Debes de estar bromeando, pero no veo que te rías, y yo no me he empezado el primer cigarrillo del día.

Curioso que no te parezca un chiste que me despiertes y me digas que empecemos de nuevo, ¿no te das cuenta de que somos una pizarra que alguien borró a desgana y aún se intuye lo que estaba escrito debajo?

No importa las veces que empecemos de nuevo, está todo demasiado sucio para comenzar limpiamente.

¿Quién bajará las armas primero?

¿Quién dejará vivir en paz primero?

¿Quién dará su brazo a torcer primero?

Tengo la piel llena de estrías de adelgazar y engordar una y otra vez, tengo una piel inestable, cambiante, caótica, una piel vorágine, una piel cuarteada.

Si fuera un bombón nadie me querría por mi envoltorio, te lo puedo asegurar.

Y, por las cosas que me dijiste, creo que mi interior debe ser de naranja amarga con chocolate negro: esos que se le ofrecen a las visitas que te caen mal.

Ya no soy apetecible porque me he roto, me he podrido, me he consumido.

Y, cuando solo queda de mí la colilla, me dices que empecemos de nuevo.

De las cenizas, difícilmente, sacaremos algún rescoldo que nos haga de nuevo arder.

Pero, si todavía crees en la magia: sopla.

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