“Lástima que no haya billetes para maniquíes”, dice mi niña, mientras volamos al Japón.

Algunas modelos aunque son muñecas, con su color perfecto y sus ojos azules de material, saben que viajar es aprender con diferentes banderas.

Con su vestido ajustado y su porte elegante, es la chica perfecta. Su distinción insuperable le hacen sexy, moderna y atractiva, como las jóvenes admirables de las revistas, como ella sueña ser de mayor. Barbie viaja porque es su amiga, la confidente que convierte sueños en realidad.

Como pájaros en el aire, su imaginación vuela en el deseo de convertirse en su muñeca.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS