Algo se mueve
Lástima que no haya billetes para maniquíes. A mis compañeras y a mí nos apetecía salir de este oscuro almacén, ponernos algo de ropa que tapara nuestro frío y descarnado cuerpo y viajar por ese paraíso subterráneo lleno de seres vivos que leen, escuchan música, duermen y cantan de vagón en vagón. Solo así podríamos...