¡Qué maldita broma, tan injusta!
Lástima que no haya billetes para maniquíes. ¡Qué maldita broma..!¡Dios! Tenía tantas ganas de llevarte conmigo para no viajar sólo. Reconozco que eres como un aguijón; dueles y haces daño, pero te necesito. A donde voy no habrá maniquíes falsos y vacíos como tú. Con suerte no tendré que llorar más por besos plasticos y...