El río y la ciudad
“Soy un dummie, no un maniquí, imbécil” pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro. Qué bochorno esos coches enloquecidos de la feria, empeñados en romper el muro de los límites de la ciudad. Qué coraje los autómatas maniquíes que los conducen, robots humanoides de última generación. Qué envidia conducir esos prototipos para reverdecer...