El último paso

Tenía que dar el paso final. Todo lo
previo ya había sido realizado, ya no había vuelta atrás. Tomó la
fotografía de ambos, que retrataba un momento no tan lejano, donde
todavía eran felices y estaban seguros de cumplir el mandato de
“Hasta que la muerte los separe”. Miró la foto con tristeza,
sabiendo que esa relación estallaría en mil pedazos cuando el paso
final fuera dado. Nunca tuvo la intención destrozar su matrimonio,
pero era la lógica consecuencia de sus actos.

Micaela había robado cada milímetro
de su corazón, y ya no podía remediarlo. Cuando el verdadero amor
surge, no hay forma de contenerlo. No existen barreras que logren
frenarlo.

Debió saberlo de antemano, cuando
todavía podía evitar sucumbir ante los labios de aquella mujer
única e irrepetible.

Recordó el inicio de todo, cuando
Micaela, que era una gran amiga de los dos; compartía reuniones,
cumpleaños, fiestas, cualquier evento en donde ellos eran
anfitriones. No fue una atracción inmediata, ni siquiera podía
establecer cuando comenzó. Fue como el agua que corre camino hacia
la cascada y transcurre lenta, pero inexorablemente hacia su destino.

Ahora tenía que enfrentar la peor
parte del áspero camino. Primero deberá romper el corazón de la
persona a la que juró amar por siempre, y luego enfrentar los
reproches de los allegados, familiares y amigos de ambos, que verán
como una traición, su locura amorosa. Consecuencias. Nadie puede
librarse de ellas.

Si pudiera volver atrás, al origen de
aquella aventura, lo haría sin dudarlo, porque jamás estuvo en su
ánimo destruir aquella unión, que tanto amor y tiempo le demandó,
pero la copa ya estaba rota y nada podía hacer para reconstruirla.
Su voluntad ya no le pertenecía.

Se paró frente al espejo una vez más,
ensayando las palabras que repetiría momentos después, cuando el
paso final se concretara. Las preguntas calaban hondo en su corazón,
desgarrándole sin compasión. Miró el reloj de pared y supo que la
hora había llegado. Se secó las últimas lágrimas, y salió a
enfrentar su destino. Su marido acababa de volver del trabajo y ella
tenía malas noticias para darle.

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