La isla del tesoro
Su barba y su melena expuestas al viento salitroso enmarcaron su triunfante sonrisa. Con su garfio, se apartó el parche del ojo para otear mejor la isla. Con su pata de palo golpeó sobre el puente y su tripulación de malandrines acudió a recibir órdenes. Señaló la dirección y el bergantín, con su bandera negra...