De noche
Papá, ¿tú no tienes frío? decía cada noche Clara, toda ojos, atisbando en la oscuridad. Él la abrazaba hasta que se quedaba dormida y nunca le confesaba que sí tenía frío. A pesar de que la humedad del suelo se le colaba en los huesos a través de los cartones. Le daba calor con su...