Gordolfo Gelatino
Aún siento añoranzas de mi pueblo querido. La jornada de hoy fue larga, más que de costumbre. A estas horas ya debía de estar durmiendo, pues mañana tengo que madrugar; me espera un día muy pesado, pero, ¿qué podía hacer? ¿Dejar que el Juan se desangrara mientras yo veía que todo su pantalón se teñía de rojo...