¡Ya somos una familia!

¡Ya somos una familia!

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03/08/2013

Una historia ficticia basada en muchas historias reales.

Esta es la resumida y  breve historia de la vidas de Amalia y José. Ambos lugareños de la población de Alhabia en la provincia de Almería.

Amalia, era la mayor de dos hermanas, e hija de una costurera viuda y humilde, conocida por su minuciosa labor en toda la comarca. Amalia dejó sus estudios a los 15 años, para entregarse al mundo laboral como empleada de hogar de lunes a sábado y de pueblo en pueblo, para ayudar a su madre a pagar los estudios de su hermana pequeña y así hacer más llevadero el papel de padre y madre que desempeñaba ésta.

José, al igual que Amalia era el mayor de dos hermanos. Hijo de un honrado cartero, también conocido en todos los pueblos del lugar. Hijo de una frutera, de la pequeña plaza central del pueblo de Alhabia. Y albañil desde los 18 años, cuando acabó el instituto y empujado por la vida precaria en el pueblo, decidió que ya era hora de aportar algo a la economía familiar y además, ir ahorrando poco a poco para el “día de mañana”.

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Año 2005.

Amalia de 28 y José de 30, tras llevar 8 años de noviazgo y con un bebé en camino, ¡por fin se casan! Y se trasladan a la capital del país: “Madrid”, para emprender un nuevo futuro juntos, alejados de su querido pero a la vez aburrido y decadente pueblo natal. Pero no se van a la gran capital con las “manos vacías”…no!! La empresa de José, en crecimiento, está construyendo una urbanización de 5000 viviendas….y otros tantos proyectos más en el gran corazón de la península…. José y sus compañeros de trabajo tienen el empleo asegurado de por vida……

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…..A Amalia le recorrió un extraño escalofrío por todo el cuerpo, una sensación pesimista y una gran gota de sudor que resbalaba por su columna vertebral, al entrar a su nuevo piso. Creyó que tales sensaciones serían fruto de su embarazo y que sería algo pasajero. El nuevo hogar tenía 80 metros cuadrados y se encontraba en un nuevo barrio a las afueras del centro, el cual se preveía en gran desarrollo, pues a escasos metros de su bloque se estaba construyendo una escuela de primaria, y dos manzanas más abajo, un centro comercial, y en dirección norte, una larga avenida principal con restaurantes, cafeterías y hasta un Hotel!!

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Para ambos la vida pasaba deprisa: nueva casa y mucho trabajo para José. En poco tiempo sus sueños se van haciendo realidad, todo son alegrías…..y llega Jorge, el esperado hijo… José y Amalia no caben en sí mismos…..Amalia le dice a su esposo llena de júbilo:        ¡Ya somos una familia!….A José no se le borrará jamás esas palabras de su mente, dichas por su querida y joven esposa quien reflejaba una expresión sumamente llena de satisfacción.

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Año 2008.

Estalla la crisis económica en España, estalla la economía en los mercados, estallan los créditos de los bancos, estalla el sistema político, estalla la paciencia de los ciudadanos…… Las empresas de construcción son las primeras en caer, en declararse insolventes, en despedir en un primer lugar al 50% de la plantilla y en un segundo lugar al resto de trabajadores……..

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……..Tres años de alegrías y buena suerte habían transcurrido desde que Amalia y José habían llegado a Madrid, tres años desde que naciese el pequeño Jorge, tres años en los que habían construido un nuevo hogar hermoso y próspero….Incluso Amalia, ya acomodada a la vida en la ciudad, decide retomar sus estudios que un día tuvo que abandonar, y mientras el pequeño Jorge se encuentra en la guardería, ella asiste a una academia donde se dan clases para adultos para la obtención del título de secundaria; ella quería crecer al igual que lo hacía la sociedad. Se veía en sus sueños dando clases como la propia profesora que le daba a ella. Sin saber que el mundo se truncaba  a su alrededor.

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……..Aquel día, Amalia había despertado con un terrible dolor de cabeza, había tenido una espeluznante pesadilla en la que veía sangre y más sangre…..

……Miró el reloj, eran las 13:45; faltaban sólo quince minutos para escuchar el tintineo de las llaves de su amado esposo, atravesando la cerradura de la puerta principal de casa.….De repente, al asomarse a través de la cortina blanca del vano de la cocina, le vino a la mente el recuerdo de la sensación misteriosa que tuvo, hacía ya tres años antes, al pisar por vez primera el suelo de su hogar, tuvo un mal presentimiento y de nuevo se apoderadaba de ella aquel extraño escalofrío, aquella sensación negativa y aquella gran gota de sudor por su espalda……

José vuelve a casa con la triste noticia de su despido……

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……En los primeros meses, tras comenzar José a cobrar el subsidio por desempleo, habían marchado con normalidad. Pero una mañana al despertar, José comienza a encontrarse agobiado, porque veía que el tiempo pasaba muy deprisa y él no había tenido ni siquiera una entrevista de trabajo. Se le retorcía en el estómago una sensación de pesar y angustia y decide como día sí, día no, salir a la calle en busca de un honrado empleo. José no tenía estudios superiores, ni carrera, ni hablaba idiomas….ni experiencia en otro oficio que el que no fuese de albañil, pero no cesaba en su empeño; dejaba curriculums en cualquier establecimiento: bares, cafeterías, supermercados, kioscos de prensa….en lo que fuese…..Él sólo pensaba en su familia, en su querida y guapa esposa y en el pequeño Jorge que pronto dejaría la guardería para ir al colegio…….

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Amalia que ya había superado el examen de la secundaria, había decidido seguir progresando y ahora perfeccionaba el  inglés….Pero tiene que abandonar las clases de idiomas. Empiezan a recortar en gastos….-“Nada de clases, los caprichos fuera!!!!!” Le dijo su esposo en una de sus disputas….…..Llegan los problemas, llegan las primeras discusiones en el agraciado hogar…..

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Año 2011.

Ya se ha agotado la prestación por desempleo y….. ¿ahora qué vamos a hacer? Se pregunta la pareja llena de pesar, temor y desesperación. Tenemos que pagar la hipoteca, comer y vestirnos Dios mío!!!!

No pueden más, y como un niño pequeño al que su madre ha castigado por no traer buenas notas y encerrado en su habitación rompe a llorar, Amalia y José se funden en un abrazo amargo lleno de dolor e impotencia inundado de lágrimas……

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Dos años y medio sin trabajar lleva José….buscando día tras día un puesto de trabajo y nada. La construcción ha caído en picado y es imposible dedicarse a ello; y para los demás empleos se requiere experiencia, estudios, idiomas y un sinfín de requerimientos que José no tiene….

….El bonito piso, decorado con cariño por el matrimonio, es puesto en venta. Los clientes vienen y van pero nadie se decide a comprarlo…..

…..Varios meses más tarde, se agotan los escasos ahorros que con mucho esfuerzo había guardado la familia…..El banco de alimentos es su única ayuda, cada 20 días reciben un paquete de comida lleno de legumbres, leche, aceite, pasta, arroz y algún alimento más….

….Poco tiempo después llegan las notificaciones y llamadas telefónicas del banco, éste no se hace responsable de la hipoteca de José y Amalia, e insiste en que la familia pague lo que debe….Amalia y José se presentan en la sucursal: -“No podemos pagar, no tenemos nada, no cobramos ninguna compensación económica y comemos gracias a muchas personas que ofrecen alimentos a familias en la misma situación que la nuestra!!!!”

…..Pero el banco insiste una y otra vez, presiona y amenaza con un desahucio. Hasta que la amenaza se cumple….La floreciente familia que un día llegó a Madrid con un futuro anunciado casi perfecto, tiene que abandonar su feliz hogar porque ese futuro maravilloso se ha convertido en una terrible congoja de la que es imposible despertar….¿Abandonan su humilde hogar? No!! Los echan y con la vergonzosa condición de que deben seguir pagando lo que deben. ¿Cómo es esto posible Dios mío? Se preguntan una y otra vez, ¿cómo pueden repudiarnos, excluirnos y discriminarnos  por la fuerza?

Año 2012.

Se vuelven a su pueblo natal llenos de pena y dolor, con una mano por delante y otra por detrás y vacías….El día que dejan el edificio, en el portal,  se encuentran algunos vecinos para despedirlos con algunas palabras de apoyo, con besos y abrazos y con alguna que otra lágrima. Fuera del portal, conocidos del barrio repiten las acciones de los vecinos, todo se convierte en un triste lamento…..

“¿Cómo habían llegado a esa situación?¿Cómo habían llegado de ser una familia de clase media en progreso a ser una familia pobre?”  ……………..

La familia de José los acoge,  siendo prácticamente la única familia que les queda. La madre de Amalia, la costurera, hacía año y medio que había fallecido de forma repentina una tarde que descansaba en su mecedora preferida junto al fuego de su hogar y su hermana menor ahora trabajaba, por unos pocos euros para subsistir, como dependienta por la tardes en una zapatería y estudiaba a la vez en la capital de Almería.

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José llevaba un par de semanas muy raro, no terminaba de adaptarse de nuevo, con su mujer e hijo, a la casa que lo vió nacer, crecer y marcharse .… Estaba muy deprimido, apenas probaba bocado, se había quedado flaco como un galgo, padecía insomnio y se mostraba distante con sus padres, hermano, mujer e hijo. Amalia intentaba consolarlo y a pesar del decaimiento que ella tenía también,  siempre le mostraba una dulce sonrisa y unas palabras de ánimo; pero la reacción de José no era la esperada, sino, un grito brusco y un portazo a través del cual se marchaba un par de horas sin decir ni dónde ni cuándo volvería….Había algo en su mente que le rondaba y como hombre reservado que era no quería contarlo a nadie.

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Para Amalia volvió esa pesadilla llena de sangre y más sangre que tuvo el día que llegó José con la noticia de su despido. No sabía por qué cada vez que cogía el sueño profundo se le manchaba de esa manera. Se despertaba sudorosa y con lágrimas en sus ojos, al rato volvía a dormir….. Ella la atribuía a los problemas…..

…..Una mañana, esa maldita pesadilla fue tan intensa que la hizo levantar de la cama de un salto. Ya estaba amaneciendo. Recorrió el dormitorio con sus ojos impregnados de lágrimas. A su izquierda entraban los primeros rayos de luz por entre los huecos de la persiana. A su derecha, palpó el vacío, caliente aún, que había dejado su marido… “¿Qué extraño? Se ha levantado José y no me ha dicho nada,  ni siquiera el suave beso que me da todas las mañanas antes de irse a la cocina para preparar el desayuno, no habrá tenido muy buena noche” –se dijo para sí Amalia- Y se dispuso a levantarse cuando en su mesita se encontró una nota que le había dejado su esposo en la que decía: “No he pegado ojo en toda la noche, así que hoy me he levantado más temprano de lo habitual, salgo a dar un paseo amor mío. Tu esposo que te quiere.” Seguido de una frase: “¡ Ya somos una familia!”

…..”¿Qué quería decir con esa incógnita frase?” – “¡Ya somos una familia!”- Se quedó sentada algunos minutos al borde de la cama, pensando medio adormilada. De repente le vino esas palabras a la mente, sí, las recordaba perfectamente, pero habían salido de sus labios aquel día que nació Jorge, las dijo ella llena de emoción y amor, sí, ahora las recordaba con una sensación plácida, y diciéndose que su marido tenía muy buena memoria el recordar las palabras exactas que salieron de su boca. Se tumbó de nuevo para hacer tiempo mientras que su marido volvía, pero ya no tenía sueño, cerró los ojos intentado recordar todos los detalles de aquel maravilloso día en que nació su pequeño. De pronto apareció, de nuevo, la detestable pesadilla, pero esta vez ella estaba despierta, sólo había entornado los ojos y otra vez todo se tornaba de rojo; era sangre sí, la veía claramente…..Saltó de nuevo de la cama…..

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José como cada vez que se encontraba mal, había salido a pasear, a despejar su mente por aquellos bonitos parajes, alrededor de su pueblo, los que había recorrido jugando cuando era pequeño…Pero esta vez, iba más trastornado de lo normal, iba a pie por la carretera convencional, sin rumbo alguno, deambulando en un estado de confusión, aturdido y mareado. Llevaba más de tres horas andando hasta que llegó a Gádor, pueblo que se situaba a unos 12km más o menos de distancia del suyo. A mitad del pueblo de Gádor, atravesaba una línea ferroviaria. José al llegar al paso de la vía hizo un alto en su caminata y se quedó parado allí esperando ver aparecer el próximo tren…

Era Domingo y pocas personas se veían por la calles. Los ancianos más madrugadores se encontraban en la plaza del pueblo; y otros pocos habían madrugado para trabajar en el campo. Nadie pudo ver, ni detener la desgracia que iba a acontecer en el aquel lugar….

Ya se acercaba el tren, se escuchaba indudablemente….El convoy ya estaba a escasos metros de él, José en su estado de desesperanza, desidia e indiferencia, no se lo pensó dos veces, se arrojó a las vías viendo la cara de horror y espanto del maquinista, quien no preveía tremendo suceso y no pudiendo reducir la velocidad del ferrocarril a tiempo…..

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Amalia ya supo a qué se debía la sangre de sus horripilantes pesadillas.

……………

“La vida de muchas familias, por desgracia, se convierte de la noche al día en una horrenda incertidumbre, en la que en algunos casos todo se vuelve tan turbio que es imposible de ver la puerta en la que se nos indica la salida, tomando a veces, la puerta equivocada que nos lleva al camino más rápido y corto, para acabar con las dificultades…”

Por Eva Castillo González.

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