Yo soy paz, también soy guerra, esa realidad me aterra. Como a todo ser humano en faz de la tierra. En ocasiones al salir el sol puedo verme en el espejo y pienso ¿Quién soy?…
Soy un padre que quiere dar lecciones de vida a sus hijos, pero fui un hijo que no escuchó muchas cosas de sus padres y termino aprendiéndolas con los golpes de la vida. Al parecer todos debemos quemarnos con fuego para tener la lección aprendida.
Como una montaña rusa perpetua andamos del fracaso a la dicha, subimos con gran ahínco, para sin reflexionar, equivocarnos en algo durante el camino y vernos deslizar del éxito al fiasco. Como todo lo que vive debe morir, todo lo que tiene éxito hoy, mañana podrá fracasar…
Nada es constante en esta existencia, eso debemos aprender, por eso si hoy estamos equivocados mañana razón podemos tener. Así como el día se convierte en noche y la noche en día, así navegan las razones a través de la vida.
Genios e idiotas podemos ser, pero lo importante, en realidad, la medida de felicidad en nuestra vida debería ser. ¿De qué nos sirve ser unos eruditos si nuestro corazón amargado y arrugado como ciruela pasa está? ¿Acaso no es mejor en ocasiones la ignorancia vestida de alegría?… Al fin y al cabo, el hombre nunca conocerá todas las respuestas y cada vez que descubre algo, con más preguntas se queda.
Suelo equivocarme demasiado, pero aún a veces sin querer, le acierto a la razón. Hasta un reloj descompuesto da la hora exacta dos veces al día, sin dar tropezón.
Soy un cobarde que se queda y afrenta sus consecuencias, pero también el valiente que sale huyendo de las malas amistades.
Soy el empresario que desea un empleo y el empleado que desea emprender, soy una complejidad innecesaria y también un ser muy simple de ver.
Aunque nunca me he visto como ganador, sé que muchos quisieran mi vida. Así como yo desearía cambiar la mía. Como es de curioso el ser humano, que al poseer algo, inmediatamente desea lo que no tiene y muchas veces no agradece lo que a su alcance ya está.
Soy una hoja en blanco. Donde todos pueden dejar su huella. Soy un rompecabezas que a muchos no les interesa.
A veces puedo ser tan terco y duro como una mula o una roca, otras parezco un perro faldero complaciente o un trozo de plastilina, que donde sea se coloca.
Como el diamante creo que soy, con mil aristas diferentes para brillar, que antes era un simple pedazo de carbón, sin luz que dar. Trozo del planeta que para quemar fue creado, pero el tiempo y la presión del mundo lo han transformado.
Carbón que no le importó su cuna, que se ha mejorado, de ser algo común, para llegar, sin duda alguna, a ser el más preciado.
FIN
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