SUERTE
Él ya estaría tomándose un daiquiri en el malecón tal y como lo había repetido una y otra vez durante los últimos tiempos. Feliz y satisfecho, disfrutando de aquello que anteriormente sólo había contemplado con envidia en el televisor: el sol y el calor, las largas playas de aguas cristalinas, los puertos llenos de barquitos...