Una vida y mil gracias.-
Caminaba despacio, calle abajo, la gente que pasaba junto a él estaba borrosa, era un día ligero, ni calor ni frio, ni ilusión ni miedo, solo buscaba algo de comer y un asiento en el que descansar, pues las horas de camino le agotaban. Le dejaban lacio y mantenía su mente en blanco casi la...