60 golpes
Cada golpe de minutero resuena como un trueno. Quedan sesenta golpes. Años de espera y ahora no puedo escapar de esas rejas. Ya vienen. Me muestran fotografías. — ¡Sara! — ¿La conoces? Está muerta. Un silencio. Sólo con ella, contemplando la ciudad desde lo alto. Navegó las aguas, saboreó, caminó, sobrevoló y amó todo lo...