El eslabón
Juana no era una mujer normal. Tenía más de cincuenta años y una misión en este mundo: acabar con las injusticias, ayudar a la gente a despertar; hacerlo más bello. Cogió el autobús a su hora y, como siempre, trataba de crear conciencia. Los pasajeros habituales ya sabían lo que había, y que lo único...