ANSIAS DE VOLVER
Anochecía en sus ojos claros, apoyada en esa rueda de metal que la aislaba de la estación de la vida. Marchaba con frenesí el tren de incesantes ruidos. . . ella marchaba también. Anochecía en sus ojos claros y anochecía también el día. Subió un nuevo pasajero, la miró, y le pidió permiso para sentarse...