Fue una dura madrugada,
una dura tarde
una eterna noche
su presencia le bailaba en el alma
lo que a ella no la dejaba descansar.
Era un peso profundo
ya no tener por quien madrugar
no tener a quien organizarle la corbata
ni a quien darle un beso de despedida.
Pero la dama danzaba
lo podía ver
y casi casi
que lo tocaba.
Pudo hacerle de nuevo el amor
aun sabiendo que no existía ya nada de él
pero en cada rincón de su habitación estaba
acosándola y amándola
como si jamás se hubiera ido.
aquella dama
mujer diamante
aprendió así a vivir con él
un amor puro e inexistente.
Sus ojos desviados
siempre lo vieron
y los demás no pudieron
demostrar que no tenía cordura.
Fue imposible para ella ver
que su amor no existía
para ella nunca se fue
y nunca se irá de su mente.
Ahora
del tipo ese
no muchos recuerdan su muerte
solo a la vieja loca
que enamorada sigue de sus ojos ausentes.
-Nicole D Diaz Celeita
OPINIONES Y COMENTARIOS