¡Mi pueblo querido!
Mis oídos comienzan a escuchar el quiquiriquí del gallo, al rato se siente casi en susurro el pio pio de mi madre que llama a las gallinas para alimentarlas. Comienzo a estirarme dentro de las sabanas y a disfrutar de los aromas matutinos del campo. Me dije a mi misma ¡ya es hora! En un...