El hastío
Empezaron a caminar por una senda empinada, a la orilla florecían árboles grandes y pequeños. Antes de dar el siguiente paso, bajó la cabeza, tomó con sus manos la punta de las cintas empolvadas que se habían desatado. ¡Qué fácil se desatan las cosas y por sí solas! De reojo la miró, ella observaba con...