Ese color blanco tan tuyo que resalta a la distancia, es el que me avisa de tu presencia. El vuelo de tu hermoso vestido que baila con el viento, mientras te acercas a mi, es lo que hoy, me pone contento.

Tu lacio y hermoso cabello, negro como la noche, descansa sobre tus hombros con derroche; resbalando sus puntas sobre tu delicado pecho. Siendo no mas que el adorno perfecto, del delicioso escote tan femenino, que produce en mi, dificultad para atravesar este trecho.

Tu sonrisa al verme hace que se me olvide todo. Yo solo quiero permanecer a tu lado, y que el mundo entero, se vaya al demonio.

Nos conocemos de toda la vida, ya que el destino decidió que naciéramos juntos. Mas en mi corazón puso, del sentimiento prohibido una pizca, por el que debo mantener mis sentimientos ocultos.

Vivo en pecado mortal, ya que mi amor es repudiado por el ser divino, del más alto astral. Seré maldecido y aborrecido por la sociedad, si se enteraran que es a ti a quien amo, hasta mas allá de la saciedad.

Pero, ¿Qué culpa tengo yo de haber nacido con estos sentimientos que me queman por dentro? quizás ya he muerto, y para mi, esto no es mas que obra del infierno.

Si tan solo supieras lo que siento por ti, si tan solo por un instante estuvieras dentro de mi, verías que yo soy el hombre que estaría dispuesto de hasta dar su vida misma, para que tú siempre vivas feliz y sin dolor aquí.

Pero la penitencia que debo purgar por dejarme llevar por el amor que te tengo, es callarme y guardar mis sentimientos en total soledad. Mas jamás podrán despojarme de las ganas enormes que tengo, de amarte con pasión y locura, de aquí a la eternidad.

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