Dejame en casa 
Viajes encadenados (en 8 semanas)Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro que ya nunca podríamos llegar a París. En ese pequeño trayecto que me pareció eterno, alcanzaste a mirarme con tristeza y me pareció percibir un sutil reclamo «¿Porqué me trajiste? Tan bien que estaba en casa». Mientras intentaba controlar el volante, recordé la primera vez que te vi y como se cruzaron nuestras miradas como presagio de lo que vendría después. Segundos antes de estrellarnos, alcanzaste a subirte a mi regazo. Me pareció escuchar un último reclamo: ¡A quien se le ocurre viajar con su perro en carretera!
club de escritura Fundación Escritura(s)-Fuentetaja
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