Descansa en paz
Te regalé una bonita sonrisa de Joker, aún sabiendo que eras invulnerable al sarcasmo. Te dije adiós para mis adentros, consciente de que ni quería ni podía acompañarte en este viaje. No me contestaste. Tu mirada, que siempre se clavaba en un infinito cercano, nunca favoreció nuestra comunicación. La indiferencia siempre fue tu particular forma...