INSENSIBLES
Lástima que no haya billetes para maniquíes. Así podría hacerme con muchos, muchos, y llenar el barco con ellos. Sentaditos con sus trajes impecables y sus pelucas bien peinadas. Espectadores sonrientes y tranquilos para terminar mis actuaciones sin risitas ni silbidos. Mejor fibra de vidrio coloreada que esa canalla de piel, carne y huesos insensibles...