Signos
La turgencia de sus pechos me dijeron que estoy vivo. Y en el cáliz de su encuentro fui bebiendo de su río. Ella cabalgó a destajo por mis valles y caminos, mientras que yo, embelesado, la observaba embravecido. Cuando todo terminaba nuevos vientos la mecían. Y en el enredo infinito de su calor y mi...