borrador
Una semana de Pascua decidí hacer ayuno solo en casa para curarme de un mal que he olvidado. Lo duro no fue el hambre, ni la soledad, ni el silencio que me retumbaba en la cabeza. Lo difícil era sentirme diferente, excluido, raro. Adelgacé cuatro kilos que no me sobraban y cumplí con mi misión...