrotarme.

— Lo se, pero tengo que dar todo lo que tengo por lo menos para retenerte.

El también dejo salir su energía elemental, era increíble, por primera vez podía ver el aura de un futuro usuario de un núcleo, me desgradaba el hecho que fuese en ese tipo de circunstancias. Por alguna razón sentía emoción después de mucho tiempo, ese humano generaba una sensación que había olvidado, la sensación de esperar algo con ansias.

— Tu nombre es Toshio Nishimura, ¿No es así?

— Lo es — Respondió

— ¿Cuál es la razón por la que peleas Toshio?

El muchacho se extrañó, pero quitó su guardia.

— Es raro que quieras hablar antes, por lo regular siempre me atacan antes de querer hablar.

— La razón es simple, estamos a punto de enfrascarnos en una batalla, lo más seguro es que termine con tu muerte, pero quiero conocer un poco de tu vida, quiero conocer un poco a quien morirá por mi espada.

— Pronto llegarán los refuerzos, si quieres hacer eso adelante.

— Descuida, yo me encargaré de ello, habilidad del Ragnarok, Envidia de Leviatán.

Un gran domo impenetrable nos encerró, ahora teníamos todo el tiempo del mundo.

— Está habilidad no dejará entrar a nadie, ni te dejará irte, ya no tienes más opción.

— Es una forma muy rara de querer hablar con alguien— Dijo el chico — La razón es simple, para cumplir parte de un trato, mi madre es una general del ejército y mi hermano es un soldado al igual que yo, pero nosotros no lo somos por qué lo queremos así, mi hermano se enfrasco en una pelea contra el hijo de un general, la pelea termino en la muerte del adversario, debía ir a prisión, pero el máximo regente de la iglesia lo evitó, es un secreto entre voces que parte de los ejércitos de este mundo le pertenece a la iglesia, Arturo, hizo que mi madre volviera a ser una general por parte de su ejército, al igual que nosotros dos, ninguno podría desertar, solo de esa manera lo lograriamos salvar.

— ¿Para qué salvar a un asesino, aunque sea tu hermano? La justicia debe caer a todos sin excepción — Dije.

— Debería ser así, pero no, el mundo está tan podrido que hasta la justicia está controlada por los que tienen el poder — Respondió el chico — En la pelea, mi hermano no tenía intenciones de matar al otro, pero, ellos sí. Mi hermano siempre había superado al hijo de ese general, los celos y la desesperación de no poder alcanzarlo se fueron acumulando, dado que era un hijo de general, lo que hiciera, sería tapado por su padre, asi que uso un artefacto para aumentar su poder y así matar a mi hermano.

— ¿Cómo sabes todo esto y que no es una mentira de tu hermano?

— Ese día me encontraba con él, habíamos terminado de hacer las compras, era un día normal para nosotros, hasta que apareció el menor de los hermanos Satō, llevaba consigo un aparato que absorbía la energía elemental y tres guardaespaldas detrás de él. Ellos iniciaron una batalla en ese lugar. Los seguidores del chico me inmovilizaron rápidamente quedando un 1vs1, desgraciadamente, no contábamos con un arma, habíamos dejado el arte de la guerra hace un tiempo. La máquina era un prototipo de control para seres poderosos, pero todavía estaba en periodo de prueba, esa cosa absorbía más energía de la que debería y se sobrecargaba a niveles peligrosos. Para nuestra mala suerte, esa cosa explotó cuando ese idiota se emocionó y la puso a máxima potencia. Caí desmayado por la pérdida de energía y cuando desperté, estaba en el medico, vi a mi lado y estaba el máximo representante de la iglesia, el padre Arturo. El me comentó lo sucedido después de que me desmaye y que la sentencia de mi hermano llegaría pronto al menos de que hiciéramos algo, él nos ofreció un método para salvarlo, deberíamos unirnos a su facción del ejército, los 3, mi madre debería retomar su posición y a cambio el abogaría para salvar a Raiden, aparte de darle a mi madre un duelo contra el general Satō. Nosotros aceptamos y el padre cumplió su parte, nos enlistamos bajo su manto, él anulo el juicio y el duelo se dio con una victoria aplastante de mi madre sobre el general.

— Ya veo, fuiste obligado a entrar al ejército para proteger a tu familia, una pelea de otros te llevo a este lugar — Dije al terminar de oír el relato de Toshio.

Sus palabras me movieron los recuerdos, me recordaba mi situación cuando tome el manto del portador del Ragnarok y a mi mente se vino lo que habia ocurrido con Alice, sus reclamos y su desesperación

— Siendo sincero, no quería volver a esta vida, toda mi vida he sido obligado a ser algo que no quiero, cuando nací, era el siguiente líder de una familia que se había retorcido, un legado manchado y asqueroso, cuando por obras del destino, terminamos en los brazos de Kiara Nishimura, todo cambio para bien, yo podía hacer lo que quisiera, pero la envidia de otro, me obligo a estar en este ejército, un grupo de Élite que se encarga de hacer la voluntad de la iglesia, de dios y del estado, no importa el trabajo, nosotros debemos de cumplirlo en nombre de ellos.

La mirada del chico era triste.

— En nombre de Dios, ¿Eh? — Vi en dirección al cielo, este estaba oscuro por el manto, pero detrás de él, se veía que caería una tormenta.

— Siendo sincero, no creo en un dios — Continuó Toshio — y si existiera, ¿Por qué permitió todo lo que pasó? No solo nuestra adición obligada al ejército, sino que también, la mierda que es mi verdadera familia, lo que le pasó a mi madre Kiara, perder a sus seres queridos por un malnacido, solo me hace creer que no existen, que solo son un invento para sonsacar a las masas.

— Eres un error, chico — Respondí — No debiste haber existido, o más bien, debiste seguir el destino predicho para ti, nuestro encuentro no estaba escrito, no por el momento, en pocas palabras ellos, los dioses ni si quiera sabían de los giros que ha dado tu vida.

Toshio me vio directo a los ojos y se puso a la defensiva

— ¿Acaso tu poder se debe a ellos? — Pregunto.

— Se podría decir que si, muchacho, debo eliminarte, no estás siguiendo lo que ellos escribieron en su lienzo, eres una mancha para seres tan perfectos como ellos, pero, quiero preguntarte algo antes de empezar, si tuvieras el poder para hacer lo que quisieras con tu vida, ¿Qué es lo que hicieras con ella?

Toshio también vio el cielo, sus sentimientos querían explotar, intentaba que no saliesen, suspiro y repondio a mi pregunta.

— Acabaría con ella.

Me sorprendí de la respuesta

— ¿Por qué? — Pregunté

Toshio regreso su mirada a mí, sus ojos contenían lágrimas.

— Es raro, ¿No? Te apuesto que no esperabas esa respuesta, lo he pensado muchas veces, tener el poder de cambiar mi vida a como me plazca, pero no encontré un propósito, fui entrenado desde chico a ser un guerrero, cuando pude ser un chico que disfrutaba de su vida sin que nadie quisiera dirigirla a un lugar , fui feliz, pero solo fue una emoción pasajera, por qué tuve que volver a alzar mi espada, pero si tuviese ese poder no podría hacerlo, un poder tan grande que no se ocupa para un bien mayor no sirve para nada y si está mal empleado, causara miles de muertes, antes de ser a lo que quiero escapar, prefiero morir.

Verlo, me recordaba cada vez más a mi persona cuando me enteré de la muerte de mi familia, ese muchacho era una víctima más del destino, quería dejarlo con vida, pero no podía, estaba entre muchas dudas, por primera vez me temblaban las manos.

— Descuida, puedes estar seguro de que tú muerte será indolora — Dije poniendo mi espada de frente.

Toshio volvió a poner su guardia.

— Fue un honor platicar contigo, pero todo debe acabar.

Toshio respiro antes de responderme.

— Si muero aquí, por lo menos quiero saber tu nombre — dijo

— Los dioses me dieron el nombre de Boro, pero mi verdadero nombre es Helmut Brandt.

Toshio y yo avanzamos hacia el otro, el choque del acero se dio al instante, se veía la experiencia que tenía con su espada, a pesar de ser un chico tan joven, era admirable su destreza.

— Habilidad eléctrica, cuatro destellos.

Toshio desapareció por un momento, al reaparecer, su ataque dio por los cuatro puntos cardinales con una estocada llena de energía eléctrica.

— Habilidad de tierra, levantamiento de punta.

Una parte de tierra se levantó, este impacto en el chico haciendo que este se elevara, Toshio impidió que lo atravesará con su espada. Me acerqué a él.

— Habilidad de viento, Imperatrix Vortex

Una gran concentración con vientos a velocidades excesivas que desgarraba la piel apareció, golpee a mi oponente con mi puño y este cayó dentro del Vortex. La habilidad desapareció después de un tiempo, vi hacia la dirección de esta, pero Toshio no estaba.

— Caída del relampago.

Toshio cayó del cielo con una cantidad asombrosa de energía eléctrica, la tensión hacía que mi espada temblase.

— Todavía no es suficiente, habilidad de fuego, aliento de dragón.

Dispare fuego de mi boca, el choque de habilidades causó una explosión.

Antes de que el humo se dispara, de nuevo estábamos chocando espadas, solo las chispas que salían de estás iluminaban ese lugar. Yo rechace a Toshio haciéndolo retroceder. Vi a mi oponente, el sudor caía de su frente, su energía elemental había disminuido, pero seguía firme en su voluntad.

— Habilidad del Ragnarok, Orgullo del rey Lucifer — Las llamas del purgatorio se hicieron presentes en mi arma, Toshio se sorprendió y tomo una postura de defensa, levanté mi espada y la presión empezó a ejercerse sobre él, pero su postura no cambiaba, dejé caer mi arma y con ello, el mar de llamas negras sobre el muchacho.

— Habilidad del relámpago, Centella eléctrica — Lanzo su habilidad.

Una gran luz empezó a brillar en el lugar de Toshio. Las llamas desaparecieron en un momento junto con la gran luz emitida por la habilidad del chico. El joven salió con heridas graves, pero, aun así, seguía de pie listo para seguir luchando, volvió a ponerse en posición de lucha.

— Tus llamas son más fuertes que las de ese hijo de perra, pero aun así puedo continuar peleando — Un cansado Toshio volvió a demostrar una templanza sublime

— Así que ya conocías estás habilidad, sí que eres un cajón de sorpresas, eres un tipo increíble, no quiero imaginar lo que has de haber experimentado para soportar de esa manera uno de los ataques más poderosos del Ragnarok, pero esto se acabó, ya no te queda casi energía elemental, la gastaste todo en esa defensa, mi victoria está asegurada.

— No importa, cuando caiga este velo, tú estarás rodeado, aunque muera aquí, mi meta se abra cumplido — Respondió Toshio.

— Un sacrificio noble, es una lástima que vaya a acabar con esto ahora — Asegure.

Toshio cambio a una postura de ataque, puso su espada a la altura de su hombro y con la otra a la misma altura, me señaló.

— Si está ha de ser mi fin, daré todo lo que me queda.

— Que así sea.

Empecé a cargar mi espada con energía elemental de viento, así como lo hice cuando enfrenté a Caín. La espada de Toshio se empezó a llenar una gran cantidad de energía eléctrica, sin duda se trataba de una habilidad grado catástrofe, de verdad ese chico era sorprendente, un anhelo paso por mi cabeza, me hubiera gustado pelear codo a codo con él. Después de que ambos juntáramos una buena cantidad de energía, la liberamos, el uno contra el otro.

— Habilidad definitiva de viento, Dragón emplumado

— Habilidad definitiva eléctrica, ejecutor de Cronos

La energía elemental salió de mi espada en forma del dios Azteca, y un gran rayo salió disparado a una velocidad increíble de la de Toshio.

Las dos habilidades chocaron, creando un sonido ensordecedor, de nuevo, la situación explotó dejando ventisca con electricidad en el campo de batalla. Toshio apareció delante de mí, bloqueé su ataque, ya no era tan poderoso, su energía estaba casi agotada.

— Combinación de estilos, habilidad del Ragnarok y viento, Golpe del orgullo — Está vez mi ataque iba imbuido con llamas negras que había puesto cuando aparte su espada, mi arma dio en la parte derecha de su pecho y llego hasta su cara. Este se arrodillo en el suelo y empezó a desangrarse.

La energía de Toshio estaba acabada, había batallado bien a pesar de no ser un usuario elemental todavía, siendo sincero, me había sorprendido, pero su vida se agotaba con cada segundo. Guardé mi espada y le di la espalda.

— Se acabó, me hubiera gustado que vivieras más, Toshio Nishimura, siempre te recordaré.

Cerré los ojos y estaba dispuesto a cancelar el velo, cuando un ruido me hizo voltear, el muchacho volvió a ponerse de pie, parte de su uniforme estaba destruido al igual que su cara, apenas podía mantenerse de pie del esfuerzo.

— Mientras todavía tengas sangre en el cuerpo, te levantas, si tienes una gota de vida, la aprovechas, si queda el grito de tu alma, lo aprecias, mientras lata tu corazon, pelea, esa es la regla Nishimura — Recito orgulloso.

El muchacho empezó a desprender energía elemental otra vez, Toshio acumuló todo en su arma, la vitalidad, su ambición, su familia y su sentido de deber hacia ella, lo hacían levantarse nuevamente.

— No ser…

Aparecí en un bosque de la nada, en el, Kojiro estaba sentado con una tetera y dos vasos como en nuestro primer encuentro.

— Veo que has estado bien, Boro.

— ¿Dónde estoy? — Pregunte — Estaba hace un momento peleando con el chico.

— Es un estado de consciencia, se podría decir que es un plano donde los vivos y los muertos pueden comunicarse, podremos decir que es un espacio astral.

Me senté en frente de él y tome una taza, está ya traía consigo té.

— Has hecho un buen trabajo, Boro, si hablamos en término del deseo de los dioses, has sido un gran sucesor, sin embargo, me gustaría dirigirme a Helmut Brandt.

— ¿Qué quieres decir con eso? — Pregunté.

— Soy fiel creyente de que las cosas pasan por algo, creí que sanarías con el tiempo, en el destino predicho, no seguías al pie de la letra las ordenes, si no estabas de acuerdo las cuestionabas, pero al perder todo de la manera en que lo perdiste, sin contar que pase la antorcha antes de tiempo por la amenaza que caía en nuestros hombros, me duele admitirlo, pero, Caín se salió con la suya, te rompió, ahora solo eres una marioneta de ellos, Boro, ¿Qué es lo que quiere en realidad Helmut Brandt?

Le di un sorbo al té.

— Eso quisiera saber — Vi al cielo

Kojiro bebió su té antes de volver a hablar.

— Helmut, ese chico tomó un camino que no era para él, su destino estaba plagado de destrucción, odio y traición, él era la desgracia andante, sin embargo, su destino, ahora lo escribe él mismo, viejo amigo es hora de regresar a casa.

Regresé al momento, las palabras de Kojiro en realidad me habían llegado, por primera vez en 50 años, el que estaba sosteniendo la espada no era Boro, sino Helmut Brand, vi al muchacho, su ojo izquierdo reflejaba esa determinación abrumadora que había mostrado en todo el combate, sonreí, vi al cielo y tomé mi decisión.

Desenfundé mi espada y me puse en guardia, Toshio se lanzó hacia mí, moví el Ragnarok a un lado, el ataque de Toshio venía directo al corazón y como lo hizo alguna vez Kojiro, dejé caer mi arma y acepté que la suya me travesara completamente. La cara del muchacho estaba frente a la mía, su mirada reflejaba confusión, yo solo sonreí, al igual que mi antecesor, camine hasta ponerme en su oído, dolía, pero mi sufrimiento acabaría pronto.

— Toshio Nishimura, te condenó a vivir eternamente hasta que le encuentres un sentido a tu vida, que el poder más grande que exista le des un valor más grande que el previsto hasta ahora ó el que yo le hubiese podido dar, no podrás morir hasta que encuentres ese sentido, yo Helmut Brandt te nombro, de ahora en adelante, el portador del Ragnarok y maestro de los 8 núcleos elementales, que la voluntad de los dioses se haga realidad y tu castigo te guíen a mejor puerto.

Sentía un gran sueño, me pesaban los párpados y mi cuerpo perdía sus fuerzas.

— Por favor, cuida de Alice. — Fue lo último que dije antes de caer.

Empuje a Toshio al lado contrario de dónde caería, la espada se quedó incrustada en mí, veía el cielo, a pesar de que caería una tormenta, detrás había un cielo azul esperando por ser descubierto, el velo empezó a desaparecer.

— Lo siento viejo amigo, falle en mi misión, Quetzalcóatl, sé que no es mucho o que no vale nada, pero te libero de tu carga, prométeme dios serpiente emplumada que cuidaras del niño, así como lo hiciste conmigo, habilidad de fuego, llamas incandescentes — Dije en mi mente, esperando que mi viejo amigo me hiciera ese último favor.

Prendí fuego a mi cuerpo y fue entonces cuando caí dormido o mejor dicho morí.

Desperté, estaba saliendo de un auto y mi hogar estaba delante, como si nada hubiese ocurrido, llevaba mi uniforme de gala, la guerra nunca había ocurrido en ese mundo. Corrí y abrí la puerta, al abrir mi hija y mi esposa dispararon confeti y al unísono gritaron<< ¡Bienvenido!>>Las lágrimas cayeron de mis ojos y corrí a abrazarlas, detrás de ellas el sillón en el que había despertado esa vez, estaba Kojiro tomando un sake, este sonrió al verme.

— Bienvenido de vuelta, Helmut, creo que hay un sin fin de historias que contar, ¿No es así? Sonreí, me levanté y sin quitarle una mano a mi familia, respondí.

— Si hay cosas que me sobran son historias y tiempo, al fin volví a casa.

Capítulo 5: El chico que rasgo el manto

(Narración de Toshio)

No sabía bien como había llegado a ese sitio tan oscuro, lo último que recordaba era que mi espada le había atravesado el corazón a Helmut, este tenía más poder, pero ¿Por qué se dejó matar?, me pregunte, ¿Habré muerto? Supongo que sí, la herida de mi lado derecho había sido mortal, aparte de que en este lugar no había nadie, era raro, pero siendo el lugar donde van los muertos, no sabía que esperar. Me senté, no podía usar mi poder y no tenía mi arma, pensé que lo que tuviera que ser, seria, me acosté poniendo mis brazos atrás de mi cabeza esperando o pensando que solo quedaba descansar eternamente.

— Tsk, cuando me reencuentre con mi madre y Raiden me volverán a matar por haberme ido tan pronto.

Cerré los ojos y estaba decidido a dormirme, decidí ignorar todo, al fin y al cabo, ya estaba muerto, pero fue ahí cuando una luz apunto hacia mí. Unas gradas se levantaron a mi alrededor, me levanté, del suelo unas cadenas salieron y me agarraron del cuello, manos y pies. Miles de personas se sentaron en los estrados, ellos murmuraban mientras me veían o eso parecía. Después de un rato todos estaban en su sitio expectantes de lo que sucedería. Encima de las gradas había asientos especiales que ya estaban ocupados. Un golpe se escuchó y todos guardaron silencio Un hombre con armadura resplandeciente y un cuerno en la cintura, se puso delante mía, tomo el cuerno y lo puso a la altura de su boca, como una especie de megáfono.

— Se da inicio al juicio del sujeto que se hace llamar Toshio Nishimira, el segundo error en toda la historia de los dioses y asesino de Boro, alguien que no siguió su destino, aunque estaba brutalmente ligado a los núcleos elementales, en ningún momento Boro moriría por su espada si no que su hermano sería el que muriera por esta, pero ahora, él está aquí como nuevo portador del Ragnarok, no solo rompió el equilibrio, si no que se atrevió a manchar el lienzo de los dioses.

Al escuchar al hombre mi piel se puso de gallina, entendí que estaba frente a miles de dioses, los mismos seres que habían jugado con la humanidad a su antojo, ahora me juzgaban por ser quién mató a su elegido.

Los asientes especiales se iluminaron, dejando ver a los todopoderosos.

— Gracias por la introducción Heimdall, como oyen, compañeros, él es un pecador que ni siquiera cree en nosotros, sus acciones no siguen a ninguno de los aquí presentes, no reza por ninguno, aunque pelea en nombre de una iglesia, él es parte de una falsa fe — Un hombre de barba blanca y cabello largo se pronunciaba, llevaba una túnica que le cubría solo la parte inferior y solo un tirante que atravesaba el pecho. A su costado se encontraban cuatro asientos, dos en cada lado, tres de estos eran ocupados, dos hombres y una mujer, ese tipo de balcon lo adornaban nubes y grandes pilares, en medio debajo del hombre de pie se encontraba el símbolo de un águila.

— Mato a Boro — Un ser de cuatro brazos levanto uno de sus brazos — Más bien, Boro dejo que el siguiera el legado del Ragnarok, tiene un poder aceptable, creo que lo sienten al igual que yo, aunque normalmente perdería contra Boro, su habilidad con la espada supera las expectativas, aunque en desventaja evidente protegió a sus compañeros y estaba decidido a morir si así era necesario, no solo cambio su destino para bien, demostró tener lo que se necesita, por mí, que él sea el portador. Este ser se encontraba sentado en cientos de almohadas, el fondo era una galaxia, pareciese que las almohadas eran las que flotaban sobre esta.

— Shiva — una voz chillona hablo — Él es un rompedor del equilibrio, no merece ser portador de este mismo.

— Si, no olvidemos que es una anomalía, se escapó de nuestra vista, no merece tener tal poder. — Comento otra voz

— Gustan callarse cuervos, de verdad que son molestos — Advirtió Shiva — Estoy cansado de ver como murmuran, son dioses por lo que más quieran, aparte de todo, “el que lo ve todo” no pudo ver una anomalía como él y ahora estamos aquí juzgando al conservador del equilibrio, no es así, ¿Odín?

Un aura poderosa se sintió en la sala. Había tres asientos ocupados donde el aura había salido, estos, estaban rodeados de ramas y en ellas, los cuervos me miraban atentamente, el hombre que estaba sentado en la silla de en medio se levantó, este tenía un parche en el ojo izquierdo y lucia como una persona de tercera edad.

— No lo vi, es una realidad, pero todos ustedes pudieron haber sentido la anomalía y pedir a Boro que lo eliminara o eliminarlo ustedes mismos, a excepción de algunos, se han metido con la humanidad sin importar nuestro trato de no hacerlo, eso fue lo que trajo la ira y deserción de Ares.

Veía el espectáculo, las cosas estaban muy tensas entre ellos, debo admitir que era satisfactorio de ver, dicen que los dioses no se equivocan por ser dioses, pero lo que veía ahora era un error garrafal que los dioses dejaron pasar y eso me divertía, aunque esa falla era yo.

— Basta ya — Dijo un hombre sentado al lado de Zeus — No resolveremos nada peleando, está claro que el error no fue solo de Odín, dimos por sentado que la historia se conservaría como lo habíamos previsto, no pensamos en este tipo de situaciones.

— Estás muy calmado, Hades, esto es de vital importancia — Dijo el hombre sentado al lado derecho de Odín, un hombre fornido y pelirrojo, con una gran barba — Es cierto que derrotó a Boro o al sentir la oportunidad de escapar, este, la tomo, como sea, este hombre no se echó para atrás a pesar de que sintió el poder del portador del Ragnarok en su cuerpo y aun así le hizo frente, él es un guerrero más que calificado para esto.

— ¿Estás de acuerdo en que él sea el portador, hijo mío? — pregunto Odín

—Así es padre, demostró ser un guerrero digno, no tengo problemas con que él sea el que porte esa arma.

— Solo es por qué te agrada, un dios como tú que toma lo que quiere y no le importa las consecuencias no debería opinar — Dijo un hombre que estaba sentado en la silla del lado izquierdo de Odín — Thor, la guerra no lo es todo.

— Deberías de guardar silencio Loki, por tus mentiras, engaños y desatenciones, causaste miles de inconvenientes con tus hijos.

— Eres muy serio “hermano”, bueno da igual, yo opino que lo matemos, es una anomalía, según nuestras normas debe morir, no merece llevar esa arma que se forjan con el sufrimiento de mis hijos, los colmillos de Fenrir y las escamas de Jörmungandr, sin contar que el canalizador de esa maldita arma es mi hija Hela.

— Debe haber un juicio justo. — Interrumpió una mujer con pelo blanco.

— Skaði — Dijo Loki — Un juicio para una anomalía, no es correcto, debe eliminarse.

La diosa me vio fijamente, su mirada fría clavada en mi persona me hacía sentir calmado por algún motivo.

Mis ánimos cambiaban constantemente al escucharlos, ellos no paraban de decirme anomalía, me tenían encadenado y hablaban de que no había seguido mi destino, ellos me habían abandonado desde que era un niño.

— Debemos darle un juicio a este humano, en sus acciones hay justicia y al mismo tiempo muerte, ¿No fueron también las condiciones con las que se aceptaron a Boro? — Dijo un hombre levantándose, sus asientos estaban inspirados en el cielo. La mujer de su costado, también se levantó.

— Este humano camina en el mundo entre el bien y el mal, contrario a lo que decía su destino, solo caminaría por el camino de la oscuridad hasta matar a su hermano y de ahí descendería a un lugar aún más lúgubre, tal vez este cambio sea lo correcto, por qué al hombre que estamos juzgando es uno completamente diferente al monstruo que se convertiría.

En los lugares de los omnipotentes que acaban de hablar, había 5 puestos, los dos que se habían levantado y tres a sus espaldas.

— Heimdall — Hablo Odín — Dinos el destino que debía seguir este humano.

Al hombre de armadura le apareció un viejo pergamino, este flotaba, se abrió y Heimdall empezó a leer.

— Ben Kingston, hijo de Ben Kingston y Laura Kingston, una familia sobreviviente, según su destino era continuar con el legado de los Kingston, al ser el primer primogénito heredaría todo lo que su familia tiene, incluidas las vidas de los integrantes de la familia, usuario del rayo al igual que su hermano menor Ken Kingston, a quien asesinara en un punto determinado y pasará a ser portador del arma elemental del rayo siendo Zeus quien lo guiará ayudando a Boro para detener los males por venir, al tener tanto poder Ben convencerá a otros 4 usuarios elementales y creará un motín, siendo este fallido y muriendo a manos del usuario de fuego Alice Pendragon, y ese sería el destino de Ben Kingston.

— Una aberración — Se levantó una persona con un tridente del palco de Zeus— Ben Kingston debe morir, falto al respeto a nuestro mandato y altero el orden, no debemos permitir que algo como lo que paso con Caín se repita.

— ¡YO NO SOY BEN KINGSTON, MI NOMBRE ES TOSHIO NISHIMURA! — Grité desde el fondo de mi corazón.

El nombre que se me había dado cuando nací era Ben Kingston, pero odiaba todo lo que ese legado conllevaba, su objetivo para mí y mi hermano, una batalla a muerte entre nosotros para determinar quién sería el cabeza de familia, fue por ellos que mi hermano era obligado a entrenar para intentar acabar conmigo y viceversa. Fue el actual padre Arturo quien nos sacó de ahí, un día hizo un asedio contra los Kingston por delitos en contra de la humanidad, mi familia salió corriendo por la puerta de atrás dejándonos a nuestra suerte a mi hermano y a mí. El padre nos llevó con la que consideramos nuestra verdadera madre quien nos dio un nuevo nombre y su apellido, Kiara Nishimura la usuaria más poderosa del rayo en el territorio asiático.

— Tienes agallas de gritarnos — Dijo el mismo del tridente, apuntando este hacia mí.

— Poseidón, cálmate, no harás tu voluntad, eres un maldito animal— Dijo una mujer a lado de Izanagi.

— Amaterasu, no te metas, ustedes quieren hacerle un juicio, cuando claramente es lo mismo que Caín, yo quiero acabarlo antes de que eso sucedak, es una anomalía, debe morir.

Poseidón lanzo su tridente hacia mí.

Observé firmemente el ataque que venía hacia mí. El tridente choco contra una piedra oscura que apareció de la nada.

— ¿Que hace eso aquí? — Pregunto Poseidón furioso.

— El Ragnarok — Hablo un dios de aspecto desalineado, este se encontraba en las gradas. — El núcleo lo reconoce como el portador, este reconoce que la victoria fue de Toshio y le obedecerá solo a él.

— Hefesto, ¿Quieres decir que a este hombre no lo puedo matar? — Pregunto Poseidón

— No es eso, si no que tendrán que juzgarlo justamente, no podemos simplemente matarlo.

La esfera negra, se movió a mis manos, la tomé y mi espada apareció delante mío, lo unico que la diferenciaba era el mango negro y la hoja dorada, las cadenas se rompieron de la nada y Heimdall se hizo para atrás de la sorpresa. Todos los dioses se levantaron impresionados por tal acción.

— Un humano cualquiera no debería poder romperlas, yo las hice especialmente para esto, estás cadenas contuvieron a Caín — Dijo Hefesto.

— He escuchado suficiente, me llaman falla, anomalía y según lo citado por ese hombre, debo seguir un destino donde mato a la persona por la que haría cualquier cosa por verla feliz, pelear contra una desconocida solo porque asi lo decidieron — Levante la espada y apunte a donde Poseidón — No sé qué quieran ustedes de mi ahora, pero lo que si se, es que no soy el asesino de Ben Kingston, ¡Soy Toshio Nishimura!

Un silencio se hizo presente en la sala cuando hable, pero solo fue por un momento, todos los dioses empezaron a gritarme.

— ¡Irrespetuoso!

— ¡¿Quién diablos te crees?!

— ¡Un humano intentar matar a un dios no me hagas reír!

— No me importa lo que piensen, ustedes me abandonaron a mi suerte, solo guiándose a mi supuesto destino al igual que miles de humanos, ustedes solo dictaron su mentado lienzo y dejaron de vernos y como hablan, fueron los causantes de la gran catástrofe o tal vez otro error que se les salió de las manos— Afirme.

Los dioses guardaron silencio, su coraje se sentía en el aire, el odio hacia mí, todo el desprecio, era un infierno ese lugar.

— Toshio Nishimura, eres condenado a morir por las manos de los dioses— Dijo Zeus serio. — Bien, yo Zeus, padre del panteón griego, ¡Te despojo de tu poder!

La espada no desapareció, se quedó en mi mano. Zeus observó con coraje que su mandato no se cumplía.

— ¿Qué es lo que pasa? ¿Es obra de esa mujer? — Soltó con furia

— No — Dijo un hombre con una corona de plumas y un palco de vistosos colores — Yo no estoy de acuerdo con ese veredicto, yo propongo que se le despoje de los demás núcleos elementales y los dioses que le den su consentimiento le ponga a prueba, un juicio justo para alguien que perdió su camino y si es así, yo Quetzalcóatl dios de la cultura Azteca le presto mi poder para el núcleo de aire.

Los demás dioses observaron a Quetzalcóatl.

— ¿Estas retándonos también dios azteca? — Pregunto Zeus iracundo— Es mi deber acabar con él, soy quien está a cargo de esta persona al igual que mi cultura de casi todos los portadores, no tienes derecho a meterte.

— Opino diferente, he estado mucho tiempo agachando la cabeza por mi error, pero ya no lo hare más, sabes muy bien que no te temo Zeus, en cuestión de poder, tenemos el mismo, si peleamos ahora, sería un desperdicio de tiempo, les doy una solución para aquellos que lo consideran digno y los que no, pueden ver su progreso, en su mano esta demostrar que puede ser aceptado o no.

— Yo Skaði diosa nórdica del invierno le prestare mi poder para el núcleo de hielo.

Odín volteo a ver a Skaði, sin expresión alguna.

— Oh my Skaði — Menciono Loki en tono burlón — Vas ir en nuestra contra.

— Haré lo que quiera Loki, no estoy totalmente del mismo lado que tú, los Aesir y yo no somos amigos.

— Tiene tiempo que no hacía esto, la última vez fue Abel, Yo Shiva dios de la destrucción de la India, te proporciono el don de la destrucción en el núcleo de la oscuridad. — Shiva se levantó con una sonrisa, muchos dioses se arrodillaron al verlo de pie. — Entre mi gente serás reconocido como Rudra, esperó que estés a la altura de tu nuevo título.

Una diosa con un collar dorado se levantó.

— Yo Kishar, diosa primigenia de la tierra de la cultura de Mesopotamia, le doy mi bendición al núcleo de tierra — Vio a Quetzalcóatl — Si al fin tuviste el valor para dejar los prejuicos que tenías y no solo por lo que te pidió Boro, quiere decir que tiene algo de valor, lo vere con mis propios ojos.

Una mujer se levantó, llevaba adornos en la cabeza, pero al levantarse, al igual que con Shiva, muchos dioses se arrodillaron.

— Mi muchacho, lamento lo que está sucediendo y de cierta manera, me alegro de que el destino haya cambiado para ti, yo Isis te daré el poder del agua, el núcleo de agua conservará mi poder y por parte de mi gente te llamaran el relámpago del Nilo.

Un hombre que estaba sentado solo levanto la mano.

— Eres interesante chico, yo Siddhartha Gautama maestro del budismo, te doy uso del arma de fuego, quien ya tiene un portador, Alice Pendragon, yo me hare cargo de ella de ahora en adelante, cuando la encuentres, asegúrate de estar listo para lo que venga, serás conocido como el que recorre los caminos.

— Veo que también te convenció, pensé que te quedarías fuera de esto, Buda — Dijo Shiva con una sonrisa.

— El muchacho tiene parte de razón, pero me sorprende su valentía, tiene miedo, pero aun así hablo y está preparado para luchar.

Un hombre con alas se levantó, llevaba una armadura y su brillo era cegador

— Te daré el uso del núcleo de luz, Yo Azrael, quien puede moverse entre el infierno y el cielo, te juzgare en nombre de todos mis hermanos, personalmente me encargare de darte ese juicio justo que mencionan.

El recinto quedó en silencio, eran 7 dioses que me apoyaban, solo faltaba 1.Un hombre atrás de Izanagi e Izanami se levantó y cayó enfrente de mí.

— Eres interesante muchacho, tienes coraje, bien lo he decidido, yo Susanoo no Mikoto, dios de la tormenta de la cultura japonesa seré el que le dé el poder al núcleo de electricidad y seré su guía.

Susanoo sonrió, extendió su mano y soltó una esfera, está se convirtió en una espada azul y dorado. 9 fundas aparecieron detrás mío, la espada de electricidad y el Ragnarok entraron en una y los otros 7 núcleos fueron a los dioses que me habían dado su apoyo.

— No fue despojado de su poder por qué todos los dioses tenían que rechazarlo, pero ese sector que está en desacuerdo fue la que lo impidió, fue la condición que puso Lilith — Dijo Hefesto derrotado en su lugar. Zeus se levantó indignado.

— Ben Kingston, no, Toshio Nishimura, eres condenado a recolectar las 7 armas elementales restantes y pasar una prueba por cada una para demostrar que eres digno, hasta entonces no podrás usar del todo el poder del Ragnarok, actualmente solo tienes 1 que es la de Susanoo, eres un fallo, pero algunos no lo ven así, sin embargo, estaremos expectantes de tu fracaso y cuando pase, morirás por mi mano.

Zeus dijo la sentencia y se dio la vuelta, el levanto la mano despidiéndose y eso dio por concluido mi juicio.

De la nada caí en un agujero, empecé a ver la historia de la humanidad, aprendí más del arte de la espada, del mundo desde que se creó, la historia Kojiro, de Boro y de los sentenciados a la inmortalidad. Vi la realidad de la catástrofe, el poder de los humanos y su relación con Caín, una guerra por territorio, el momento donde me encontré con Boro y ahí fue cuando desperté.

Tenía vendado la parte derecha de mi cara, sentía caliente la parte donde la espada de Boro me había impactado. Vi el techo y solté lo único que se me ocurrió en ese momento respecto a mi situación.

— Mierda.

Capítulo 6: Directo a la boca del Lobo

Sentía un montón de emociones en ese momento, mi mente no paraba de pensar en el juicio que acababa de terminar. Mi ojo derecho estaba bloqueado por vendas, Sentía caliente las partes del cuerpo que me había dejado el ataque de Helmut.

Quería moverme, pero no lograba mover mi cuerpo, lo sentía como si siguiera durmiendo, no reaccionaba, parecía que había dormido por mucho tiempo, intentaba moverme con desesperación, pero mi cuerpo apenas empezaba y reaccionaba, deje de intentarlo, solo regrese mi cabeza a mi almohada.

Vi hacía la ventana, era de noche, así que cerré mis ojos para intentar dormir, necesitaba callar mis pensamientos, empezaba a quedarme dormido cuando oí a mi padre biológico, volví a abrir mis ojos y ante mi uno de los recuerdos cuando era niño.

—¡LEVANTATE! — Gritaba — ¡DEBES ACABAR CON TU HERMANO, ASI QUE CERO PIEDAD!

Un niño estaba en el suelo y su padre lo obligaba a levantarse contra él, un conflicto que no llegaría hasta años después por ser la cabeza de familia.

Me acerque al niño e intenté tomar su mejilla, él, sangraba de su ceja derecha y su mirada reflejaba una gran tristeza, dudas y frustración, sentimientos que no debería sentir ningún niño. Parpadee, el niño ya no estaba frente a mí, solo la habitación en donde me habían internado.

Me logré sentar, mi cuerpo al fin reaccionaba a mis órdenes, me quité el suero y los chupones que me conectaban a una máquina para leer mi pulso, al quitarlos un sonido molesto empezó a sonar. No tardó para que una enfermera entrara corriendo a la habitación, la enfermera me veía con asombro, ella salió corriendo de la habitación y empezó a armar un escándalo.

Uno de los doctores llego pasado un tiempo y empezó a hacerme las revisiones de rutina.

— ¿Recuerdas tu nombre? — Pregunto.

— Toshio Nishimura.

— ¿Qué edad tienes?

— 22 años

.— ¿Quienes conforman tu familia?

— Mi madre Kiara Nishimura y Raiden Nishimura, mi hermano.

Detrás del doctor, recargado de la pared estaba el hombre que seguía en mis peores sueños.

— Usando un nombre que no es tuyo y declarando que ese indeseable es tu hermano, una vergüenza para tu verdadero nombre y tus antecesores.

Sentía una irá que empezaba a apoderarse de mí.

— Toshio, Toshio, Toshio — decía el doctor preocupado.

— Cállate. — Dije sin pensar

— ¿Cómo? — Se sorprendió el médico.

Reaccione al escucharlo de nuevo.

— Lo siento, no me siento bien, apenas despierto y tengo muchas dudas.

— Es normal, estuviste en coma por 3 semanas, siendo sincero, dudaba que despertaras, el estado en el que llegaste era deplorable, estuviste colgando entre la vida y la muerte, Descansa, veo que tienes uso de razón, pero, no podemos precipitarnos, avisaré a tus familiares que has despertado

El doctor se dio la vuelta, se dispuso a salir y antes de abrir la puerta volvió a hablar

— Me alegra verte despierto joven Nishimura, derrotaste a un rival sin precedentes y salvaste muchas vidas, tengo una hija y un hijo que pueden ver el día de mañana gracias a usted, de verdad, gracias.

El doctor salió de la habitación. Toque la herida que había en mi cara.

— ¿En realidad salve esas vidas o solo las condene? — Me pregunté.

Me levanté y fui a la ventana, veía mi reflejo, lo que para mí habían sido horas, en el mundo habían pasado 3 semanas, era normal que ya no tuvieran esperanzas de que reaccionara. Busqué por el vendaje el seguro que evitaba que se cayera, al encontrarlo lo rompí, empecé a quitarme aquello que bloqueaba mi vista y la parte del torso de mi bata, quería ver la cicatriz que Helmut me había dejado. Mi ojo derecho se abrió, incapaz de soportar el brillo se volvió a cerrar y poco a poco volvió a abrirse, la cicatriz empezaba desde mi frente y se extendía hasta la altura de la cadera.

— Esto es lo que ocasionas cuando no haces caso a tu padre — La presencia volvió a aparecer a mi lado, está vez me sostenía del hombro — Ve tu reflejo, solo es la consecuencia de tu rebelión, hijo mío, tu sentimentalismo te trajo a esta desgracia, regresa a casa y juntos corregiremos el camino.

En el vidrio, se reflejaba mi persona, pero está, no tenía la cicatriz y su ropa era de gala, lo que más molestaba, era su sonrisa y su mirada, una sonrisa burlona y unos ojos en los que solo apreciaba sus ganas de destruir todo a su paso.

Cerré los puños, aquel juicio me había desestabilizado y al verme como aquel que mataría a su hermano me causaba náuseas, quería destrozar el vidrio, pero no tenía mi arma, fue ahí cuando sentí una energía externa, volteé y las 9 fundas que había visto en el juicio estaban detrás de mí. En medio se encontraba aquella espada que era mi castigo, el Ragnarok. Saque la espada, la energía que corría dentro de ella era muy potente, más que cualquier arma que hubiese sentido en algún momento. Sin pensarlo solo ataque.

— Habilidad del relámpago, Alarido de la tormenta.

La espada se llenó de electricidad y con una estocada al vidrio destruí gran parte de la habitación, se hizo un gran hueco, sentí de nuevo la noche, esa brisa y el aire fresco, para mí tranquilidad, ese sujeto había desaparecido del reflejo. Di un vistazo a la espada y volví a ver la ciudad.

— Si tanto quieres que regrese a casa, volveré a destruir lo que queda de tu maldito legado — Dije al aire.

Oí como la puerta de la habitación se abrió.

— ¡Alto, no se mueva! — Grito una persona en tono amenazador

— ¡Toshio, regresa a la cama, no hagas una locura! — Oí al doctor.

Solo gire la cabeza del lado derecho para verlos.

— ¡No lo repetiré una vez más, no haga alguna acción estúpida o disparare! — Dijo la persona que me había gritado al entrar, era un oficial y me apuntaba con su arma.

— Su ojo… — Dijo el Doctor.

Sencillamente regrese mi mirada a la ciudad, me coloque correctamente la bata, di unos pasos hacia delante y me deje caer del edificio. La punta de la espada se clavó en el suelo y deje caer mi cuerpo después, la acera se sentía fría y las nubes se empezaban a juntar, una tormenta caería en poco tiempo. Me eche a andar sin mirar atrás rumbo a mi pasado.

Camine cerca de 1 hora, las nubes grises llenas de tristeza y desolación tapaban el cielo y la luna, la oscuridad era inmensa, ya había dejado la ciudad hace un buen rato y me dirigía a lo que era la vieja finca de los Kingston. No paso mucho para que la vieja reja que daba entrada al lugar apareciera frente a mí, está, ya estaba derrumbada, los años habían sido crueles con ese sitio. Entre, lo que antes era un hogar, ahora era un cementerio, nadie había removido los cuerpos de la batalla de hace ya 16 años, apenas al entrar, había esqueletos que traían viejos uniformes de gala y otros, aunque en menor cantidad, con uniforme del ejército del emperador. Había visto el informe de mi madre adoptiva hace un tiempo, el asalto a la finca Kingston, se tenía como propósito llevar ante la justicia a Ben Kingston, por el intento de levantamiento contra el emperador y negocios con grupos traidores, cómo objetivo secundario, era asegurar a los dos hijos de Ben, ya que nosotros no teníamos culpa de lo que era mi padre. El asalto los tomo por sorpresa, ya que no hacía unos días el actual padre Arturo, había ido a presentar a la prometida de uno de los hijos de Terry Kingston, el hermano de Ben. Varios Kingston murieron en el primer impacto de Tonantzin, la bestia del aire y la tierra, una Oficial de alto rango, incluso temida dentro del ejército, ella venía del territorio de los olvidados y se rumoreaba que su poder equivalía al del emperador, pero que su lealtad estaba con el padre Arturo. Aunque lograron dar algunas bajas los Kingston, el poder de la bestia fue superior, nadie tuvo oportunidad, así que lo único que hicieron fue hacer tiempo por órdenes de Ben, su salida apresurada dejo a su hijo menor en la casa en llamas, el mayor regreso por él, para cuando quisieron volver, ya era tarde, los Kingston habían desaparecido en el humo y la sangre, el informe terminaba con el texto << La casa de los Kingston fue asegurada y verificada, huyeron rumbo al noroeste, seguramente, a refugiarse en el bloque soviético, seguirlos no tendría sentido, dada la ubicación y la ventaja de su huida, llegarían más rápido a su objetivo y causaría conflictos entre dos naciones, aunque Ben no se llevó a la justicia, logramos asegurar a sus dos hijos, aunque de cierta manera se falló en la misión, podemos considerar un pequeño éxito que sus hijos puedan tener una vida normal>>

Mientras recordaba, llegué a lo que era mi antigua casa, esta estaba destruida, el fuego de hace años había dejado una estructura chamuscada y un lugar que podría derrumbarse con un soplido. Entre en el lugar, lo primero que te recibía era la sala, una gran habitación que se alzaba tras las puertas, con una chimenea al fondo, arriba de esta, una foto que había soportado el incendio; la señora de Ben sentada en una silla con un niño en sus piernas y Ben Kingston parado, con otro niño parado y él tomándolo del hombro.

Vi la foto y la rabia volvió a mí, lo único que esperaba que no estuviese todavía, no había sufrido los daños.

— Habilidad definitiva del relámpago, Ejecutor de Cronos.

Sin pensarlo mucho solté la estocada a la foto, no fue ni un segundo lo que tardo en impactar, lo que quedaba de la casa se desintegro, solo quedando una plataforma de madera y mi persona en medio de esta.

Vi a mi alrededor, el impacto de la habilidad había provocado una zona de energía pura eléctrica, nadie podría pasar y yo no podría salir, por lo menos hasta que la densidad de esta bajara.

— Vaya, vaya, vaya — Oí una voz burlesca — Esa habilidad del viejo sí que es fuerte.

Volteé a ver quién era, no había nadie, solo la gran masa de energía.

— Los humanos son tan fáciles de engañar, solo pon algo a lo que le teman o a lo que les atormenta y hasta el hombre más inteligente se volverá el más irracional — Seguía la voz.

Sentía una presencia, pero no lograba capturar el lugar donde provenía esa molesta voz.

— “Nuestro deber es cuidar a los humanos” — Agravó la voz — El padre de todo fue lo que dijo, pero solo fue cuestión de que la única llama del invierno se apagará y su visión solo se puso en algo, el Ragnarok.

En ese momento recordé su voz, aquel que estaba al lado izquierdo de Odín, el dios de las mentiras, uno de los hijos de Jötunheim, Loki.

— Tu, un error, el cual sigue con vida por qué unos cuantos dioses se apiadaron de su miserable existencia, ¿Que se siente ser un error? ¿Qué es lo que te molesta?¿Saber que tu destino era otro o el hecho de que tú persona no debe existir?

El dios se apareció delante mío, un hombre alto de tez blanca, cabello negro y largo, lo que adornaba su cabeza eran dos cuernos dorados, del lado derecho llevaba runas nórdicas, ojos como serpiente y una barbilla alargada, sus prendas eran una túnica y una especie de armadura, la cual solo cubría parte de su pecho, pantalones de cuero y botas, llevaba un cetro en la mano derecha.

— No pareces sorprendido — Dijo un poco decepcionado — Por lo regular se sorprenden o gritan, ¿Acaso ya esperabas mi presencia?

— Cuando ya has visto a tantos dioses en un momento, carece de impacto que se vuelvan a aparecer frente a ti — Respondí a su pregunta.

Loki vio a su alrededor y empezó a caminar de un lado a otro mientras movía el cetro de un lado a otro.

— Ya no importa — Soltó de la nada — Sabes, el padre de todo no está contento, está furioso con lo que está pasando en Midgard, después de tu juicio decidió echarle un vistazo a este mundo, solo para enardecer su irá, el lienzo de los dioses está tan roto, que ya no sirve de nada y sobre todo hay una mujer que hace que ahora sea imposible cambiarlo o por lo menos saber cuál es, o esa pequeña perra de Lilith, parece que al fin logro tener un poder inmenso, sí que sabe cómo tocarnos las bolas.

Loki hizo una pausa para sentarse en el suelo.

— Después de eso, el gran, Helmuth Brandt, se le ocurre reaparecer y dejarse matar, el momento menos oportuno y dejarnos pendiendo del simple hilo de un error, osease tu— Me señaló con su cetro— Matarte sería lo más fácil, pero esa perra hizo que la espada no pudiese ser empuñada por dioses, si llegásemos a tocarla, nos absorbería y todo nuestro poder estaría con ella, sin posibilidad a volver. Así que, te lo pediré amablemente, renuncia a Fenrir, Hela y Jörmungander de la manera más pacífica, el padre de todo se encargará de buscarle un buen usuario que nos sea de utilidad.

Vi a Loki, su presencia me irritaba y quería atacarlo en ese instante, Loki sonrió y abrió su boca. — Lo que sea que haya en esa cabecita vacía, descártalo, no podrías ni siquiera tocarme, solo con el poder de Susanoo no lograrás nada, si tuvieras el poder del Ragnarok completo, tendrías oportunidad de hacerme un rasguño.

Recordé un poco de los libros que sacaba en la biblioteca para leérselos a Raiden.

— Mencionaste a tus tres hijos, ¿Que tienen que ver conmigo? — Pregunté.

La sonrisa de Loki se borró y una cara de seriedad se pintó en él.

— Según recuerdo, los mitos acerca de ti, tu provocarías el Ragnarok después de haber provocado la muerte de Baldur y tu ayuda serían tus 3 hijos.

Loki se levantó, dio un golpe en el suelo, enredaderas sujetaron mis extremidades y puso su cetro en mi pecho.

— El niño tienen curiosidad del Ragnarok, perfecto, resolveré tus dudas, a diferencia de lo que creen los humanos, los dioses no son ajenos a los otros, se podría decir que todos estamos en un mismo plano, hemos contado leyendas para que nuestra creación decida a quien seguir, se contó la historia del Ragnarok para los nórdicos hace mucho tiempo, ya que decidieron seguir a Odín, pero no era más alejado de la verdad, en nuestro plano, si, mate a Baldur y Odín me castigo, uno de mis supuestos hermanos, me ato a una piedra y una serpiente salpicó su veneno en mi pecho. Mis hijos fueron exiliados y uno de ellos fue encadenado o por lo menos eso fue lo que me dijeron. Cuando me libere, jure destruir a Odín y a Asgard, pero para mí sorpresa, él estaba ahí esperando mi huida, como si nada hubiese pasado, el solo se levantó, tomo mi hombro y dijo, <>, quería matarlo, quería clavar mi daga en su estómago, pero el maldito dijo algo que me lo impidió, << Tus hijos ahora servirán a un bien mayor, recuerda hermano, nosotros los dioses solo tenemos una forma de pagar las deudas, considera pagada tu deuda de sangre>> Odín me llevo a la sala donde un núcleo se elevaba, intenté tocarlo, pero había una maldita barrera, ese poder, con eso podría matarlo, << El filo de las armas serán los colmillos de Fenrir, mientras que el mango, será creado a partir de la piel de Jörmungander, el centro de poder que ayudara a canalizar esta energía y hacerlo útil para los humanos será proporcionado por el poder de Hela, querido hermano, te presento el primer núcleo elemental, el Ragnarok, la que llevara el equilibrio entre dioses y humanos>> Caí de rodillas al oír al anciano, mis hijos habían sido convertidos en herramientas para humanos, mis 3 queridos hijos, ahora eran un arma, recuerdo haberme levantado y sacado mi daga e intentar ponerla en el cuello de Odín, pero él, como siempre, se las arregló, de la nada, cadenas como las que te sostienen a ti, salieron del suelo y de una puerta los maldito de Brock y Sindri hicieron su aparición, << Considera nuestra deuda pagada hermano y otra cosa, nunca más se te ocurra volver a intentar levantarte en mi contra, con tu permiso, Brock hizo un bonito pendiente pensando en ti>> Odín se dio la vuelta y los enanos me pusieron este collar — Saco el collar de entre sus ropas

— Si intento algo en contra del padre de todo o me intento quitar este artefacto, liberará el dolor de mil soles sobre mi ser, el anciano, durante mi maldito encierro, creó esa arma que ahora empuñas, tiempo después y con la misma fórmula, se crearon las otras 8, el bastardo de Hefesto, los enanos y la perra de Lilith fueron los autores, graciosamente, les explotó en la cara y ahí es cuando entras tú, pequeño Midgardiano, un hombre que no sigue ni siquiera su propio destino.

— Quieres que tomar el arma hazlo — Vi directo a Loki— No pienso ponerme en medio, si quieres causar el Ragnarok, hazlo, no me interesa, si me quitas está maldición que dejó Brandt, me harás un favor.
Loki volvió a sonreír.
— Lo haría si pudiera, pero, desgraciadamente, si la tocó me absorberá, se ve que no escuchas — Loki me apretó las mejillas, se acercó a mi oído y susurro — No pienso matarte, no puedo hacerlo, como no puedo tener el arma, pero, eso no me impide romperte más de lo que ya lo he estado haciendo desde que despertaste, voy a romperte al punto que desees morir, que grites que quieres acabar con tu existencia y no puedas, haré que los dioses que te apoyan se arrepientan y sean ellos mismos los que te ejecuten.

Loki se hizo para atrás, extendió sus manos, runas empezaron a salir de sus manos y empezaron a brillar, después de ello, él empezó a hablar en un dialecto que no entendía.

— Jafra — Dijo poniendo su bastón en mi pecho

— Te veré en tu ejecución, Toshio Nishimura.

Loki desapareció y una puerta apareció frente a mí.

Capítulo 7: Dentro del estómago del Lobo

No sentía nada alrededor, solo estaba esa puerta, suspiré y me decidí a abrirla. Dentro, solo había un agujero y una caída sin fin, decidí darme la vuelta y buscar una salida, fue ahí cuando algo me jalo y caí dentro del hoyo. Mientras caía, se oía un grito tan fuerte que anulaba mis demás sentidos, su sonido era horrible, como si sufriera, dos dagas se clavaron en los hombros de mi bata y la pared, frente a mí había un vidrio, el sonido se había detenido, observé el gran claro que se podía ver, era una serpiente de gran tamaño, dormitaba como si nada, parecía que estaba en una gran tranquilidad, esta apenas sintió que estaba delante de ella, abrió su ojo derecho para verme, su mirada hacía que se erizarán todos los bellos de mi cuerpo.

— Ahora, portador del Ragnarok observarás lo que le ocasionaron a mis hijos — La voz de Loki se oyó, la serpiente levanto la cabeza buscando de donde provenía — Te presento el daño que le hacen a uno de mis hijos Jörmungander, solo para que sus escamas sean el mango de sus malditas armas, le clavaron estacas que no le permiten el movimiento y lo encadenaron para evitar que se escapara.

La serpiente solo se volvió a acomodar.

— Joven — Una voz gruesa y poderosa salió de la serpiente — No tengo interés en formar parte de este engaño de mi padre, así que, fuera de mi vista.

La serpiente giro su gran cabeza, sopló y mi bata se rompió haciendo que cayera.

El sonido volvió, empezaba a sentirme con náuseas y la cabeza me dolía como nunca.

Unas ramas me volvieron a detener, estás me arrinconaron contra la pared, de nuevo, un lugar donde había otro ser vivo apareció delante mío, el lobo que no paraba de crecer, Fenrir.

— Otro de los hijos de Angerboda y míos, que tiene que sufrir, encadenado por las malditas cadena de Tyr y modificadas por Hefesto, sus colmillos son el filo de tu arma, cada vez que un arma nueva surge, le tiran los colmillos con un dolor infernal y sin oportunidad para defenderse, solo para que ustedes tengan sus instrumentos de matanza que usan entre sí.

Fenrir empezó a oler y cerró los ojos, se hecho y volvió abrir los ojos clavándolos en mí.

— Todo esto no tiene caso — Gruño — No deberías estar aquí, muchacho, vete de una vez.

Fenrir me dio la espalda y yo volví a caer.

Llegué al fondo del lugar, caí en un lago de lodo, el golpe no había sido tan duro, pero lo suficiente para que sintiera un poco de dolor. Vi hacía arriba, había una piedra y una mujer hermosa estaba sentada sobre ella. Intenté levantarme, pero el lodo no me lo permitió, jalaba mis brazos intentando escapar, pero no sé movían ni un milímetro. La piedra se volvió más pequeña y la mujer se puso de frente, la mitad izquierda era la mujer más hermosa que había observado, pero la mitad derecha de ella era un cadáver putrefacto y horroroso, fue ahí cuando lo capte, ella era la tercera hija de Loki, Hela la diosa de la muerte. Esperaba la voz del dios de las mentiras, pero no se escuchaba nada más que el vacío.

— Mi padre, está empeñado en liberarnos, sin saber que no somos prisioneros — Hablo la diosa — Su collar, parte de su castigo, hace que vea que sufrimos la peor de las torturas, lo más alejado de la realidad.

Ella tomó mi barbilla con su mano derecha, el olor era horrible y la sensación era indescriptible, una cosa viscosa y dura al mismo tiempo. Hela sonrió, su lado humano se veía tan poético que te dejaba sin palabras, al contrario de su lado no vivo, el cual causaba una sensación tan rara y asquerosa que no sabría describir, una experiencia tan rara e irónica.

— Las cosas que te ha dicho mi padre del sufrimiento, son falsas, una vez que lo castigaron, Odín nos quería muertos, pero hay un problema, los dioses no mueren, solamente se entra en un sueño tan largo que se considera que estamos muertos, solamente el caso de Baldur es una excepción, un caso tan raro y que los dioses no pueden explicar.

— ¿Por qué me dices esto? — Pregunté

— Lo que vas a experimentar será una prueba, si eres capaz de soportar mi padre ya no te podrá dañar, dado que eres el segundo error de los todopoderosos, Odín quiere probarte, a pesar de que siente una irá tan grande, la duda y la gran oportunidad de tener más conocimiento del cambio del destino es algo que opaca su irá y he de decirlo pequeño — Hela se sentó en la piedra y de la nada apareció una pipa, aspiro de ella y saco una gran cantidad de humo — Debo reconocer que el anciano tiene un hambre de conocimiento que supera cualquier cosa y tú, mi querido portador, eres algo intrigante, cualquiera de tus dudas las resolveré.

— Tu padre asegura que sufren, pero lo que he visto, parece lo contrario.

Hela suspiro de su pipa y me lanzó el humo.

— El enfrentamiento del Ragnarok se llevó a cabo antes de que mi padre se liberará, en nuestro intento de liberarlo nos enfrentamos a los Aesir, Jörmungander se enfrentó a Thor y Fenrir a Odín y parte de su ejército, por mi parte, el ejército de Hel se enfrentaba a las valquirias. Nuestra batalla se vio interrumpida por diversos dioses y una invitada que nadie esperaba, Lilith. Las deidades nos ofrecieron un trato, ellos dejarían que mi padre fuese liberado, pero a cambio nosotros debíamos ser fuente del poder de un arma para los humanos, algo que evitaría más “muertes” de dioses, las escamas que caerían del cuerpo de Jörmungander serían los mangos de las armas, los colmillos que se desprendían de la mandíbula de Fenrir se moldearían y serían las hojas de las armas y por mi parte, les daría la forma para cada portador y controlar el poder para que ustedes los humanos puedan usarlo. El castigo de mi padre sería que con los mismos instrumentos se crearía un collar para que no pudiese traicionar a Odín y su visión acerca de nosotros sería sufrimiento y dolor, lo que él observa con impotencia, es una mentira que lo hace sufrir y gritar de odio, no hay sufrimiento más grande que ver el dolor de tus hijos sin poder hacer nada.

Me encontraba cansado de luchar por liberarme, deje caer mi cabeza en el lodo mientras Hela daba su relato.

— Aunque te sientas cansado, te recomiendo que intentes levantarte, si te rindes de cualquier modo mi padre ganará, todavía ni siquiera empieza la tortura, lo que vendrá a continuación, será lo que has querido evitar desde que supiste que eras una falla.

Hela chasqueo los dedos y el lodo se abrió. Caía sin control, mientras veía la vida destinada para mí, la vida de Ben Kingston.

Observe mi nacimiento y como mi padre presumía que estaría más tiempo en el trono, la felicidad de mi progenitor al saber que podía controlar la energía eléctrica como él, la ira que sintió al saber que un segundo hijo venia dos años después y que tenía el mismo elemento. Un evento de felicidad se tornó oscuro, ya que, dentro de esa finca, solo podía haber un heredero al legado de los Kingston. En esta familia, el primer Kingston que los llevo a ser una familia prestigiosa, manejaba el elemento de la electricidad, abrió la luz en la gran catástrofe y era la inspiración de muchas personas a las cuales ayudo, era por ello por lo que solo los usuarios con ese mismo poder podían sentarse en la silla para guiar a la familia. Fue entonces cuando se determinó que mi hermano y yo, debíamos batirnos en un duelo a muerte por el guiar a nuestra familia. Se pacto que el duelo seria a la edad de 18 y 16 respectivamente. Esta locura se decretó cuando yo tenía 6 y mi hermano 4. Mi hermano era un niño que apenas sabia hablar, apenas empezaba a aprender sobre el mundo, cuando le dieron su primera bofetada, debía crecer para matar a su hermano mayor. Mi padre se encargó de darme un entrenamiento especial repartido por él, debía pelear a diario contra él y no podía hacer otra cosa hasta que lograra darle algún ataque o rozarlo con mi arma, había días en los que ni siquiera podía desayunar por no golpearlo, hubo días en los que mis manos sangraban de tanto que apretaba la espada, nunca tenía la cara sin ningún rasguño y mi ropa, siempre estaba hecha andrajos, él no paraba hasta que me desmayara o cumplirá su cometido. Con mi hermano era algo similar, solo que, con él, mi madre se estaba haciendo cargo, ella no tenía rasgo de algún amor hacia nosotros, parecía estar enojada con la vida y se desquitaba con Raiden, ella atacaba sin piedad a un niño de 4 años, es un milagro que mi hermano haya sobrevivido a esa bruja. Siempre fuimos enseñados a odiarnos mutuamente, si alguno mostraba algún signo de hermandad éramos golpeados y castigados sin piedad, así fue por un año, hasta que llego el padre Arturo y empezara el declive de los Kingston. La historia se desvío a lo que conocía, se podría decir que, ante mí, el lado correcto de la historia se hizo presente. El padre Arturo nunca había hecho acto de presencia para darme entender el amor de hermanos, es más, nunca lo mencionaron y su existencia era nula. Las golpizas y el odio crecieron hasta que tuvimos 15 y 13, en una pelea entre mi madre y yo, ella me echaba en cara que solo era producto del egoísmo de mi padre y que no debería haber nacido, que los Kingston eran un cáncer para el mundo, que solo criaban máquinas de destrucción y que yo nunca sentiría lo que era el amor verdadero. Tome mi arma y sin decir una palabra o contestarle, una estocada con energía eléctrica atravesó su corazón, mi madre me veía con tristeza y desesperación, mientras decía la palabra <> Raiden observo todo y se lanzó contra mí por matarla, la ira lo había cegado y solo hacia ataques bruscos y simples, con un solo movimiento corte toda su espalda y este cayo, lo voltee a ver y sonreí, patee el cuerpo de mi hermano hasta sacarlo de la finca, tome su arma y la clave en su hombro derecho, imbuí con energía el arma y lo lance hasta perderlo de vista, regrese al lugar donde estaba el cuerpo de mi madre, la cual todavía no había muerto, daba sus últimos suspiros, al verla todavía con vida clave mi arma en su cráneo, apagando todo tipo de luz en ella. Mi padre quien había observado ese acto estaba atónito, pero con una sonrisa, lo vi y el empezó a aplaudir como loco, la felicidad que había tenido cuando había nacido regreso y fue cuando por primera vez el menciono las palabras que incitaron esa sed de sangre y poder << Estoy orgulloso de ti, hijo mío >> Sonreí y me fui de la sala.

Los años pasaron, cada vez me volvía más fuerte, desgraciadamente me había vuelto lo que mi madre había dicho, era un monstruo, con mi manto, habíamos lastimado a un gran número de gente y me había ganado un título en el territorio europeo, que fue donde nos asentamos cuando salimos del asiático por problemas con el gobierno, era ¨El relámpago de la guerra¨ nadie me podía detener hasta que llego el gran duelo predestinado contra mi sangre. En un enfrentamiento contra el ejército asiático, asesine a una familia entera, Toshio Nishimura, la esposa, Kiara Nishimura y al hijo, Raiden Nishimura. Ellos eran las personas que habían ayudado a vivir a Ken y lo habían adoptado como un nuevo integrante en su familia

Mi hermano se había enterado y ahora regresaba con una nueva arma y sed de venganza, ahora tenía más poder, venia con la determinación de ser la cabeza de los Kingston y llevarlos a nuevos horizontes. Mi padre intento detenerlo pero fue decapitado en un segundo, Raiden me veía y decía << Ahora sabes lo que es ver morir a tu ser querido frente a ti>> reí al oírlo y mis palabras eran las de un ser sin corazón << Solo es un hombre más, sin valor, pequeño hermano, no te preocupes, nadie llora a los perros de la calle, nadie llorara la muerte de un ser tan insignificante como tu o mi padre>> La batalla comenzó, él había mejorado, los 8 años que había estado fuera de nuestras vidas habían dado frutos, estábamos igualados, sentía una gran alegría, al fin, alguien podía mantenerme el paso. La batalla duro 12 horas, ninguno había tomado descanso y estábamos agotados, sin embargo ninguno de los dos daba su brazo a torcer, la energía elemental de ambos estaba por agotarse, el empezó a cargar un ataque que semejaba la boca de un dragón, yo ya no tenía nada para contrarrestarlo, iba a dejar caer mi espada y rendirme, pero una voz cambio el curso de esa batalla << Usa mi poder, ahora es tu turno de cambiar las cosas, cumple tus ambiciones, cumple tus deseos, se lo que quieras, yo Zeus, padre del panteón griego te concedo mi poder>> Una energía enorme recorrió mi cuerpo y la habilidad que nunca había logrado controlar, emergió << Habilidad definitiva eléctrica, ejecutor de Cronos >> Mi espada había atravesado el corazón de mi hermano en un segundo y la arma que había sido heredada por mi padre se empezó a desintegrar por el poder de esta misma, ambos hermanos caímos de rodillas, yo veía hacia arriba con una sonrisa y mi hermano a mi espalda, con la mirada baja y su vida apagándose, antes de morir dije mis últimas palabras hacia él << Debiste haber permanecido en la cueva en la que te escondiste, no debiste regresar>> El núcleo eléctrico se posó frente a mí, lo tome y Zeus se apareció en ese lugar << Ahora compañero, tú me ayudaras a restaurar nuestra antigua gloria y también serás el primer humano que atravesara el corazón de un dios, ¡BEN KINGSTON, YO ZEUS, TE DOY EL PODER PARA SER EL USUARIO DEL RELAMPAGO MAS PODEROSO Y TAMBIEN EL ANIQUILADOR DE LA GUERRA, SERAS QUIEN MATE A ARES POR OSARSE A DESAFIRME!>> El núcleo se transformó en una espada en forma de rayo en la hoja y el mango se formó tal como el que se había desintegrado. Pasaron 50 años, en los cuales ayudé a Boro e hice amistades con 4 usuarios, Ozul König portador del núcleo de oscuridad, Ginebra Walker portadora del núcleo dea gua y Edur Winter el cual poseía el núcleo de hielo. Mi relación con los otros 3 portadores elementales era casi nula, con la portadora del poder celestial, Kaisa Esquerra, me consideraba un desperdicio y una desgracia para la humanidad, según ella, manchaba el nombre de los portadores. Tonantzin la única mujer en tener doble bendición, poseía los núcleos de viento y tierra, no le importaba, mientras no me metiera en su camino o complicara la misión no habría consecuencias. Y, por último, con la que mi relación estaba totalmente fracturada, Alice Pendragon, usuario de Excalibur, el núcleo de fuego, la cual estaba enamorada de mi hermano y al saber lo que había hecho nunca me perdono, la tensión entre nosotros siempre fue máxima. Boro ignoraba todo lo que no tuviera que ver con romper el equilibrio, así que mientras no peleáramos entre nosotros no intervendría, y eso fue mayor error. A las ordenes de Zeus y con mis amigos, nos revelamos contra Boro, iniciando así, una guerra entre usuarios elementales. Fueron 30 años duros, al final en el campo de batalla de Caín y Boro, la justa que decidiría todo, las espadas que chocaban eran la de Alice contra la mía, había logrado herir a Boro de gravedad y matar a los otros 2 de sus compañeros, pero ella había matado a mis 3 amigos. La batalla duro días, usando nuestras técnicas más poderosas intentando acabar el uno con el otro, todo termino cuando la hoja de su espada ardiente atravesó mi corazón, veía sus ojos llenos de ira y sentía una gran rabia contra ella, batalle contra la inminente muerte, gritando y negándola, pero mis ojos se apagaron en un momento. La misma historia se repetía una y otra vez en un ciclo constante y sin parar, cada segundo me surgía una nueva pregunta y las más valiosas fueron, ¿Tengo que ser él para que todo vaya bien? ¿Tengo que matar a mi sangre para que los dioses estén a gusto? Si mi vida era si, ¿Vale la pena que viva? ¿Por qué tengo que ser esa mierda de persona? ¿Por qué tengo que causar tanto sufrimiento?

Me arrodille, así como lo que había visto cuando Alice atravesó el corazón de Ben, sentí lo que el sintió al ser atravesado, todo lo que había sentido en ese momentos, ira, odio, desesperación y tristeza por no haber completado su objetivo. Me sentía asqueroso, no lo había hecho, pero estaba destinado a, maldecía a los dioses con todas mis ganas y como si fuera magia Alice Pendragon estaba delante mía respondiendo mis maldiciones como en el recuento de la vida de Ben. Mis ojos se cerraron y sentía que poco a poco caía en la locura, pero unas manos me hicieron reaccionar, volví a abrir los ojos, regresé a la plataforma de madera y una Alice más joven estaba delante de mí agitándome y desesperada.

— Detente, ya todo está bien. — Dijo intentando calmarme.

Alice tenía heridas en su cara y en su cuerpo, pero su mirada estaba centrada en mí y con una determinación enorme.

— Yo no soy esa persona, lo juro — Lagrimas empezaron a caer de mis ojos.

Alice no dijo nada solo me abrazo y yo caí desmayado.

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