EL DILEMA.
– Lástima que no haya billetes para maniquíes. ¡Como dice! lo pagaré si hace falta, esté era uno de los requisitos indispensables para coger este tren. Es mi regalo de los enamorados, moví cielo y tierra para mi Amor. – ¿No puede tranquilizarse un momento señor?. Miraremos de colocar el maniquí en otro vagón… Veo...