Locura & Sensatez

Locura & Sensatez

Yalitta

12/06/2021

Capítulo I

Nunca he sido como esas niñas que salen en las comedias románticas, no soy rubia,no tengo ojos azules,ni mi vida se basa en ir de compras y estar vestida a la moda.

Nadie ha visto una sonrisa en mi rostro en muchos años,por lo menos yo no recuerdo haber tenido ninguna, pero mi abuela insiste en que fui una niña feliz, aunque sólo fuera antes del accidente de mi madre.

Tenía cinco años cuando ella falleció, tengo escasos recuerdos de esa noche, recuerdo los gritos de mi madre, y a mi padre cogerme en brazos tapándome los ojos mientras me lleva a mi habitación, sin embargo el rostro de mi madre no lo puedo recordar, el psiquiatra dice que por el susto pude haber perdido parte de la memoria, pero hay algo que sí recuerdo, su voz delicada y su agradable olor a orquídeas.

Tantos años han pasado desde entonces, que cada día intento recordar al menos sus ojos y no puedo, eso provoca en mí un sufrimiento indescriptible, fue uno de los motivos que me llevó a estar sobre esta cama, atada de pies y manos, con una intravenosa puesta y sedada, mis brazos están cubiertos por vendas que no dejan ver las recientes cicatrices que hay en mis muñecas, estoy adormecida, no veo nada a mi alrededor, tampoco escucho ruido alguno, solo puedo sentir un aroma fresco y natural que me resulta familiar, por mi mente pasa una secuencia de imágenes de una niña riendo a carcajadas mientras corre hacia una mujer la cual no logro distinguir su rostro, está claro ese perfume tan atractivo para mí, es el que usaba mi madre.

De repente comienzo a recobrar la conciencia,poco a poco la oscuridad que hay en mis ojos va tomando forma nublada, hasta que se vuelve más nítida, sin embargo mi lenguaje sigue siendo tropeloso, mi mente se encuentra confusa.

– Ma… – balbuceo

– Ma… – lo intento una vez más

– Mamá – logro decir casi sin fuerzas.

– ¿Sabes cómo te llamas? – dice un médico mientras examina mis pupilas con una molesta luz.

– Olivia – contesto segura

– ¿Dónde estás, Olivia? – continua

Miro hacia todos lados y hago un gesto con los ojos indicando que no tengo deseos de contestar a esa pregunta, el doctor capta la indirecta y sale de la deprimente habitación de hospital en la que me encuentro.

La puerta está abierta, a duras penas puedo ver la figura de mi padre junto al profesional que me atiende.

– Olivia, se encuentra estable, con pocas fuerzas y un poco confundida por los sedantes que se le suministraron – comunica el médico a mi familia

– Gracias, no tengo cómo agradecerle – dice mi padre

– No se preocupe, es nuestro deber, Olivia ha llamado a su madre, quizás deba ser ella la que pase primero.

– Eso no puede ser, Natalia murió hace once años – dice mi padre insultado.

– ¿Cómo? Olivia ha dicho: «Madre»

– Puede ser que tenga algún problema de memoria, su psiquiatra dijo que cuando Olivia tiene algún miedo, ella olvida las cosas.

– No parece que tenga algún problema de memoria reciente, de todas maneras le pediremos consulta a un psiquiatra.- dice el doctor para tranquilizarlo.

Mi padre entra y se sienta a mi lado, tiene la voz más pausada que cuando hablaba con el galeno, me acaricia suavemente con sus dedos el rostro, la tristeza inunda en sus ojos, me observa destrozado, no sé qué decirle, me siento sucia después de lo que me pasó, sé que es injusto pero, solo tengo ganas de morir, me siento culpable por no haber sido capaz de quitarme la vida de una forma más rápida, estoy confundida, tengo muchos sentimientos encontrados en mi cabeza, por un lado solo quiero ponerle fin a mi sufrimiento y por el otro sé que no puedo abandonar a mi padre y hacerle pasar otra vez por la triste realidad de perder a alguien cercano.

– Hija, puedes hablarme, puedes confiar en mí – dice con los ojos inundados de lágrimas.

– Lo sé, papá – respondo avergonzada

– ¿Por qué lo hiciste? – pregunta

Un silencio abrumador recorre la habitación, él espera mi respuesta, pero cómo le dices a un padre el motivo por el que su hija intentó suicidarse, preguntando más profundo, cómo se lo dices a tu propio padre.

– Papá, yo… no puedo – respondo sin mirarle a los ojos

– Cariño…-

– Por favor, quiero estar sola – pronuncio

Esas palabras suenan vacías, aunque mi padre obedece mi petición, no sé si es realmente lo que quiero, pero sí sé que no es lo que necesito, solo lo dije para evitar responder su pregunta, no quiero estar aquí, no quiero pensar en lo sucedido y lo más real que tengo en este momento, definitivamente no quiero vivir.

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