Un retiro endiablado
Los magistrados esperaban la llegada del litigador. Eran viejos demonios, alejados del ejercicio de su actividad hacía siglos, pero mantenían la confianza del Señor de las Tinieblas para dirimir asuntos de índole administrativa. La notoriedad del interesado atrajo a un público variopinto; entre el gentío destacaban las bellas vampiras que conversaban preocupadamente con harapientos sirvientes,...