Seguì sus huellas hasta donde sé perdìa el rastro.Era un lugar venido abajo. Una pequeña casa de adobe de una habitaciòn ubicada allì en lo profundo de aquel bosque plagado de àrboles quemados. Desde que aquello ocurriò, nadie se habìa atrevido jamàs a volver a entrar en ese bosque. O al menos nadie que yo me hubiera enterado y supongo que sí lo han hecho no han vuelto a salir.

La sola idea me hizo temblar el cuerpo pero èste no era el momento de echarme para atrás.Tome todo el valor que pude y girè el pomo de la puerta, estaba cerrada. Me dispuse entonces a buscar una ventana o cualquier puerta alternativa que me permitiera entrar al lugar. De pronto se me hizo un puño el corazòn cuándo escuchè pasos en el interior de la habitaciòn. Corrí a esconderme al lado de la pared, buscando observar si lo que estaba adentro salía hacia afuera.

Y por desgracia salíò. Escuché un gruñido similar al de un perro, luego la puerta se abrió de golpe. Y el hedor a muerte de aquel ser pudo sentirse aún estando al aire libre. Un perro de tamaño humano hecho piel y huesos. Parado sobre sus extremidades excepcionalmente largas , cubierto de cuerpo entero por una pelusa gris mortecina. Quedé paralizado del miedo cuando el animal volteò hacia mi. Todo en su rostro era como el de un perro, ojos amarillentos desorbitados, casi salidos de su cuencas. Podìa verse la oscuridad del infierno a travès de ellos. En su boca podìan verse dos filas de dientes caninos , cubierto de un amarillo que hacia que parecieran de cobre.

Al establecer contacto visual conmigo aullò hacia el cielo despejado del final de la tarde. Fue un aullido horrible, no se parecía en nada al aullido de un perro ni siquiera se parecía en lo absoluto al aullido de un lobo. Era màs bien como el grito desesperado de un ser humano que está siendo descuartizado. Caì de bruces al suelo cuando oì aquel lamento desgarrador, lleno de ira, odio, sed de venganza y otros sentimientos que no se describir.

Acto seguido se acercó hacia mí con sus pies deformes del tamaño del doble de un humano con forma de perro también cubiertos por aquella pelusa gris mortecina que le cubría el resto del cuerpo. Me sentì a punto de morir ahì mismo, el corazòn me daba gigantescos saltos dentro de mi pecho y comenzaba a faltarme el aire en los pulmones.

llegò finalmente hacia mi y me tomó con sus garras putrefactas levantándome violentamente del suelo. me puso cara a cara con él mientras cortaba mi brazo con la cuchilla de sus uñas. Su respiración helada impactó en mi rostro mientras me olisqueaba, yo tenía los ojos cerrados, porque mi mente de diez años no soportaba ver aquella monstruosidad. Las lágrimas caìan como un rio por mis mejillas y no podìa controlar mis sollozos mientras sentía su hocico frío frotarse contra mi cara.

De pronto abrì los ojos, obligándome a mirar. La bestia abriò la boca, del interior de ella surgiò un aliento nauseabundo como un cadáver que lleva varios dìas en descomposiciòn. De pronto, la bestia hablò con una voz sepulcral

  • muy…ven- dijo.

Luego sentí que caía. Aquel ser me habìa arrojado varios metros, luego me dì un golpe duro contra el suelo. El animal se volteó y luego entró de nuevo en la vieja casilla. Me levanté del suelo y corrí de vuelta hacia el pueblo, siguiendo las huellas que me habían llevado hasta allí pero en sentido inverso.

  • muy joven – dijo. Me habìa perdonado la vida.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS