Sitzwache
Ya no siento angustia. No puedo sentirla ya. No de veintidós a ocho de la mañana. Se ha ido la tos nerviosa y con ella su hermana la nausea que me causan los primeros días de deambulación extranjera con el corazón reincidentemente roto, la lengua inútil y el intelecto podrido por la incomunicación. Respiro tranquilo....