borrador
Exponer el alma, sentir la desnudez, ratificar una y otra vez que no es nada mayor a lo que se ha escrito. Pronto será mi turno y seré la alucinada que lanza su alarido. Y grité. Y nadie dijo nada, no hubo bromas ni halagos, solo un apacible consentimiento que espanta. Es hora de huir...