Esperanza
Aterricé renqueante en el que ahora es mi barrio, con el cuerpo y el alma, heridos. Con esclerosis múltiple y jubilada por incapacidad en plena madurez, llegué a mi nueva casa, y fui conociendo a mis vecinos, entre ellos a Esperanza. El barrio, construido en los años setenta tenía una población envejecida y, por ende,...