ALMAS PRENDIDAS, ALMAS PERDIDAS
Era tan inocente que, aunque se llamaba Antonio, todos lo conocían por Tonti, diminutivo mutilado para dulcificar el diagnóstico emitido por la sabiduría callejera de los chavales del barrio. Barrio inclasificable donde convivían obreros, funcionarios, comerciantes, excombatientes, putas y chiquillos…muchos chiquillos, que jugaban a atacar a Antonio profiriendo aquel mote descorazonador: ¡Tooonti, Tooonti, Tooonti!… Pero...