Seguir soñando
-Para que lo sepas, tu abuela y yo… nos movíamos mucho. ¡Casi hasta el fin del mundo! Ella lo conocía… Me hablaba de sus playas paradisíacas y de las mágicas puestas de sol. Del naranja… Del rojo mezclado con el alma transparente del agua. De lo desconcertante y conmovedor del aire… De lo fascinante del...