Fuertes
«A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir» me dije al ver su cuerpecito lleno de lodo. A pesar del peso del barro, la pequeñita quería pararse y caminar. La cogí para ayudarla, pero era imposible tenerse en pie. Su agilidad y elegancia estaban enterrados en ese líquido pastoso que se había comido...