Zapatillas rosas.
Aunque no lo creas, sigo sentada en el mismo banco viéndote jugar. En ese trocito de madera que está al lado de la portería, decorado con pintadas de amor y firmas sin identidad, de jóvenes enamorados que quisieron dejar su pequeña huella en el tiempo. Su pequeña parcela de eternidad. Sigo viéndote jugar, y desde...