Hoy en la mañana al llegar de la casa de mis padres después de recibir la noche buena en familia, he encontrado a Santa dormido en mi puerta, alguien le había robado la bolsa de regalos y lo habían golpeado; entramos a mi departamento, limpie sus heridas y le invité chocolate caliente, cuando estuvo más recuperado me dice que fue una noche terrible, que todos querían algo, que hay gente que pide 2 o 3 cosas en sus cartas y que hay letras tan ilegibles que ni siquiera se entienden, yo sonrio mientras él me habla; él hace un silencio y me pregunta, – ¿Tú también vas a golpearme?. Me sorprende su pregunta y aunque de niño me trajo un trompo cuando le pedí un carro a control remoto le digo, ¡No Santa, no soy rencoroso, además este año ni siquiera te he escrito una carta, no he tenido mucho tiempo para pensar en lo que realmente quiero!, él busca en sus bolsillos y saca un viejo papel amarillento, me lo entrega y al leerlo me doy cuenta que es una carta que le escribí cuando tenía 7 años, la carta decía: “Querido Santa, este año solo quiero un carro a control remoto y que mis padres vivan cien años”.

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