La casa azul de Albarracín
Alejandra, Alejandra, señora y dueña mía: te contaré la historia de mi casa, de mi calle y mi pueblo. Y si eso no te vale para amarlas, inventaré leyendas sobre el añil que pinta sus paredes y los geranios que cuelgan de sus rejas. Tú serás la princesa de un pueblo de Jaén, yo pastor...