Él ya estaría tomándose un daiquiri en el malecón tal y como lo había repetido una y otra vez durante los últimos tiempos. Feliz y satisfecho, disfrutando de aquello que anteriormente sólo había contemplado con envidia en el televisor: el sol y el calor, las largas playas de aguas cristalinas, los puertos llenos de barquitos y yates y los típicos establecimientos donde encontrar daiquiris, mojitos y caipiriñas. Toda la vida soñando y cuando parecía que nunca iba a ocurrir sucedió …¡ Le tocó el gordo en la lotería!. “ Lástima no haber tenido yo tanta suerte”

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