Concurso de relatos musicados Fundación Escritura(s), con Bodega Neo, El Náutico de San Vicente do Mar y Talleres de escritura Fuentetaja
Concurso de relatos musicados
Acceso directo a las instrucciones del concurso
12 de julio. Publicación del Acta con el fallo del Jurado
La literatura y la música han querido mirarse a la cara a menudo: Se ha escrito mucho de música (y de instrumentos y de intérpretes) y se han compuesto melodías tomando como referencia poemas o novelas. Están también la ópera y la zarzuela, y más recientemente los musicales, equilibrados los protagonismos de palabras y notas. Se buscan, se asoma la una a la otra, se muestran respeto, se admiran, e intentan prolongar y hacer suyo el efecto que ha conseguido antes la otra disciplina. Como dos lenguajes diferentes, pero con desarrollos similares en los distintos contextos históricos o culturales. Oliver Sacks ha dicho que somos una especie tan lingüística como musical. Las canciones son tan antiguas como el habla. Pero el contacto directo entre ambas artes no ha sido fácil: Conjugar escritura y música, texto y sonidos, a un tiempo, como un solo producto, no ha sido posible (fuera del género dramático) hasta hace muy poco. El escritor o el músico no ha tenido acceso a las herramientas capaces de integrarlas, de ordenar las palabras y las notas para que le lleguen al receptor con el efecto adecuado. Muy valioso sobre todo para la literatura, por esa conexión tan eficaz con los sentimientos, con la emoción, que tiene la música.
El editor de textos del Club de escritura(s) incluye la inserción de audios. La aplicación permite iniciar el texto con la reproducción automática del archivo de audio o requerir del lector su activación si lo considera conveniente. Mientras trabajábamos con los programadores en las novedades de un editor de textos que tenía que ser único, preguntamos a amigos escritores si, de tener sus máquinas de escribir una tecla que les hubiera permitido incorporar sonidos a sus textos, la hubieran usado: nos dijeron todos que sí. Al menos para experimentar, para trabajar o jugar con más elementos. Lo que ponemos ahora al alcance de cualquiera: escribir con sonidos, tan sencillo como subir un archivo. Que podemos probar ahora en una convocatoria, de la mano de nuestros amigos de El Náutico de O Grove y de la Bodega Neo, en la Ribera del Duero, en la que experimentar entre todos esa simbiosis, la carga de la literatura sobre la música y de la música sobre la literatura.
No debería resultarnos un salto demasiado abrupto: No es raro que la música que escuchamos cuando leemos acabe por confundirse con la trama, a veces de forma muy afortunada, incorporando sensaciones y una atmósfera paralela que acoge la historia. Y cuando se escucha de nuevo esa música recordamos de inmediato esa historia que leímos, o al revés: cuando releemos el libro nos viene a la mente la música que escuchábamos entonces, como si desde ese encuentro casual la asociación se hubiera vuelto indisociable en nuestra mente. O también cuando escribimos: la música que oímos puede darnos el tono y el ritmo a la escritura, muchas veces incluso sin darnos cuenta. Como encuentros fortuitos que funcionan como serendipias (dice Sacks que no controlamos ni invocamos a nuestro antojo la mayor parte de nuestra imaginería musical). Pero que también pueden ser intencionados, trabajados por el autor para darle un efecto determinado a su obra, como en Cartas de amor y de guerra, un experimento formal de 2009 (que puedes ver completo aquí) en el que el tono del narrador lo anticipan los primeros textos en la pantalla con la música de Brian Eno.
Ese poder evocador e intensificador de la música afecta a cualquier vivencia, a cualquier experiencia, no solo las artísticas: Los enamorados, pasado el tiempo, se emocionan de nuevo con las canciones que oyeron con más frecuencia en su noviazgo. Los deportistas necesitan de la música para motivarse en sus entrenamientos. Los niños aprenden cantando, porque la rima y el metro les dan un buen patrón mnemotécnico. Y en el trabajo, para coordinarse varias personas, en el pasado se ha usado también la música. Con una finalidad también social, para construir comunidad, cuando todos cantaban juntos y la música no era una actividad profesional que la mayoría solo escucha. Pero cuando se le suma la música a otra expresión artística ese híbrido consigue un impacto único. Como si intentara incitar las sinestesias, cruzados los sentidos. “La inexpresable profundidad de la música”, escribió Schopenhauer. El cine lo ha sabido desde el principio: De hecho algunas bandas sonoras han sido quienes han tirado de sus películas. También muchas performances actuales. Pero, en el origen de la literatura misma, también la poesía, con su aspecto hecho de palabras, es ante todo música, con su rima y su ritmo con más peso en el poema que su significado. Si la Ilíada y la Odisea podían ser recitadas completas es porque tenían una melodía y una prosodia. A lo largo de su historia, la literatura ha sido casi siempre oral (y cantada): trabajo de trovadores, con la autoría menos definida o menos ensalzada que ahora.
Un par de ejemplos
La música nace atada a la danza, para ensalzar ciertos valores morales y normas con los que organizar la comunidad. Muy cerca de lo sagrado y lo litúrgico. Pero con el tiempo debe responder también a una nueva necesidad: expresar sentimientos, trasmitir experiencias, lo que la obliga a enriquecer melodía y letra. Queda esa finalidad didáctica, pero en un segundo plano, priorizada ahora la expresión de emociones.
Los casos son muchos, pero en el cabo de esta historia trazada con las relaciones de la literatura con la música, tenemos, por ejemplo, la música que le puso a Lorca Leonard Cohen, con “Take the waltz”
Una alianza a la que se suma luego Enrique Morente, con la música de Cohen pero la letra recuperada del mismo Lorca
https://www.youtube.com/watch?v=gqwjjgDIkfE&nohtml5=False
Cómo participar
1. El relato debe incorporar al menos una composición musical. Junto a esta, caben con el texto, fotografías y vídeos para darle a la obra una estructura narrativa.
2. La extensión máxima del audio (o de la suma de audios) es 7 minutos, y del texto 1.000 palabras. La obra puede contener también un máximo de 10 imágenes.
3. Se admiten también sonidos (si la obra resuelve satisfactoriamente un experimento formal que trence texto con sonidos). Se puede usar la voz, pero se debe incluir algún tipo de sonido más.
4. La obra puede ser colectiva: el usuario puede abordar una creación en común con un compositor o músico o con un escritor. En ese caso, debe añadir al final el nombre del coautor o coautores. En caso de ser premiada, a efectos legales, el premio lo recibirá el usuario que haya subido la obra.
5. Si la música no es original, es obligatorio añadir al final de la obra una ficha técnica con la música utilizada: autor, título, y álbum y casa editorial (en caso de haber sido editado).
6. La convocatoria comienza el 21 de marzo y el plazo de admisión de originales abarca hasta el 29 de mayo. El periodo para las votaciones será del 30 de mayo al 19 de junio. El fallo del jurado se anunciará el 7 de julio (los plazos han sido ampliados).
7. Para poder acceder a los premios será necesario haber puntuado un mínimo de 10 obras en el periodo de votaciones. El club es un espacio para ser leído (y escuchado) y comentado, pero también para leer y comentar las obras de otros.
El pacto ético: puntuar a los demás significa leerlos y comentarlos
En el periodo de votación popular cada votante debe puntuar un mínimo de 10 obras (y, en la medida de lo posible, comentarlas) y un máximo de 15 obras. No se contabilizarán votaciones inferiores a 10.
Para optar a los premios es necesario que el participante haya votado ese mínimo de 10 obras. Los comentarios deben ser estrictamente literarios. Es nuestro pacto ético.
Un jurado compuesto por miembros de Talleres de escritura Fuentetaja será el encargado de otorgar el primer premio entre las 50 obras más votadas por los usuarios del Club. Excepcionalmente, si percibiera que una obra de indudable valor artístico ha quedado fuera de esa selección, podría incorporarla a los finalistas y premiarla.
En estos enlaces puedes consultar las Condiciones generales de las convocatorias del Club de escritura.
Tenemos también un documento donde se reúnen las respuestas a las preguntas más frecuentes.
Podéis verlo completo aquí, con un índice para visionar el tema concreto que te interese
Nuestros colaboradores
Bodegas Neo, en la denominación de origen Ribera de Duero, en el pueblo burgalés de Castrillo de la Vega, es una bodega es joven y diferente, tanto por su arquitectura como por su forma de entender el mundo. Además tienen un estudio de música dentro donde graban muchos grupos. Mondoneo es la parte solidaria de la bodega, y a través de conciertos y otras actividades promocionan la cultura del vino y colaboran en proyectos humanitarios.
El Náutico de San Vicente do Mar, en O Grove, Pontevedra, es un bar de playa al que llaman el refugio de los músicos. Miguel, su propietario, cuida a los músicos que han ido llegando allí a lo largo de los años por el boca a boca: los aloja en la pensión de María y les prepara paellas que comen junto al resto del personal del Náutico. Les hace sentir en casa. Han pasado por ahí Kiko Veneno, Santiago Auserón, Marlango, Xoel López, Iván Ferreiro, Leiva, Jorge Drexler, Coque Malla, Vetusta Morla, Love of Lesbian, entre otros.
De la música a la escritura, de la escritura a la música: un taller de Iosi Havilio
En coordinación con este concurso, os proponemos, junto a Talleres de escritura creativa Fuentetaja, un taller que coordinará el autor argentino Iosi Havilio entre abril y junio de este 2022, a través de zoom. Escribe Iosi:
Dando vuelta el impulso que fundó la música programática, aquel movimiento donde la composición surgía de un texto que era “transcripto” a una versión musical, este taller propone partir de la exploración de un campo sonoro para trabajar universos literarios y reflexionar sobre la construcción de los mismos. La idea es pensar y experimentar la participación de distintos lenguajes que forman parte de un mismo mundo cuyo anclaje es anterior y simultáneo a la escritura.
Tenéis toda la información en este enlace.
* Imágenes de la portada: La Keaton Music Typewriter, patentada en 1936, y parte de la escultura de Jaume Plensa «Invisibles».
RECOMPENSAS Y PREMIOS
Un primer premio a una obra elegida por el jurado
- 500 euros en metálico aportados por Bodegas Neo
- Experiencia inmersiva en El Náutico (O Grove, Pontevedra) para dos personas: durante un fin de semana comidas y acceso a conciertos y a camerinos de los artistas*
- Visita guiada con cata de vinos a la bodega Neo (D.O. Ribera de Duero)**
* Las fechas de esa experiencia inmersiva la acordará el premiado con la gerencia de El Náutico. El premiado no podrá comercializar con el premio, pero sí cederlo a una tercera persona.
** Las fechas de la visita guiada la acordará el premiado con la gerencia de Bodegas Neo. El premiado no podrá comercializar con el premio, pero sí cederlo a una tercera persona.
Premio al autor más votado por los miembros del Club
Videotaller «Escritura analógica» de Agustín Fernández Mallo
Premio al lector más destacado
Videotaller «Escribir los sentidos» de Cristina Sánchez-Andrade
Premio a los 20 finalistas elegidos por los miembros del Club
Publicación de su obra en un libro electrónico colectivo
GANADORES:
En Madrid, a 7 de julio de 2022
La primera edición del concurso de relatos musicados, convocada por Bodegas Neo, El Naútico (O Grove) y la Fundación Escritura(s), ha reunido 124 participaciones que han recibido 6452 votos y 20.326 lecturas (a 6 de julio).
Primer premio
Dotado con:
- 500 euros en metálico aportados por Bodegas Neo
- Experiencia inmersiva en El Náutico (O Grove, Pontevedra) para dos personas: durante un fin de semana comidas y acceso a conciertos y a camerinos de los artistas
- Visita guiada con cata de vinos a la bodega Neo (D.O. Ribera de Duero)
Myriam Buñuales Ugalde, por Dos Xibecas y un paquete de Fortuna
Esta propuesta arranca con un muy buen título que nos remite de inmediato a una época. De hecho la autora se revela como una gran creadora de ambientes y personajes. Con un lenguaje coloquial y auténtico nos transporta en el tiempo a ese barrio humilde y podríamos escuchar la música que ha elegido para acompañar al texto incluso sin que hubiera incluido audio.
Los relatos musicados finalistas
Pilar Daniel i Gubert, por DUERMEVELA
Se trata de una pieza muy buena y muy completa en la que el lirismo del texto y la sencillez de la música (obra de la autora) parecen mecernos, atrapando maravillosamente la esencia del sueño y de ese estado tan creativo de la duermevela. La imagen, sutil y altamente evocadora, acompaña perfectamente esas sensaciones.
Inés Fonseca, por Fragmentos de un diario
Tiene, en esta propuesta, gran mérito tanto la composición como la fantástica interpretación de la canción Piénsame, que encaja perfectamente con las emociones que describe la protagonista en su diario de un tiempo de guerra y soledad. Se podría decir que compiten en calidad el propio texto del relato y la letra de la canción, es difícil saber cual de los dos tiene más peso en esta delicada y a la vez potente propuesta.
Únicamente convendría revisar algún laísmo.
Elisa Rivero, por Solsticio
Exquisita forma de narrar, componiendo un precioso cuento en el que se mezclan mitos griegos e ibéricos. La combinación con la música celta, tan evocadora y primitiva, es perfecta y consigue transmitir una emoción muy auténtica.
Ignacio C. Sierra, por El himno nacional
Este inquietante relato se sirve con maestría de varias de las posibilidades narrativas (texto, música, dicción) que se ofrecían en la convocatoria. La música genera la atmósfera perfecta y el texto dosifica magistralmente la información generando angustia y a la vez intriga. El ritmo que nos va marcando el propio autor, a través de marcas de tiempo y velocidad, se convierte en otro elemento narrativo más que nos ayuda a ir desenmarañando la historia hasta llegar a la terrible conclusión que nos muestra, una vez más, la guerra como el más inhumano de los horrores.
Mario Ferreira, por La cometa
Preciosa historia de infancia revisitada. La narración es limpia y eficaz, la música (de la que también es creador el autor) es evocadora y todo el conjunto consigue transmitir la emoción auténtica de un niño. La excelente dicción contribuye al ambiente musical de la pieza y el final podría interpretarse como una metáfora, la posibilidad de volverse a encontrar con el niño que fue.
Sara Morató Rubio, por El fin del mundo con R.E.M.
Con la magnífica canción de R.E.M. como inspiración y muy en la línea de las distopías cada vez más verosímiles de estos tiempos que vivimos, la autora va hilvanado una historia muy creíble, a pesar de lo disparatado que pudiera parecernos en un principio el argumento. Y lo consigue gracias a un lenguaje sencillo y trufado de humor que compone una historia bien resuelta.
Mario Requejo Rodríguez , por De entre la lluvia
Esta original historia de terror cuenta como aliada con la voz susurrada e inquietante de Billie Eilish, con la que empasta a la perfección tanto por atmósfera como por la letra misma de la canción Bury a friend (Entierra a un amigo).
La prosa, exquisita, poética y precisa a la vez, genera un ambiente de tensión que se mantiene hasta el final para desvelarnos secretos de familia sepultados.
Muy bien utilizados también los sonidos de la lluvia y la tormenta como elementos teatrales e incluso musicales.
Walter.Burgos, por Mi fiesta de la cuarta pared
Propuesta valiente de composición musical, de muy buen nivel a nuestro entender, entremezclada con texto.
Como un Segismundo moderno, y con ritmos urbanos actuales próximos al Trap, compone una historia de confusión entre lo real y lo ficticio, inducida así mismo por la propia dinámica de la noche y la fiesta, mezclando distintas voces y puntos de vista.
Muy buena producción.
Premio al autor más votado
Dotado con el videotaller «Escritura analógica» de Agustín Fernández Mallo
Caballo blanco, con Frágil
Ha obtenido 192 votos, y, a 6 de julio, 406 lecturas y 69 comentarios.
Premio al mejor lector
Dotado con el videotaller «Escribir los sentidos» de Cristina Sánchez-Andrade