Locos por las teclas
Otro maravilloso día en la oficina. Aquellos 60 metros cuadrados, tapizados con una moqueta con vida propia (aspirar su hedor provocaba efectos estupefacientes), eran mi día a día. Nada dramático, lo único que debía apoyar el culo en la silla negra y con movilidad de 360 grados y comenzar a teclear con un gesto desesperado....