Montserrat y el Santo Grial
Tocaron completas en el monasterio y los cánticos Gregorianos, llenaron el silencio con sus plegarias. Hemis, dejó lo que sería su último trabajo en la biblioteca y salió al patio. La noche amanecía con todo su esplendor. Las estrellas, poco a poco, iban germinando el cielo como flores de un mágico jardín. Las siluetas rocosas...